Humanidades en la medicina

Reflexiones postpandémicas

  • El día 30 abril 2023 se publicó el documento Evaluacovid-19 que, aunque llegue tarde, es información útil para la toma de las decisiones frente a futuras amenazas pandémicas

Un sanitario realiza una prueba de coronavirus en un punto auto-Covid.

Un sanitario realiza una prueba de coronavirus en un punto auto-Covid. / Alberto Domínguez

Los textos antiguos sobre pandemias deben de hacernos reflexionar y aprender; la literatura y la medicina no pueden ni deben desligarse, deben de someterse a un pensamiento crítico, que para cada individuo será selecto y del cual extraerá un lenguaje que lo llevará a la comprensión de su estado. Laura Spinney, en su libro El jinete pálido. 1918: La epidemia que cambió el mundo, describe la gripe de 1918 como la mayor tragedia del siglo XX y se pregunta, después de dos guerras mundiales y la caída del comunismo, por qué la mayoría de las personas no identifican la pandemia de la gripe como la más dramática y devastadora. En su lectura podemos visualizar puntos análogos a una pandemia tan reciente como la del Covid-19 y cómo no hemos sabido encajarla.

¿Por qué deben importarnos los anteriores brotes pandémicos? Una mejor investigación de sus orígenes podría ayudarnos a comprender lo que son los factores etiopatogénicos y su relación con la extensión, gravedad y evolución para predecir futuras epidemias. Cuando en nuestra pandemia del Covid-19 los gestores nos decían “sin precedentes”, o no sabían de lo que hablaban o era para consolarnos, eslogan al que se unieron presidentes y primeros ministros.

Esta maniobra fue un escudo para la lenta y mala respuesta, por dejación de funciones, por la ausencia de respaldo para los afectados y los cuidadores y con la crisis económica consiguiente que solo sirvió para formar una bola de sufrimiento y destrucción. España fue uno de los países europeos más afectados.

Podemos hablar de gobiernos ineptos, comités seudocientíficos y otros titiriteros que no vieron el manual de pandemias para dejarse guiar ante sus débiles y precarios conocimientos, y a su vez, ahogados por el ignorantismo.

Daniel Defoe hace un relato novelado en su Diario del año de la peste, reconstruyendo lo acontecido en las calles de Londres (1665) y que hubiese servido de base para lo que no se debe de hacer, que a veces es más importante que lo que se debe hacer, con el comportamiento social y sus emociones, incluyendo los profesionales sanitarios, un reflejo de nuestra crisis socio-pandémica.

Hemos pasado del mito de la enfermedad como castigo divino y su mitigación por la gracia de los dioses, a la ciencia para resolver las causas y su tratamiento con conceptos racionales y reproducibles. Esto ha facilitado la obtención de la vacuna a partir del agente patógeno causal, el virus SARS-CoV-2, de origen zoonótico y de secuencia génica ARN monocatenario.

La adopción de medidas de aquella época es reincidente y coincidente con la actual en cuanto a las prohibiciones de deambulación libremente, traslado de residencia, no mezclar sanos con enfermos, certificado de salud expedido por un magistrado (Juez de paz)... Todo en forma de ordenanzas y para el Covid en forma de decretos.

El manejo de la actual pandemia no difiere en nada la citada por Defoe, lo que supone un fracaso de la gobernanza mundial de proporciones inimaginables. La tendencia casi instintiva de la clase dirigente para descargar su responsabilidad es decir que hace lo que les dicen los expertos (¿qué expertos?), con el descaro de argumentar “de acuerdo con las evidencias científicas”, como hizo Macron. Posiblemente no hemos aprendido nada de nuestra historia, y como siempre podemos ilustrarnos diciendo “todo está en los libros”

¿Usaremos la inteligencia artificial para proveernos de protocolos de actuación ante una hipotética nueva pandemia y así adelantarnos a la Enfermedad X, a la que alude la OMS? No olvidemos que el objetivo de la IA es imitar el razonamiento humano y filtrarse en el mundo físico a través de un nuevo tipo de robots, que realizarán tareas cada vez más complejas en los campos matemáticos y científicos diversos.

Esta tecnología se basa en redes neuronales, analizando datos digitales y detectando patrones de datos editados con el fin del aprendizaje para generar textos, sería como aprender de la retroalimentación humana.

Queda en el aire el papel de la inteligencia artificial para actuar ante la ‘Enfermedad X’

Asistiríamos a la primera tecnología de la historia que podría adoptar y adaptar decisiones por sí misma, lo que requeriría un sistema regulatorio para valorar beneficios y riesgos. La Unión Europea adoptará próximamente el primer conjunto integral regulatorio para la inteligencia artificial.

El día 30 abril 2023 se publicó el documento Evaluacovid-19. Evaluación del desempeño del sistema nacional de salud español frente a la pandemia de Covid-19. Lecciones de y para una pandemia, que, aunque llegue tarde, es información útil para la toma de las decisiones frente a futuras amenazas pandémicas, y que está tomado de la metodología propuesta por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades.

En este hilo, y para prepararnos de una eventual repetición de los hechos, la OMS metafóricamente se refiere a la Enfermedad X como la representación del conocimiento de que una potencial epidemia internacional grave podría ser causada por un patógeno que actualmente se desconozca, que cause enfermedades humanas y que podría ocasionar un número muy elevado de muertes. Esta cuestión se contrapone a lo expresado en 2015 por la misma OMS de no provocar aprehensión y frustración con dolor e incertidumbre, evitando incluir palabras al describir las enfermedades que susciten miedo, como “mortal” o “desconocido”.

Queda en el aire si esta prevención pudiéramos enfocarla con la IA, y crear conciencia sobre la necesidad de abordar programas coordinados de salud pública para reducir el riesgo de que las epidemias pasen a ser pandemias, como se dijo no hace mucho en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza.

Después de cada pandemia existe el “día después”, o “el mundo después del Covid”, que nos impondrá un cambio como sociedad, con la demanda colectiva como fondo, exigiendo prevención más eficiente y reprogramando con crítica constructiva los planes sanitarios, laborales y de relación de la forma más inteligente posible, y posiblemente, aprendiendo y aprehendiendo del pasado, para vivir en libertad y con dignidad, y de esta forma evitar en lo posible EPIDEMIAS de PANDEMIAS. Pero, “toda crisis contiene oportunidades y siempre es posible decir: sí a la vida”, máxima de Viktor E. Frankl.

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