Antequera CF - Córdoba CF | El otro partido

El Córdoba CF nunca caminará solo

  • Más de 1.000 aficionados cordobesistas llenaron la grada de El Maulí para acompañar a los suyos en la victoria

La afición del Córdoba CF canta en la grada de El Maulí.

La afición del Córdoba CF canta en la grada de El Maulí. / Juan Ayala

El Córdoba CF se jugaba más que tres puntos en la vigesimoquinta jornada del Grupo IV de Segunda RFEF. Por eso, el cordobesismo no quiso dejar solo a su equipo y trasladó El Arcángel a Antequera. Cuando juegas ante tu hinchada todo es más fácil. Con los más de mil aficionados que se desplazaron hasta el feudo antequerano para llevar en volandas a los suyos, costó, pero los de Germán Crespo fueron guiados con éxito hacia la más celebrada de las victorias.

El ambiente de puro fútbol se vivía en una Antequera con ganas de disfrutar de un derbi andaluz que habitualmente ha sido más propio de pretemporada -por la diferencia de categoría en la que militaban ambos equipos- que de competición liguera. Pero es lo bonito que tiene la Segunda RFEF, que levanta la ilusión en un municipio que recibía al líder de su liga y a una afición blanquiverde que tiñó las calles de Antequera de blanquiverde. Y no del blanquiverde que visten los antequeranos, sino el del Córdoba CF. Unos colores que esta temporada están llenando todos los estadios de la categoría, pero mucho más el de la ciudad de los Dólmenes. 

Ya en la fan zone y en todos los bares del municipio se respiraban las ganas de triunfo que luego se trasladaron a la grada. La preferencia de El Maulí era toda cordobesista. Hasta arriba, una imagen para el recuerdo que protagonizó el cordobesismo más feroz y ambicioso. A falta de una hora para que arrancara el partido, ya se podían ver los primeros aficionados esperando la exhibición a la que los de Germán Crespo lo tienen acostumbrados. Eso sí, entre el largo transcurso del encuentro echaron en falta ese torbellino blanquiverde y, pese a que ganar se resistió, la hinchada no paró de animar a los suyos.

Cada ocasión era un ¡uy! acompañado de bombos y gritos de apoyo. Soltaron cánticos de ánimo para De las Cuevas, uno de los más queridos del equipo. También para Antonio Casas cuando entró en la segunda mitad en busca de ese gol que les diera la victoria. Sin embargo, el héroe no fue el rambleño, sino un Omar Perdomo que tuvo su premio e hizo vibrar a la grada como más pasión levanta: con un gol en el último instante para decidir la suerte del choque. Nada es más bonito que el éxtasis que provoca que tu equipo se lleve el partido con un tanto en la última jugada del partido. Puro fútbol.

Hacía muchos años que la hinchada blanquiverde no viajaba en masa para apoyar a su equipo, ya sea por las malas campañas que el Córdoba acostumbraba a protagonizar en su historia más reciente o por el maldito coronavirus. Pero esta vez no fue así, porque el de Antequera fue el mayor desplazamiento de la temporada y no se veía desde hace años. La afición respondió con creces y el equipo también, que con una nueva victoria los animó como si de un duelo en El Arcángel se tratase. Una comunión entre grada y jugadores que, de seguir así, culminará con el mayor de los triunfos: el ascenso directo a Primera RFEF.

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