Córdoba

"Los partidos acabarán tomando ideas del 15-M"

  • La investigadora asegura que los ciudadanos creen que los políticos no les representan y éstos "que no nos necesitan"

La profesora italiana Donatella Della Porta (Catania, 1956), que participó ayer en un seminario en el Instituto de Estudios Sociales (IESA), ha dedicado sus investigaciones a los movimientos sociales y a cómo la corrupción o el terrorismo influyen en la vida pública.

-¿Qué claves han generado la irrupción internacional de los indignados en el debate público?

-Desde los años 90, se ha producido una difusión trasnacional de los medios de protesta y de cómo utilizar o plantear los mensajes para movilizar. Esa difusión influyó en la primavera árabe, que a su vez influyó a los indignados españoles, de donde pasó a Grecia (hubo contactos entre activistas) y a Estados Unidos, con herramientas comunes. El movimiento por la justicia global ha creado herramientas que empiezan a tener eco en diferentes estados.

-¿Estamos hablando de movimientos globales o sus peculiaridades nacionales los hacen distintos?

-Son distintos porque las dinámicas nacionales son distintas. Yo diferencio entre procesos de imitación y de atribución de similitudes. Tiene mucho que ver los procesos de difusión, directa a través de contacto que es muy importante, o indirecta, donde internet tiene mucha relevancia. Pese a esas diferencias, estos movimientos comparten unas características de relación ante el mundo, motivado por la crisis económica. Islandia fue el primer movimiento que surgió. Se ha producido una difusión trasnacional de ideas similares contextualizadas de un modo distinto. El tronco, sin embargo, es común.

-Los indignados, el 15M, han conseguido un hueco en el debate público a la vez que en España se anuncia una mayoría absoluta del PP, el más hostil a sus tesis. ¿Cómo influyen estos movimientos en la política institucional?

-Las influencias de los movientos sociales sobre la política hay que verlas a largo plazo. A corto, incrementan los desacuerdos y la desafección hacia la política tradicional. El movimiento globalizado de justicia social empezó en los años 90 y sus propuestas se están incorporando ahora, tanto en el centro izquierda como en el centro derecha. Tienen influencia en la posición de los sindicatos, que son son ahora más críticos con la políticas neoliberales que antes. El 15M daña la imagen de los partidos políticos, sobre todo en los desacuerdos con el PSOE. A largo, creo que acabarán asumiendo sus propuestas, generarán nuevas corrientes dentro de los partidos -más críticas- y se podrían crear nuevos partidos.

-¿Cómo se expresa la indignación de la derecha?

-En términos comparativos, los indignados conservadores son una minoría y la expresión pública de su posición consiste en retirar su apoyo electoral como está pasando en Alemania, Italia o Francia. Se está produciendo también una división en el mundo empresarial producida por las cuestiones planteadas por los indignados. Grandes empresarios como Soros o Draghi apoyan sus propuestas y eso está dividiendo lo más financiero y virtual de la economía de lo más tradicional.

-España ha cambiado su Constitución sin referéndum y la propuesta de consulta en Grecia ha generado una crisis.

-La política contemporánea es un juego de polarizaciones. La gente dice que no le gustan los políticos y éstos piensan yono te necesito. Los políticos piensan que son los expertos, los representantes legítimos, no necesitan que les gustemos o no. Hay simpatía hacia los indignados porque abren un debate, plantear las preguntas. Obliga a los políticos a posicionarse en cosas como hasta qué punto el FMI es democrático. Cualquier movimiento es exitoso si abre un debate. En Grecia, los líderes europeos han sido categóricos en el sentido de que la gente no tenía derecho a decidir su futuro. En el fondo, estaban respondiendo a una pregunta abierta.

-¿Por qué tienen éxito candidaturas que cuentan con imputados por corrupción?

-La corrupción, la influencia del dinero sobre la política, es un punto central de los indignados desde la primavera árabe a Wall Street. El problema no es que los políticos nos representen sino que nos traicionen con juego sucio.

-¿Qué diría si asesorara al Goberno en la gestión social del fin de la violencia de ETA?

-Para una minoría en el País Vasco, hay cuestiones que legitiman a ETA como las inconsistencias de una transición pactada sin tener en cuenta la pluralidad de opiniones, los problemas del proceso democratizador, las torturas o la situación de los presos. Para sus apoyos sociales, son cuestiones abiertas. ETA tiene mucho menos apoyo social producto de un proceso largo, por la acción política del Estado y de un movimiento social organizado, lo que le ha llevado a reconocer su debilidad. Es importante mantener las cosas bajo control y ofrecer una salida. En Italia hubo un proceso de éxito con terroristas.

-¿Qué papel hay que darle a las víctimas de ETA en un proceso abocado a la negociación?

-En Italia pasó igual con las organizaciones terroristas clandestinas. Las entidades que agrupaban a las víctimas del terrorismo estaban en contra de negociar nada. Es racional, entendible, su dolor. Pero el Estado debe atender el interés general. En ese sentido, con el conflicto acabado, hay que darle unas salidas a los perdedores. Las cárceles no son en esta sociedad lugares de reintegración. Los presos pueden realizar iniciativas en organizaciones sociales o caritativas.

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