Tasa turística en Córdoba

La casa por el tejado

  • Otra vez vuelve el debate sobre la tasa turística, que no va a llegar a nada, pero que repite la estrategia de contentar al electorado y pasar la pelota a otra administración

Turistas en el Patio de los Naranjos.

Turistas en el Patio de los Naranjos. / Juan Ayala

El debate sobre la implantación o no de la tasa turística ha vuelto a aparecer. El consejo asesor del Instituto Municipal de Turismo ha celebrado esta semana la reunión del consejo asesor para tratar el informe en el que se exponen los argumentos sobre las ventajas e inconvenientes de implantar este gravamen. El presidente del Imtur, además, ya ha anunciado que llevará el expediente al Pleno, seguramente con más intención política que otra cosa, porque al final este será otro de los debates que han estado presentes a lo largo de todo el mandato y que tampoco concluyen. 

Porque la intención de aplicar la tasa, cuando quedan apenas un par de plenos y toda la corporación está ya en otra cosa es un nuevo brindis al sol, otro de los gestos a los que hemos estado tan acostumbrados en estos cuatro años.

La tasa turística era de una las exigencias de Ganemos para apoyar los expedientes de las ordenanzas y los presupuestos e incluso formaba parte de las medidas de gobierno acordadas. Por eso, cada vez que se acercaba el momento de la negociación de estas cuestiones vitales para el funcionamiento del Ayuntamiento se recuperaba la discusión. Hubo incluso algún intento de formar un frente común con las ciudades incluidas en el eje del Andalusian Soul –Granada, Málaga y Sevilla– y forzar una regulación de la Junta de Andalucía, pero  las propuestas, como ya se ha dicho, iban y venían según la conveniencia política. 

Y precisamente en la Junta de Andalucía está el primer punto por el que este debate no va a llevar a nada. Es decisión de la administración autonómica legislar sobre la implantación o no de un gravamen de este tipo y, siendo el eslogan del gobierno del cambio la bajada masiva de impuestos, no entra dentro de la lógica que se plantee esta figura. Esto, claro está, lo suponemos, porque por parte de la Delegación de Turismo no se ha querido hacer ninguna declaración, a pesar de que los medios de comunicación lo hemos intentado. 

La segunda cuestión es que, además de que el fin del mandato está a la vuelta de la esquina y suponiendo que se repitiera el equipo de gobierno, esta figura no está incluida en el expediente de ordenanzas fiscales de este año, por lo que cualquier posible cambio ya sería imposible.

La tercera, entre otros motivos, es que no se cuenta con el respaldo necesario  y que sería un error de estrategia plantear esta tasa para volver a ponerse a contra al sector empresarial, con la que le está cayendo ya precisamente a García.  

Pero en el término medio está la virtud. Así, el Imtur monta el debate, contenta a los que han sido hasta ahora sus socios de gobierno, hace un guiño a su electorado, afín a la creación de esta tasa y manda el mensaje de que él lo ha intentado. Ahora tocará culpar a la Junta o a quien sea.  

No es la primera vez que vemos esta estrategia en Capitulares. ¿Se acuerdan de la comisión por la titularidad de la Mezquita? Todo el montaje se despachó con un informe que planteaba los argumentos que se pedían y que se envió a la Junta de Andalucía y el Gobierno central, para que ellos actuaran si era necesario. ¿Y la comisión por la municipalización de Parques y Jardines? Más de lo mismo. Los responsables defendieron que desde el Ayuntamiento se había hecho todo lo posible pero, que si no se puede, ya no es cosa suya. 

Y mientras tanto el turismo sigue siendo ese sector que al que no se mira de manera profunda porque funciona de por sí. Hasta que deja de funcionar y entonces se echa la culpa a los datos. No estaría mal una reflexión sobre el modelo que queremos, pero quizá empezar por la tasa turística sería igual que empezar la casa por el tejado.     

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