Museo Arqueológico de Córdoba: Encuentro de culturas

Oscillum

Oscillum del Museo Arqueológico de Córdoba. Máscara trágica

Oscillum del Museo Arqueológico de Córdoba. Máscara trágica / Museo Arqueológico de Córdoba

Oscilla ex alta suspendunt mollia pinu (Virgilio, Geórgicas II. 389)

Brocales de pozo, esculturas de fuentes y animales, hermas, candelabros, estatuillas en los altares de los lares y penates, un variado y abigarrado mundo decorativo se encontraba en peristilos y pórticos de atrios y jardines de las casas romanas. Es ese mundo vegetal reflejo de la vida, presente en diferentes formas en todos los ambientes y que nos pone en comunicación con ese gusto por el paraíso dionisíaco que va a perdurar a lo largo de los siglos. Y entre esos elementos más domésticos se encuentran los oscilla como piezas muy comunes.

La elección de este oscillum como pieza singular viene dada porque aunque pudiera considerarse un elemento menor, no lo es, ya que representa ese complejo mundo entre la naturaleza y lo lúdico presente en los ambientes romanos. Además, pasa por ser una de las piezas que AMAC siempre ha elegido como representación de la propia asociación en unión con el Museo.

Este tipo de piezas talladas en una placa de mármol semicircular necesitaban de un intercolumnio donde estar suspendidas, en ocasiones junto a guirnaldas vegetales, donde oscilaban y podían verse ambas caras con su decoración. El texto de Virgilio con el que comenzamos se refiere precisamente a la costumbre de enganchar de las ramas de árboles (pinos) objetos colgantes en los antiguos cultos itálicos en honor del dios Dionysos - Baco. Ese sería el caso de este tipo de piezas colgantes en los jardines y patios, que remitirían a la propia tradición romana, reminiscencia de aquellos cultos.

Oscilum del Museo Arqueológico de Córdoba. Máscara satírica. Oscilum del Museo Arqueológico de Córdoba. Máscara satírica.

Oscilum del Museo Arqueológico de Córdoba. Máscara satírica. / Museo Arqueológico de Córdoba

El oscillum cordobés tiene unas dimensiones de 16 x 23 x 0,23 cm, y se fecha en la segunda mitad del siglo I. Samuel de los Santos Gener, quien fuera director del Museo Arqueológico, reseña en la Memoria de los Museos Arqueológicos Provinciales de 1943 que esta pieza arqueológica procede de una escombrera que contenía tierras del vacie de los sótanos del colegio de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús en la Plaza de San Juan, e ingresa en el museo el 15 de Marzo de 1943 por compra en 8,50 pesetas. Se trata de una pieza incompleta ya que le faltaría uno de sus extremos, conservando el otro. En el se representa una cabeza de un animal mitológico, un grifo. Su forma semicircular con aspecto de pelta cuenta con un remate central en forma de palmeta, que conserva restos metálicos de la clavija de la que se suspendería en el patio de alguna casa de la Córdoba romana. En cada una de sus caras, talladas en bajorrelieve, se muestra en una cara el rostro de un sátiro de perfil. Su apariencia está definida por una máscara teatral satírica y como atributo un cayado de pastor que remite a su carácter campestre; en la otra cara, otra máscara teatral, esta vez con expresión trágica y con una antorcha encendida en el borde. Se relaciona con una máscara femenina de tragedia. Hay que recordar que en el teatro romano las máscaras son elemento principal que define a los personajes y que además, tenemos múltiples representaciones de diversos tipos que se utilizan en la decoración de los propios edificios escénicos.

En definitiva todas las representaciones que encontramos en la pieza nos remiten a los cultos de Dionysos – Baco, esos ritos directamente relacionados con la naturaleza como se ha comentado anteriormente. En concreto, las máscaras aparecen a finales del siglo IV a. C. en la cultura griega como elemento distintivo de ceremonias dionisíacas. Las máscaras teatrales romanas, herederas de las griegas, son las representaciones más comunes en los oscilla y, dado su origen, aluden a ese gusto por el teatro y la evocación de la naturaleza en sus ambientes domésticos.

Por tanto disfrutemos también de piezas de este tipo, más pequeñas en tamaño, pero que transmiten de forma directa los gustos y costumbres de la sociedad romana cordubense de hace más de 2000 años, no tan alejada de muchas de nuestras fiestas actuales.

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