Córdoba

La triste estadística

  • Mientras algunos intentan ganar su batalla ideológica las mujeres siguen siendo asesinadas. Si hay quien no quiere ver lo que pasa tiene un serio problema

Lugar donde ocurrieron los hechos.

Lugar donde ocurrieron los hechos. / Laura Martín

EL pasado viernes, mientras la mayoría de los partidos negociaban alcaldías en toda España, una mujer era asesinada por su pareja en Córdoba. El hombre prendió fuego a la casa y después se suicidó. El presunto asesino estaba cumpliendo condena por haber matado a su expareja en Cádiz hace más de 15 años. Se encontraba en libertad condicional cuando cometió este nuevo delito. Ya no volverá a ser juzgado porque él también está muerto, pero antes se ha llevado la vida de dos mujeres inocentes por delante.

La estadística, la triste estadística, sigue creciendo. Más de mil mujeres han muerto a manos de sus parejas o exparejas desde el año 2003, cuando empezaron a registrarse estos casos. Este 2019 está siendo duro y en el caso de Córdoba, duelen muchísimo tanto este último caso como el de hace solo unas semanas en Iznájar. Ya faltan los adjetivos para calificar esta barbarie. Ya da miedo que se pierda incluso el sentimiento de indignación por el de resignación. Ya entristece que todavía esta lacra siga siendo objeto de debate político o, mejor, que haya vuelto a serlo después de muchas luchas superadas y haya sido por la irrupción de un partido político que ahora quiere llamar violencia intrafamiliar a lo que solo tiene un nombre.

Puede que la agenda política esta semana la haya marcado, lógicamente, la constitución de los ayuntamientos. También ha ocupado gran parte de la información la negociación de los presupuestos en la Junta de Andalucía y esas concesiones que PP y Cs no han tenido más remedio que hacer a Vox. Entre ellas, la promesa de que en 2020 habrá un teléfono de atención a la violencia intrafamiliar. Me van a perdonar pero, por mucho que este servicio no suponga una sustitución al 016 –sólo faltaría– no deja de causar tristeza.

Mientras unos intentan imponer su batalla ideológica, las mujeres siguen siendo asesinadas. Si hay alguien que no lo quiere ver tiene un serio problema. Pero todo no está perdido y como la noticia de la semana es la constitución de los ayuntamientos, en el caso de la investidura de José María Bellido vamos a hablar también de ella.

Y es que en el acuerdo programático que han suscrito el PP y Cs hay una medida específica en la que se garantiza la lucha contra la violencia de género –además del colectivo LGTBI– y un compromiso a impulsar un pacto a nivel municipal, así como a desarrollar las medidas del acuerdo vigente a nivel nacional. Queda la duda de si esa medida hubiera sido incluida en el pacto si se hubiera llegado a algún tipo de acuerdo con Vox. Esperemos que la reedición cordobesa del pacto andaluz no termine igual y Bellido termine claudicando a la formación de Santiago Abascal cuando tenga que aprobar los presupuestos.

El Pleno de investidura, por no perder la actualidad política, ha estado marcado por este último asesinato machista. Toda la corporación y las instituciones han estado en los cinco minutos de silencio de condena y casi todos los partidos han iniciado sus discursos en el Pleno teniendo un recuerdo para la víctima. Se abre una nueva etapa en la vida municipal.

La política seguiría marcando la agenda informativa hasta que una nueva muerte lleve la violencia de género a las portadas. Porque esto, desgraciadamente, no va a parar de la noche a la mañana y menos lo hará cuando se siga cuestionando la desigualdad, el sufrimiento y el maltrato que vive la mujer por el simple hecho de serlo. Ni un paso atrás, tampoco, en este mandato municipal.

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