El festival donde nada se queda fuera
Los ríos más famosos del mundo sirven para tejer, en torno al Guadalquivir, decenas de actividades que van desde lo deportivo hasta lo musical pasando por la cultura identificativa
"Unión o mezcla de cosas de naturaleza contraria o distinta". Así define el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), en su primera acepción, la palabra amalgama. Así podría definirse también el Festival Internacional de Experiencias Ríomundi, que se celebra desde el viernes y hasta hoy mismo en las dos orillas del río Guadalquivir en su parte más cercana a la Torre de la Calahorra y a la Mezquita-Catedral. Esa definición que ya por sí misma aporta el nombre del festival se ve nutrida además por las palabras música, artesanía, deporte, gastronomía y medio ambiente. Aquí todo cabe o, lo que es lo mismo, aquí nada sobra.
Se percibe en este evento una intención de mezclar turismo y cultura en torno a actividades tan cotidianas como el yoga o el zumba para atraer al cordobés de a pie, pero también al visitante que, paseando por la Ribera, se encuentra aquello repleto de escenarios y banderas. Una especie de batiburrillo internacional donde por celebrar se celebra hasta la Fiesta de la Mascota (hoy, en el parque de Miraflores desde las 9:00).
Por esto mismo es complicado definir a un evento que con la excusa de nombrar a sus escenarios con los ríos más famosos del mundo introduce tantas actividades que, por más que se quiera, es imposible abarcar. Esa falta de definición tiene también su lado positivo, que no es otro que la facilidad de encontrar algo que, sí o sí, puede ir apegado a los gustos de todo aquel que en Ríomundi se encuentre.
Ayer, día grande del festival aunque algo ensombrecido por las lluvias de la mañana, los márgenes del Río Grande sirvieron de lugar de encuentro para cientos de personas que, deseosas de sentir esas experiencias prometidas por el lema de la cita, hasta el Guadalquivir se acercaron. Y es que este evento no es un festival al uso como el que uno pueda imaginar (los de carteles con Kasabian en letras grandes y Bad Gyal en tamaño bastante más pequeño y cervezas a precio de oro). Ríomundi es el festival donde una familia de 20 miembros con residencia en siete lugares distintos de España y del extranjero puede pasárselo bien, desde el mayor hasta el pequeño, desde la rebelde hasta la popera.
Esa lejanía de un festival al uso se pudo observar ayer mismo con la hora de arranque de las actividades. A las 9:00 (sí, de la mañana), ya había abierto Ríomundi sus puertas invisibles para acoger a la primera cita del día, una sesión de yoga a cargo del Centro de Yoga Anahata y dirigida por Mercedes Garrido. Igual de cierto es que todavía, a esas horas tempraneras, el festival no había empezado a coger brillo.
Lo hizo cuando la jornada fue avanzando y cuando las actividades se multiplicaron en los distintos escenarios. El Misisipi, nombre del escenario del Balcón del Guadalquivir, montó a las 11:00 una muestra de danza urbana a cargo del grupo LED, perteneciente al Aula de Danza de la Universidad de Córdoba (UCO). Un pequeño de no más de tres años intentaba seguir la moderna y acrobática coreografía desde lejos y con la posibilidad que sus pequeñas extremidades le permitían. Sus padres, Hugo y Sofía, lo miraban con el carrito vacío al lado. "No sabíamos que nos había salido bailarín, lo hemos descubierto en Córdoba", bromeaba esta pareja de Mérida que se encontró de sorpresa con esta actividad cuando habían abandonado su hotel apenas hacía unos minutos para ir a desayunar.
Hasta por diez estados pasa el río Misisipi, entre ellos, Iowa, Illinois, Misuri, Wisconsin o Kentucky. Por donde no pasa es por Nevada, cuya ciudad más grande es la famosa Las Vegas. A pesar de este desapunte geográfico, en este escenario norteamericano se atrevieron a recrear uno de los mayores atractivos de esta ciudad, una boda.
Muchos kilómetros, pero poquísimos metros, había que recorrer para acudir a otra actividad del festival. Del río Misisipi al Amazonas, en la acera Mira al Río. La danza fue una de las grandes protagonistas de la mañana del sábado en Ríomundi. En el escenario con el nombre del río más grande del mundo se celebró una clase de Zumba donde no había edad para darlo todo a ritmo de reguetón. Aquí el apunte geográfico sí estuvo bien porque esta disciplina fitness la creó Beto Pérez, un bailarín y coreógrafo de Colombia (país por el que sí discurre el Amazonas). Una vecina del Campo de la Verdad, que iba caminando en su rutina diaria de ejercicio calmado, halló esta clase gratuita de Zumba, impartida por monitores del gimnasio Aira Sport y se sumó a la fiesta. "Yo me pensaba que esto iba a ser más complicado, mañana me apunto yo al gimnasio", explicaba entre canción y canción esta señora de 63 años que se atrevió a zumbear con falda.
Como no podía ser de otra manera, en el escenario Ganges había talleres de danza india y una muestra de Bollywood (a cargo también del grupo escénico de la UCO). Pero no sólo de danza vive Ríomundi (a pesar de que en otro escenario, en el Indo, también a la misma hora se estuviera celebrando un taller de danzaterapia). La mañana en este festival va de mover el cuerpo. Y había quienes lo hicieron bailando y quienes lo movieron a ritmo deportivo. Piragüismo, vela, esgrima, fútbol americano, crossfit, deporte adaptado, montañismo, bádminton, karate, kick boxing, fútbol, skate. No había excusa, más allá de la razón de que se deteste la práctica deportiva en su conjunto, para no encontrar en Ríomundi la manera de mantenerse en forma. Además aquí entró otro de los aspectos del festival aún no nombrados, la visibilidad. La Federación Andaluza de Deportes de Personas con Discapacidad Física, con la colaboración de la Ortopedia Aeropuerto, pusieron a jugar a los niños al baloncesto con un añadido: una silla de ruedas. Yasir, un pequeño baloncestista de 11 años ala-pívot del equipo de su barrio, reconoció que jugar así "es más difícil de lo que parece" aunque "también está chulo".
Y aunque parezca que Ríomundi es un festival al que ir a sudar la gota gorda, tampoco es así. Si no se quiere invertir el fin de semana en la actividad física, las opciones de ocio también son variadas, con gran protagonismo, en esa tranquilidad, de la música. Más allá de los escenarios, por el lado que ocupa el festival en la zona de la Torre de Calahorra también hay varios puestos por los que dar un paseo. La Asamblea de Refugiados, la Asociación Nubia Apoyo Familiar, el Consejo de Distrito Sur o el Centro Social Rey Heredia también aportan su granito de arena a esta cita con stands e incluso exposiciones para llevarse una experiencia más en el bolsillo.
La música, como ya se ha dicho, también ocupó ayer un lugar especial en Ríomundi. La actuación a destacar fue, sin duda, la del grupo cordobés Medina Azahara, con especial tirón en su tierra de origen. El tiempo permitió que el grupo de rock andaluz se entregara a un público que no se cansa de verle (normal) desde que se iniciara su andadura allá por los años 80. La mítica banda de Necesito respirar o Paseando por la Mezquita tocó en el escenario Guadalquivir cuando en el Támesis sonaban las versiones de pop británico del grupo The time machine y donde también se le hizo un homenaje a Queen. Mientras el grupo cordobés mostraba las credenciales que le han llevado a ser una de las bandas imprescindibles del rock andaluz el rockabilly, el swing y el blues se entremezclaban en el escenario Misisipi gracias a la Fever Band, a Rafa M. Guillén & Jazz Walker y The wild horses. Y había cabida además para la música sudanesa en el Nilo gracias a Wafir S. Gibril.
Hoy tocará hacer balance y será el momento para que cada río regrese a su caudal. Pero hasta que eso ocurra habrá tiempo de echar el resto en Ríomundi. En citas destacadas habrá un encuentro de automóviles clásicos americanos (en el escenario Misisipi a las 11:00), un taller de pasodoble (escenario Guadalquivir a las 10:30) o la actuación del grupo Los de Sierra Morena (Guadalquivir). Además, como ya se ha dicho, en este festival se ha dado cabida a la Fiesta de la mascota, que comenzará a las 9:00 en Miraflores. Allí habrá presentaciones de clubes caninos, exhibiciones de disc dog, adiestramiento o defensa, además de una carpa del servicio de control animal y una campaña de Sadeco.
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