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Francisco y un paseo solitario

  • El almeriense, que podrá entrenar, quedó seriamente tocado por la falta de respuestas en sus primeros 15 días en el club

  • Su equipo, sin contrato

Francisco, cariacontecido y solitario, juega con un balón durante el entrenamiento de ayer.

Francisco, cariacontecido y solitario, juega con un balón durante el entrenamiento de ayer. / jordi vidal

Nada salió como esperaba, y sólo 35 días después de ser anunciado -29 desde su presentación-, Francisco volvió a tomar el camino de vuelta a Almería junto a su cuerpo técnico, que seguía sin contrato a estas alturas, y viviendo aún como él en un hotel. Allí rumió sus penas y sus frustraciones durante gran parte de un mes de julio que en su primera quincena sembró el final abrupto que se produjo ayer con su desvinculación del Córdoba. Y allí recibió el cariño de una plantilla a la que se ganó con trabajo y respeto desde el primer día, que jugó todas sus bazas hasta la medianoche del miércoles para que reconsiderara su marcha, sin éxito, y que en buen número ayer pasó a decirle adiós y desearle suerte futura.

Pero seguro que no la necesitará, porque Francisco es de esos entrenadores con mayúsculas, construídos a sí mismos, que no diferencia entre profesionales y sabe que el esfuerzo es el camino más corto hacia la gloria. Por eso, por cómo es, ayer dirigió un último entrenamiento que nunca tenía que haberse celebrado. Porque su dimisión llegó un día antes. Pero nadie le llamó para evitarle un mal trago que la plantilla intentó sofocar, pues fue antes de la sesión cuando se despidió de un grupo que impidió que se fuera antes y se marchó a casa muy tocado. Es por eso que lo que se vio en la Ciudad Deportiva no tuvo nada que ver con su método, con sus ideales, esos que plasmó durante las semanas previas; una faena de aliño, ya que ni él ni nadie disfrutó de eso.

Luego tuvo la reunión definitiva, cerró su marcha, y ya por la tarde regresó al estadio para recoger sus pertenencias y poner rumbo a Almería. Allí esperará otra oportunidad, porque al no estar inscrito podrá entrenar aún este curso. Incluso en un verano que no olvidará, que empezó torcido. Los primeros 15 días, la imposibilidad de hablar con la anterior dirección deportiva y tomar decisiones sobre la planificación, incluso de los amistosos -qué menos-, lo mataron. Porque lo del límite y no poder fichar acabó siendo lo de menos, pues tendrá solución. El desgaste venía de antes. Y Francisco se fue, triste por no haber podido empezar un proyecto que entendió ilusionante y se torció pronto; seguro de que el club se levantará; íntegro y honesto por no haber seguido para esperar el despido y el finiquito, y liberado. Suerte, míster.

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