Córdoba revive la historia brillante del Califato con las visitas teatralizadas de Medina Azahara

La cita tiene dos pases en viernes y sábado; el primero es de 20:45 a 22:00 y el segundo comienza a las 22:15

Las visitas nocturnas teatralizadas a Medina Azahara, en imágenes

Fátima y Subh en las visitas de Medina Azahara
Fátima y Subh en las visitas de Medina Azahara / Juan Ayala

Las crónicas, género periodístico por excelencia, son una especie de notario de la Historia. Lo han sido desde tiempos remotos y lo continúan siendo ahora. Este ahora género periodístico ya existió en la época de auge del Califato cordobés. Ya entonces, de alguna forma, las crónicas ayudaron a conocer lo que ocurría en la ciudad más brillante que había en las inmediaciones de Al-Ándalus. Estos escritos contaban desde los hechos más rutinarios hasta los deseos de los que dirigían el Califato. Aunque esas crónicas estaban, como vulgarmente se dice, cogidas con pinzas, ya que la información no se verificaba al milímetro. Medina Azahara fue un símbolo para el Califato. Esa fue la misión de quien la costruyó, Abderramán III. Todavía queda mucho de esa historia en lo que gracias a los arqueólogos se puede saber de aquellos tiempos pasados.

La Córdoba del presente está más que de enhorabuena, ya que se han puesto en marcha las visitas teatralizadas en Medina Azahara, un plan donde se vuelve a dar vida a ese capítulo de la historia en la que diversas mujeres tuvieron una misión clave. La cita tiene dos pases los viernes y sábado. El primero es de 20:45 a 22:00 y el segundo comienza a las 22:15. Hoy, se puede disfrutar de esas vivencias a tan solo unos centímetros de los protagonistas del Califato gracias a actores que les dan vida.

Es de noche y al sol le queda una hora y cuarto para ponerse en la ciudad, una guía húngara que conoce la historia a la perfección introduce a los visitantes en la ciudad brillante. Krisztina Nikolausz es la maga que llevará a los participantes por ese viaje en el tiempo. Les habla de los Omeya, de sus deseos y de las ganas por subirse a ese trono. Mayores y niños quedan embelesados, imaginan las piedras y los restos de este Patrimonio de la Humanidad como si el mismísimo Abderramán III les respirara en el oído. Están metidos en una historia no muy lejana, gracias a unos auriculares que les unen el pasado con el presente. Miran desde el mirador, aunque como recalca la guía, "solo está disponible un 4% de lo que sería esa gran ciudad dedicada a Azahara".

La guía comienza la visita teatralizada
La guía comienza la visita teatralizada / Juan Ayala

Todos están muy atentos hasta que una joven con un tanto de prisa entra en escena y se mimetiza con el público. Se llama Fátima y es escriba. Quiere ir con el califa y Yafar a una reunión que tienen muy importante. Ella sabe leer y escribir a la perfección. Dice la guía que las crónicas no describían emociones, pero subir hasta ese mirador e imaginar ese Salón Rico, llena de emociones y creencias a cualquiera de los usuarios que participan en esta primera visita. Es bien sabido que los califas adoraban lo material, ya que la ciudad debe impresionar sea cual sea el precio, pero tallar las inmediaciones en pan de oro no era un gesto opcional para los soberanos.

Jafard y el principe en las visitas Teatralizadas de Medina Azahara
Jafard y el principe en las visitas Teatralizadas de Medina Azahara / Juan Ayala

Todas las curiosidades que llegan a esa zona alta de Córdoba roban los suspiros de turistas y locales. Por ejemplo, cuando una mujer cristiana entra en la comunidad musulmana, en aquel entonces, su nombre tenía que ser cambiado por algo que significara "piedra preciosa o algo por el estilo", comenta la guía. Cada vez que estos leyeran cualquier relato sobre los omeyas y entrara en acción una mujer que se llamara Perla o algo parecido, podían reescribir también su pasado.

Más tarde, entra Subh en la escena. No tiene tanta prisa, pero busca sin cansancio al príncipe, ese que según ella tiene dudas en los ojos. A ella la apodan La Vascona, porque proviene de tierras del Norte. Describía que tenía el honor de servir en el harén del señor, pero la suerte de pertenecer a ese lugar no era el que muchos creen. Cuenta la joven que existían mujeres que sabían recitar poesía mejor que cualquier varón, y que eran maestras en otras ciencias, aunque no recibían los honores que debían. Todas vivían en ese harén, que era una pequeña comunidad no muy alejada del poder.

Subh y en Príncipe en Medina Azahara
Subh y en Príncipe en Medina Azahara / Juan Ayala

Tras una hora visitando el pasado y viajando por el tiempo, la visita llega a su fin. Para Juan Cañadillas, que ya vivió esta experiencia hace unos años, la visita le ha encantado y la explicación de la guía le ha parecido "espectacular". Lola Martínez ha venido acompañada de sus niños de entre 7 y 9 años que permanecieron muy atentos a todo lo que narraba Krisztina, "Han aprendido, cultura", dice la madre, orgullosa. Para la guía, la diferencia de esta actividad es clara, "se realiza en un ambiente nocturno, a la gente de Córdoba le encanta conocer de lleno la historia y ver a los soberanos como personas reales, con sus dudas e inseguridades", describe.

Todos están encantados con la ruta, aunque ahora tienen que quitarse los audífonos y volver al presente, un pedacito de esa historia de esplendor que se entrelaza con dudas e inseguridades de personas terrestres quedará marcada en su día a día. Para terminar, es bueno citar una frase que hizo temblar mi pensamiento: "las flores embellecen, pero también anuncian el cambio de una nueva estación". Y de cambios, la historia está repleta.

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