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Francisco no aguanta más

  • El entrenador almeriense pone más en duda que nunca su continuidad al frente del proyecto ante la falta de respuestas del club

  • A menos de tres semanas del inicio liguero, todo es caótico

Francisco dialoga con Jesús León, en el transcurso del primer entrenamiento de la plantilla.

Francisco dialoga con Jesús León, en el transcurso del primer entrenamiento de la plantilla. / juan ayala

Francisco Rodríguez no aguanta más. Harto, cansado de promesas incumplidas y regates de la cúpula directiva a sus peticiones, y con un proyecto que nada tiene que ver con el que le vendieron durante el mes de junio, el preparador almeriense ha puesto más en duda que nunca su continuidad como jefe del vestuario del Córdoba. No es la primera vez que se lo plantea, aunque hace semanas el buen grupo que se ha encontrado, su apuesta personal por hacer algo grande en blanco y verde, y la voluntad expresa del presidente por hallar una solución pronta al problema del límite salarial que tiene a la entidad atada de pies y manos frenaron ese primer amago de renuncia que hoy tiene más visos de convertirse en realidad... porque todo sigue igual que entonces y las relaciones ya han empezado a deteriorarse. Sería una señal más del caos en el que vive una entidad que se quedaría sin entrenador a menos de tres semanas de su estreno liguero, aunque los primeros nombres, con José Ramón Sandoval a la cabeza, ya han empezado a ser deslizados para apaciguar la crisis.

Porque por mucha tranquilidad que se pida desde El Arcángel, la realidad del Córdoba a día de hoy es para echarse a temblar. Quizás cambie el viento de repente y todo se solucione, pero los destrozos que ha dejado el mes de julio tendrán difícil arreglo. El primero y principal, la relación de Francisco con la propiedad. Lejos ha quedado aquella etapa en la que todo eran alabanzas hacia la figura del entrenador, el elegido para arrancar un nuevo proyecto desde cero por delante del héroe Sandoval. El tiempo de aparente inacción en las oficinas del club ha provocado un desgaste en ambas partes que ya ha tenido escenificación pública... y privada.

El buen grupo existente y su apuesta personal ya frenaron un primer amago de renunciaFrancisco suspendió la sesión de la tarde no por el calor, sino por la falta de futbolistas

La crisis comenzó cuando saltó a la luz el problema con el límite salarial y la imposibilidad de realizar incorporaciones en el mercado. No sólo eso, sino tan siquiera inscribir a profesionales que ya están como Edu Ramos. Francisco, como es lógico, pidió explicaciones y la respuesta fue pausada, con una promesa de arreglo inminente que no termina de llegar... mientras las hojas del calendario siguen cayéndose. Así afrontó la plantilla el primer stage en Segovia, con una decena de jugadores del filial que poco a poco han ido saliendo de la disciplina del primer equipo, y una planificación de amistosos impropia de una entidad profesional. El ensayo en Zamora fue suspendido, algo que no ocurrió con el Portonovo ante el Celta, aunque nadie en la expedición era partidario de someterse en plena fase de preparación a un desplazamiento tan largo.

Por cierto, que a la conclusión de ese choque fue la última vez en la que se pudo saber la opinión de Francisco en todo este lío. Y quedó patente su disgusto ante la falta de planificación y, sobre todo, de respuestas por parte del club. Días más tarde, León le instó a lavar los trapos sucios en privado... y desde entonces ya no ha habido más oportunidad de escuchar al entrenador almeriense. Porque si no va a poder mostrar con libertad su opinión, mejor callar.

Eso en público, porque en privado Francisco sí ha pedido explicaciones a todo el caos en el que vive el CCF al máximo mandatario. Ayer sin ir más lejos, hastiado de que pasen los días sin que haya siquiera visos de solución a un problema gravísimo. Sólo había que ver la cara del técnico a la finalización del entrenamiento para saber que, como en días pasados, su hartazgo empezaba a ser importante. En esta ocasión con más motivo porque se vio obligado a variar su planificación, lo que le provocó una contrariedad que, unido a todo lo acumulado desde su llegada, le hizo explotar.

Porque aunque el plan inicial era volver al trabajo con una doble sesión, Francisco decidió finalmente que la jornada quedara reducida a una. Cambio de planes que no fue precisamente por las altas temperaturas, aunque pudiera haberse entendido también. El motivo real es que el técnico tenía la intención de aprovechar el entrenamiento de la tarde para incidir en aspectos tácticos y del juego, pero se encontró con un grupo de apenas 19 jugadores, con sólo 16 de campo.

A las bajas de Jaime Romero y Álex Vallejo, que ya acabaron al margen del grupo el stage de Montecastillo, sin llegar siquiera a jugar el último amistoso ante la Balompédica Linense, se sumaron ayer dos más: Alfaro y Álvaro Aguado. Ambos volantes terminaron sobrecargados en el cuádriceps y la parte posterior del muslo, respectivamente, la cita en La Línea y ayer se quedaron en el gimnasio, acudiendo en la tarde también al estadio para buscar la recuperación más inmediata posible. El quinto ausente, Bruno Montelongo, ni estaba ni se le esperaba tras haber sido ya descartado por el preparador almeriense para acudir a Jerez.

Ante tal situación, que impedía hacer un entrenamiento de calidad, Francisco decidió acortar el plan de trabajo establecido para el miércoles. Hoy de nuevo está previsto que el equipo blanquiverde complete una única sesión matinal, pero para mañana vuelve a estar planificada una doble. Habrá que ver en qué condiciones y con cuáles protagonistas. De momento, el club anunció a última hora que el entrenamiento programado a las 9:00 seguía adelante. Sería normal que con Francisco al frente, salvo alguna decisión traumática.

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