Urbanismo

Un paso más para proteger el edificio de la Real Aduana de Córdoba, que será un hotel

El edificio de la calle Canónigo Torres Molina, 1.

El edificio de la calle Canónigo Torres Molina, 1. / Miguel Ángel Salas

La Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba ha sacado a exposición pública la aprobación inicial de la innovación y modificación del PGOU de la ciudad relativa a una ficha del Conjunto Catalogado de la Judería para elevar los niveles de protección del edificio ubicado en la calle Canónigo Torres Molina, 1 y que se convertirá en un hotel. Tras las catas arqueológicas llevadas a cabo, se determinó que el inmueble funcionó como la Casa de la Aduana de Córdoba del siglo XV y se descubrieron elementos históricos que había que proteger. Ahora, el expediente ha sido sacado a exposición pública, mientras en paralelo se han requerido sendos informes a la Junta de Andalucía para poder continuar con el procedimiento. 

El objetivo de esta modificación es conservar la edificación y adecuar su contenido a la realidad física de este inmueble, que tendrá un uso turístico‐hotelero y se convertirá en el primer proyecto de la empresa SmartRental Group en la ciudad, que impulsa uno de sus hoteles Akeah, un nuevo alojamiento de cuatro estrellas y solo para adultos, con 70 habitaciones, piscina, Sky Bar y gimnasio. Según las primeras estimaciones, la empresa proyectaba tenerlo listo para 2024.

La adecuación de la catalogación existente hace viable el proyecto de intervención para poner en valor el carácter de la edificación histórica evitando, así, su continuo deterioro. Se trata de un edificio que utilizaron los Reyes Católicos y que se corresponde con la ampliación que tuvo la Córdoba romana en tiempos del emperador Augusto. Fue lugar de cobro de tributos por tratarse de la única puerta de acceso que tenía la ciudad por el río Guadalquivir.

Con el tiempo se convirtió en una pensión y más recientemente albergó el antiguo Hostal El Triunfo. El edificio es hoy propiedad de SmartRental Group, una compañía hotelera con más de diez años de vida especializada en la gestión de corta y media estancia que actualmente lo está rehabilitando para implantar aquí el que será su primer hotel-contenedor cultural en Andalucía, Akeah Córdoba. 

El edificio

Fue en 2018 cuando la Policía Local abre un Expediente de Infracción Urbanística en una de las parcelas del inmueble, en la que se habían realizado actividades sin ningún tipo de licencia de obras. A partir de esa denuncia, se aprueba la actividad arqueológica preventiva que arranca en 2019. 

La intervención arqueológica fue dirigida por Carolina Martín Blanco y las catas descubrieron, entre otras cosas, un pósito de grano de dos plantas situado al sur de la parcela y recayente a Ronda de Isasa y una Sala‐Palacio con galería adyacente al patio secundario o trascorral. Además, se llegan a documentar tres elementos de importancia artística‐histórica fechados entre los siglos XIV y el XVII como son dos artesonados decorados mudéjares en el espacio comprendido por la Sala‐Palacio y su galería o una pintura mural sacra de San Antón en el corredor que une ambos patios. 

Los edificios que destacan por su importancia económica son las Casas de la Aduana, donde se cobraba el almojarifazgo y el portazo y la de la Alhóndiga, que ejercía de mercado junto a la Alcaicería. Ambas estructuras, aduana y alhóndiga, tendrían viviendas asociadas que en un primer momento pertenecerían a la corona pero que fue cedido a manos de particulares con el paso del tiempo para su explotación. 

En cuanto a la pintura de San Antón, fue sometida ya a trabajos de conservación. Se trata de una pintura mural realizada al seco con la técnica del temple graso (pigmentos más un aglutinante oleoso) donde se han hallado también restos de pan de oro. Según los arqueólogos, posiblemente pertenezca a la segunda mitad del siglo XVII y su autor aún es desconocido, aunque se están estudiando posibles influencias de pintorescordobeses de la época como Cristóbal Vela Cobos y su entorno. 

Pintura de San Antón tras los trabajos de conservación. Pintura de San Antón tras los trabajos de conservación.

Pintura de San Antón tras los trabajos de conservación. / El Día

La pintura presentaba desgastes, arañazos, roces, fisuras, grietas y pequeñas pérdidas de elementos. Su limpieza tuvo que ser hecha manualmente a punta de bisturí para dañarla lo menos posible. Con un mortero especial de cal hidráulica se rellenaron oquedades y desprendimientos de la superficie de la pintura, se sellaron sus bordes, las  fisuras y pequeñas grietas y una limpieza química para retirar el polvo y se aplicó varias capas de barniz protector transparente. 

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