Córdoba

Aquel verano de 1987ETA destrozó el alma de todo un país con un coche bomba en el parking de Hipercor

Un James Bond auténtico pero poco duradero.

Un James Bond auténtico pero poco duradero.

Se hizo imposible en 1987 que el verano trajera la relajación propia de la temporada. La estación empezó de la peor manera posible: ETA perpetró una de las mayores matanzas de su desequilibrada historia al colocar un coche bomba en el aparcamiento del centro Hipercor de Barcelona el 19 de junio. El pueblo español estaba habituado al proceder sanguinario de la banda, pero este ataque indiscriminado disparó la indignación. El atentado mató a 17 personas, y marcó un antes y un después en la relación con el terrorismo. Las primeras manifestaciones masivas en su contra se produjeron entonces. Eso no impidió, o tal vez favoreció que se reconociera abiertamente que "ha habido, hay y habrá" negociaciones con los terroristas, según reconoció por esas fechas el propio Felipe González, que vio también en esos días como el PSOE perdía la mayoría absoluta en todas las grandes ciudades españolas. Mientras, en Gran Bretaña, Margaret Thatcher seguía siendo de hierro y lograba su tercera victoria consecutiva.

A la todavía joven como europea España le salieron los primeros sarpullidos, y mostró los dientes cuando precisamente los británicos quisieron incluir el aeropuerto de Gibraltar en la normativa de liberación europea de aeropuertos. Se puso la cosa tensa, lo que ya era un clásico entre los dos países, pero no fue tanto como para que se hiciera necesaria la intervención en el conflicto el agente con licencia para matar James Bond, que aquel verano presentó su habitual aventura, pero con un rostro nuevo, el de Timothy Dalton en . Dalton, que los seguidores de la serie consideran el 007 más fiel a la novela, sólo haría otra película más encarnando al superagente.

El mundo del cine tuvo sus días de luto como todos los años, pero sobre todo hubo que llorar el adiós bailado de Fred Astaire, el de las piernas inabarcables, el de la levedad francamente soportable, que dio sus últimos pasos a la edad de 88 años. Uno de los duros, Lee Marvin, también se despidió. ¿Y cómo calificar la pérdida de uno de los más grandes directores del olimpo hollywoodiense?, el autor de , y , el gran John Huston. que dejó el cine a los 81. Triste, pero nada es para siempre. Al país, no obstante todo esto, le quedaban ganas de bailar, y lo hacía, como todo el planeta, intentando imitar los pasos de un Michael Jackson todavía negro con su , y en un tono mucho más racial, con los sones de la Orquesta Mondragón. Su líder, Javier Gurruchaga, se atrevió a proclamar una obsesión al parecer generalizada y sobre todo inconfensable: que .

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