Una lucha contra la fatiga. Todavía con la dulce sensación que le dejó el tutear a todo un Sevilla en El Arcángel, el Córdoba CF regresa a la liga en un escenario muy distinto, el Anexo al Estadio de Gran Canaria, donde los blanquiverdes se miden este domingo a Las Palmas Atlético. Para los de Germán Crespo, el encuentro será algo así como una carrera de obstáculos, pues a la peligrosidad de un filial capaz de lo mejor y lo peor habrá que añadir el factor del césped artificial y, principalmente, el cansancio acumulado en la plantilla cordobesista, lo que obligará a su entrenador a plantear un once inicial con muchos cambios, en busca de esa chispa necesaria para que el equipo no se resienta.

La papeleta para Germán Crespo no es nada sencilla. De entrada, el Córdoba se mide a un rival que en lo que va de temporada ha jugado seis partidos menos que los blanquiverdes. Cinco, en realidad, si se tiene en cuenta que al cuadro cordobesista le resta por recuperar un partido liguero. Pero el esfuerzo en la Copa RFEF y la exigencia de un rival como el Sevilla en Copa del Rey, con prórroga incluida, ha pasado factura en los blanquiverdes. La fatiga es evidente en varios jugadores, y con ello tendrá que saber hilar fino el técnico granadino para no sobrecargar más a un vestuario en el que la enfermería sigue hasta arriba.

Por lesión se pierden el partido Samu Delgado y Álex Meléndez, de los que ya no se espera que puedan jugar en lo que resta de curso, además de Álex Bernal, Viedma, De las Cuevas y Julio Iglesias. Para colmo, Carlos Marín sigue fuera de la dinámica del equipo, desde que se comunicó su baja por ser contacto estrecho de un positivo en coronavirus. Un parte de guerra alarmante que llevará a Crespo a tener que tirar de jugadores del filial. Porque además, muchos de los futbolistas que entrarán en la convocatoria lo harán lejos de su mejor versión por la sobrecarga de minutos o, en el mejor de los casos, necesitados de un merecido descanso.

Con todos esos condicionantes, el once inicial de Germán Crespo queda condicionado al máximo. Felipe Ramos repetirá en la portería ante la baja de Carlos Marín, pero en defensa encontrará caras nuevas con la más que posible inclusión de Bernardo y Visus como pareja de centrales. Puga podría dar un respiro a José Ruiz en la derecha, mientras que Ekaitz Jiménez parece obligado a seguir de inicio en la izquierda.

Por delante, la fatiga que acumula Javi Flores podría deparar la primera oportunidad para Abreu con el primer equipo. También se espera que Omar Perdomo y Luismi, menos cargados del duelo ante el Sevilla, partan desde el inicio. En la punta de ataque, si Willy Ledesma está bien en el plano físico, partirá como titular y referente para el gol.

El incómodo césped artificial

Además del aspecto físico, otro de los factores a manejar por el Córdoba en Las Palmas será el césped artificial del Anexo al Estadio Gran Canaria. El terreno de juego tendrá un buen estado, pero ese paso a la hierba sintética necesitará también de una rápida adaptación para los blanquiverdes, que no tuvieron precisamente buenas sensaciones cuando tuvieron que enfrentarse a ello ante el Tamaraceite.

Todo ello, sin dejar de lado lo peligroso que ya de por sí es Las Palmas Atlético, un equipo que no ha encontrado regularidad y que por eso está anclado en la mitad de la tabla, más cerca de los puestos peligrosos que de los de privilegio, pero que tiene talento en sus filas para amargarle la tarde al Córdoba. Los amarillos son un equipo valiente, que no duda a la hora de irse al ataque, algo que el CCF puede aprovechar para buscarle las cosquillas siempre que sea capaz de mostrarse solvente en el aspecto defensivo. Estar firmes atrás y aprovechar los previsibles errores de un equipo bisoño son los dos caminos más seguros hacia la victoria para los de Germán Crespo.

Alineaciones probables.

El choque, por cierto, se jugará a escasos metros de un escenario sagrado para los cordobesistas, en el que se consiguió el último ascenso a Primera División. Un bonito guiño del destino que puede servir como inspiración a un Córdoba que vuelve a la cruda realidad de su liga, una competición sin los focos mediáticos de la Copa del Rey pero que es la que le debe devolver en unos meses al club blanquiverde a una categoría más acorde a su nivel.