Ángel Cañadilla | Director de la Fundación Cajasur

“Los vecinos son indispensables para el diseño del plan de desarrollo de un barrio”

  • Ángel Cañadilla dirige una entidad que desarrolló más de 120 proyectos en la ciudad, la mayoría de ellos de índole social, en 2018, año en el que se dispararon las visitas al Palacio de Viana

Ángel Cañadilla posa en el Palacio de Viana.

Ángel Cañadilla posa en el Palacio de Viana. / Jordi Vidal

Ángel Cañadilla (Córdoba, 1962) dirige la Fundación Cajasur, entidad que desarrolló el pasado año más de 120 proyectos, lo que supuso y supone una aportación de índole social importante para la ciudad.

–Han aumentado un 30% durante el último año las visitas a Viana, ¿considera que este palacio-museo de la ciudad, propiedad de la Fundación Casasur, sigue siendo un gran desconocido para los cordobeses?

–En parte, sí. Recurrentemente, cuando hablas con gente cercana de Córdoba, en demasiados casos hay quien te confiesa que no lo ha visitado a fondo, y se trata de gente que comparte que el Palacio de Viana es parte importante del patrimonio de la ciudad.

–Paradójico, cuando durante 2018 pasaron 180.000 personas por Viana. ¿A qué se debió ese considerable incremento del 30% en las visitas?

–Ese crecimiento del último año ha venido específicamente a paliar ese déficit de conocimiento del Palacio por parte de los cordobeses. En principio, el Palacio tiene un nivel de carga anual de unos 150.000 habitantes. En el plan museológico establecimos, por el mantenimiento del patrimonio, sobre todo, que tiene que tener un nivel de carga adecuado. En este caso, ese plus diferencial que ha supuesto llegar a las 180.000 visitas ha tenido que ver con ofrecer a la ciudad durante el festival Flora la posibilidad de visitar el recinto de forma gratuita, para que los cordobeses, a la vez que disfrutan de un festival que tienen que hacer suyo como una referencia internacional en Córdoba en la época del otoño, donde no había ese tipo de planteamiento, aprovecharan para conocer Viana. El 90% de los visitantes de Flora son cordobeses. Pasaron 45.000 visitantes en esa semana.

–El Palacio de Viana está considerado como la ‘Puerta de los Patios de Córdoba’. En él hay 12 patios con distintas características y ustedes gestionan una web que se llama así y en la que tienen diseñadas hasta nueve rutas, también participan cada mayo en la Fiesta de los Patios ¿Cómo cree que se está gestionando una Fiesta de los Patios que es Patrimonio de la Humanidad?

–En la Fiesta de los Patios creo se están haciendo avances importantes. El problema es gestionar las idas y vueltas de un lado a otro de las rutas de la Fiesta a 300.000 personas, y la ordenación de alguna forma es necesaria para evitar situaciones de desequilibrio y de masificación. Desde el Ayuntamiento se han tomado medidas que han ido evolucionando año a año aprendiendo de esas situaciones. Nosotros incluso hemos participado en algunas que no gozaron incluso del favor popular, incluso hubo protestas, por ejemplo, no se entendió en un primer momento lo que eran los voluntarios. Es natural que de primeras no salga perfecta la organización de una fiesta que de repente nos desbordó, porque evidentemente al ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y tener ese arraigo en la ciudad, se puso de moda a nivel nacional e internacional. Creo que en este caso las distintas administraciones de forma continuista han ido avanzando sin rupturismos y además han ido mejorándola. Mi impresión es que los Patios han tenido menos incidencias conforme han ido pasando los años desde la declaración de la Unesco.

Ángel Cañadilla posa en el Palacio de Viana Ángel Cañadilla posa en el Palacio de Viana

Ángel Cañadilla posa en el Palacio de Viana / Jordi Vidal

–¿Hacia dónde cree que debe ir la Fiesta de los Patios?

–Hay que ir a una mayor ordenación, hay que sostener a los propietarios, a sostener los patios, a hacerlos habitables, visitables, a desarrollar todo lo que es la actividad del mundo del patio y a hacerlo más accesible y ordenado todo el año. En eso estamos trabajando con el Ayuntamiento, coordinando rutas y en la interpretación. Estamos también trabajando con las asociaciones de patios que tienen uno de los principales focos en San Basilio. Hace poco hemos estado reunidos preparando proyectos de mantenimiento.

–En eso, Puerta de los Patios tiene parte del camino hecho después de la catalogación de recintos que llevó a cabo, ¿no es así?

–Sí, desde Puerta de los Patios se hizo una catalogación, no sólo de los patios que han participado en el concurso municipal, sino de unos 250 patios. Hay posibilidad de poder emprender acciones con la Administración y hay una visión etnográfica que claramente tiene que ir asentándose para que la Fiesta pueda tener 60 patios disponible durante el Festival. No obstante, se debería cuidar todo el resto del patrimonio de patios para esa renovación tan necesaria que se necesita por las nuevas generaciones. Para ello hay que fomentar el concepto de la vida en el patio, por lo que la Unesco le otorgó la distinción, ya que este concepto está asociado en Córdoba a una forma de vida comunal que hoy en día no se entiende tanto.

–Año a año se habla del objetivo de descongestionar la zona turística de la Mezquita-Catedral consiguiendo que los viajeros se desplacen hacia la zona de la Axerquía, ¿cuál es la fórmula para ello si es que existe?

–La fórmula tiene que ver con ordenar las visitas hacia la Axerquía y potenciarlas. Se han hecho bastantes cosas, el Palacio de Viana ha pasado de tener 40.000 visitas en 2010 a las 180.000 de 2018. Todo el que viene al Palacio de Viana está visitando la Axerquía. También se ha hecho un esfuerzo ahora con las iglesias fernandinas, que han empezado con 10.000 visitas, y con la ruta que se ha planteado entre Trueque y Viana, en la que también están las iglesias fernandinas. Hay una visita que tiene Córdoba clara, que es la que hace sombra al resto, la de la Mezquita-Catedral y su entorno, es obvio. La otra visita a Córdoba, esa Córdoba perdida que es para saborear despacio, está llena de iglesias fernandinas, de palacios que llevan cinco siglos habitados, de patios de vecinos que se abren y que tienen un calor y un sabor; todo eso está ahí y está montado, nos queda el empuje de su difusión. No obstante, hay un goteo continuo de visitas que se traduce en una Axerquía más turística que hace cinco años.

–La Fundación Cajasur tiene en marcha junto con la Universidad Loyola Andalucía un proyecto para impulsar el desarrollo del barrio de Las Palmeras, uno de los más pobres de Córdoba. ¿Cuál es el secreto para que un plan de ese tipo dé el resultado esperado?

–Es tremendamente complicado. Cuando uno entra en esa realidad, una de las cosas que tiene que hacer es escuchar durante mucho tiempo a los vecinos. Son barrios que consumen muchos recursos y producen muy poco y hay que cambiar lo que es la identidad del propio barrio y que los vecinos se apropien del plan. ¿ Qué es lo que es diferente esta vez? Pues que lo que estamos haciendo desde la Fundación Cajasur y Loyola es trabajar para que se lleve a cabo un plan de los propios vecinos.

Ángel Cañadilla, durante la entrevista Ángel Cañadilla, durante la entrevista

Ángel Cañadilla, durante la entrevista / Jordi Vidal

–Algo que está en las antípodas de lo que las administraciones han hecho hasta ahora.

–Es que son los vecinos los que conocen su realidad y los que tienen que marcar los objetivos y sentir que el plan tiene que ver con ellos. Le pongo un ejemplo sobre algo que en un primer momento no estaba entre nuestras prioridades. Con la Hermandad de la Pasión de las Palmeras hacemos un curso de flamenco y no por que nos hayamos vuelto folclóricos, es que allí la forma de vehicular y unir a una gente que está con un planteamiento desestructurado es a través de esas motivaciones que les cambia la vida. En esas horas de curso, quienes asisten al mismo están empezando a construir valores. Es un proceso lento, porque luego escuchas a esos chavales que uno de los problemas que tienen es que son ellos mismos los que tienen que advertirle a sus padres de que están haciendo mal las cosas, como encender un fuego donde no deben, o tirar la basura donde no la tienen que tirar.No obstante, la situación es tremendamente complicada.

–¿Cómo están llevando a cabo ese proyecto?

–A través de entrevistadores que han llegado a preguntar hasta a 2.500 personas del barrio sus necesidades. Ya tienen 15 proyectos concretos que armarían Las Palmeras y que quieren ir enfocándolos. Para ello se está informando a los vecinos. No quiero decir con todo esto que los recursos que invierten en los barrios desfavorecidos las administraciones no están bien invertidos. Otra cosa es que para enganchar a esa comunidad y hacerla sentirse orgullosa de su pertenencia y que puedan involucrarse en esa reconstrucción del barrio hace falta que sean ellos los que ayuden a diseñar las actuaciones.

–En las Palmeras y en otros barrios de Córdoba, lógicamente.

–Evidentemente. Estamos además trabajando en el Barrio del Guadalquivir, donde hemos tenido también colaboraciones. Es una situación complicada, insisto, porque tienes que hablar con los actores del barrio, que son los que están más cercanos a la realidad del mismo, con lo cual su visión de lo que es una situación es muy diferente de la que uno tiene desde un despacho. Hay muchos contextos donde hay que trazar, entender y sacar soluciones que no sean específicamente las que valen para cualquier otro proyecto; ellos no quieren escuchar grandes cosas, ellos quieren que llegue el momento en el que la medida que tenías prevista esté implementada o se esté haciendo o esté aprobada y presupuestada.

Antonio Cañadilla posa en el Palacio de Viana Antonio Cañadilla posa en el Palacio de Viana

Antonio Cañadilla posa en el Palacio de Viana / Jordi Vidal

–La Fundación Cajasur cumple una función social. Le he escuchado que a la hora afrontar proyectos no basta con ser bueno, sino que hay que ser eficaz.

–Ser bueno implica tener una buena intención y darte a los demás. Eso es importante para que tu vida tenga sentido, pero para que a los demás les llegue, como los recursos lamentablemente son escasos y las necesidades infinitas, o eres capaz de optimizar esos recursos que entregas o siendo una buena persona vas a poder llegar a dos. Pero si con los mismos recursos puedes llegar a cien, obviamente habrás ganado en efectividad. Si hablamos de lo que estamos volcándonos en Las Palmeras, con respecto a los recursos que hemos consumido, el impacto ha sido muy alto, porque el proyecto está siendo eficaz, algo que no tiene sólo que ver con los recursos, sino con el acompañamiento, con entender y estar tres horas viendo un problema, y con que cuando llegues conozcas el terreno y a las personas y se sepa lo que se hace. Nos pasa en ese contexto con el llamado Tercer Sector.

–El llamado Tercer Sector, el de la economía social.

–Sí, concretamente con el proyecto Córdoba Social Lab, un espacio para el fortalecimiento del Tercer Sector de Córdoba y la promoción y fomento de la innovación social como camino hacia la solución de desafíos sociales. Es un punto de encuentro para trabajos en grupo, formaciones y difusión de información y conocimiento sobre la innovación social y donde la Fundación Cajasur no es protagonista, sino dinamizadora. Los protagonistas son ya 32 entidades, desde organizaciones sociales del ámbito de la discapacidad y la inclusión social, a empresas sociales de inserción o comercio justo, que tienen en común la visión de la necesidad de caminar juntos para afrontar los importantes retos sociales que afectan a Córdoba.

–En 2018 la Fundación Cajasur estaba inmersa en 120 proyectos. Supongo que será difícil que se quede con alguno, pero ¿cuáles escogería por su relevancia?

–Por su relevancia, por un lado está la coordinación con las instituciones que nos permite impactar de una forma importante en la marcha de la cultura en la ciudad, en el patrimonio, en educación, con el tema de educación financiera, que es un tema en el que tenemos un responsabilidad social especialmente las entidades financieras, valga la redundancia, y lógicamente, en todos los proyectos de alto impacto de inclusión social y de discapacidad. Y luego, lo que es el Palacio de Viana, nuestra programación cultural y demás...esas son un poco las lineas de trabajo Ahora, donde entendemos que debemos centrarnos una vez consolidado el tema de innovación social y de la medición económica, es en medir eso que parece que no se puede medir, que es el impacto que nuestras acciones y proyectos suponen para la ciudadanía.

–Uno de los últimos proyectos de la Fundación se llama ‘Córdoba suma' contra el acoso infantil, ¿qué nos puede contar del mismo?

–Córdoba suma viene a sumarse, valga la redundancia, a todos los esfuerzos que hace la Administración y las Fuerzas de Seguridad del Estado contra el maltrato escolar y en la infancia. El objetivo de Córdoba suma es el de intentar que la sociedad civil conozca el tema y sea capaz de impactar en las zonas donde a priori creemos que somos inocentes y no tenemos responsabilidad. El objetivo de Córdoba suma es que no se llegue a ese acoso, a ese maltrato. Una persona de cada cinco durante su vida escolar va a tener algún tipo de maltrato, que a lo mejor puede ser un insulto. Ese maltrato que parece ocasional es el que hay que denunciar, hay que concienciar a la población que lo peor que puede pasar es no darle importancia a esa antesala que todos hemos vivido alguna vez. Ojo, que cuando eso se cronifica, sí que acaba en acoso. Tenemos que evitar que se llegue a ello.

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