Las mujeres gitanas que rompen barreras: "La lacra de los prejuicios nos impide avanzar en la sociedad"

8M

Hablamos con la enóloga Eustaquia Cortés y con la vendedora Lidia Ferrey y el papel de la mujer en el pueblo gitano, que cumple 600 años de su llegada a España en 2025

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Eustaquia Cortés y Lidia Ferrey
Eustaquia Cortés y Lidia Ferrey / Miguel Ángel Salas

Córdoba/En 2025 se cumplen 600 años de la llegada del pueblo gitano a España, que en todos estos siglos ha dejado una increíble huella cultural, social y lingüística. Una comunidad en la que poco a poco, sus mujeres están logrando romper estereotipos y posicionarse. Hay que tener en cuenta, tal y como explican desde la Federación Kamira, que "aunque la sociedad gitana tradicionalmente ha sido patriarcal, las mujeres tienen un papel significativo en la comunidad". En esta línea, aseguran que las mujeres gitanas "son las guardianas de la cultura y las tradiciones, transmitiendo conocimientos ancestrales a las generaciones futuras".

"Las mujeres gitanas son conocidas por su fuerza, determinación y dedicación a la familia. A menudo, tienen un papel crucial en la toma de decisiones familiares y son respetadas por su sabiduría y experiencia", añaden.

Con motivo de la celebración del 8M, Día Internacional de la Mujer, la federación ha hecho público un manifiesto en el que las gitanas reivindican su "derecho a una vida libre de discriminación, segregación y violencia". "Exigimos el derecho a decidir libremente sobre nuestra vida y nuestro futuro, sin que nadie nos imponga ni nos limite nuestras decisiones personales. Queremos ser dueñas de nuestras elecciones, ya sea en nuestra educación, carrera, vida familiar o relaciones. El feminismo gitano nos permite cuestionar a quienes nos piden que renunciemos a nuestra cultura y a quienes pretendiendo alzarse como única voz legítima de la misma, quisiera limitarnos", recoge el manifiesto.

Es por ello que El Día de Córdoba ha hablado con dos mujeres gitanas para conocer su opinión sobre el 8M y dar a conocer su trayectoria profesional. Se trata de Eustaquia Cortes, bióloga y enóloga, quien reconoce que ha tenido que romper estereotipos tanto sociales como sectoriales a lo largo de su dilatada trayectoria profesional, y de Lidia Ferrey, vendedora ambulante, quien asegura que las mujeres "tenemos que ser constantes y luchar por lo que queremos"

Eustaquia Cortés: "Hay que romper barreras y abrir camino a quien viene detrás

Eustaquia Cortés en un viñedo
Eustaquia Cortés en un viñedo / El Día

Es la primera mujer gitana licenciada en Biología y Enología, titulaciones que estudió en la Universidad de Córdoba, además de realizar un máster executive en Comercial y Ventas. Eustaquia Cortés nació en Córdoba en 1975 y ha roto estereotipos. Actualmente es responsable de ventas de la zona del Mediterráneo de un grupo bodeguero "con mucho arraigo vitivinícola", explica.

Eustaquia lo tuvo claro desde el primer momento para dedicarse de manera profesional a la vitivinicultura porque "es un mundo que te envuelve, te atrapa y no deja que salgas de él si lo vives desde el interior". "Desde pequeña me atrajo este apasionante mundo", subraya.

No obstante, reconoce que a lo largo de su trayectoria laboral ha tenido que romper estereotipos "tanto sociales como sectoriales". Es más, ha asegurado que "en algunos momentos, no ha sido fácil". En esta línea, advierte de que "la lacra de los prejuicios, de todo tipo, es algo que nos puede arrastrar a la oscuridad si no abrimos la mente, nos impide avanzar y evolucionar como sociedad".

Desde su posición, además, hace un llamamiento a la formación por parte de las mujeres. "La formación constante y continúa es imprescindible", anota y añade que cuando se dediquen a ello lo hagan "en aquello que les apasionen y disfruten del camino, aunque no sea fácil". En su caso, la enóloga recuerda su paso por la Universidad de Córdoba y el privilegio que ella tuvo al poder estudiar en su ciudad natal. No obstante, reconoce que también es un momento de la vida "duro porque tener que luchar por conseguir tu meta no es fácil para nadie, sobre todo si quieres ser buena en tu futura profesión".

Dice que ahora "con una experiencia laboral tan completa y versátil, tengo aún tengo ganas de superación" y se pregunta, al respecto, "qué sería de nosotras sin querer superarnos cada día". "Me encuentro en un momento muy sereno y feliz de mi carrera laboral, quiero disfrutarlo al máximo, pero no caer en la monotonía", anota.

También alude al trabajo anterior de otras mujeres en este "maravilloso mundo y que va dando sus frutos poco a poco". En esta línea, ha puesto de manifiesto que "hemos pasado de ver este sector como un sector masculino a un sector donde el género no importa". "Está pasando igualmente en otros sectores y eso es muy bueno para la sociedad", ha concluido.

Lidia Ferrey: "Tenemos que ser constantes y luchar por lo que queremos"

Lidia Ferrey, en el barrio de la Fuensanta
Lidia Ferrey, en el barrio de la Fuensanta / Miguel Ángel Salas

Desde los 18 años, Lidia Ferrey trabaja como vendedora ambulante en los mercadillos de Córdoba. Vecina del barrio de la Fuensanta, a sus 30 años y madre de tres niños, lo tiene bastante claro respecto a la celebración del 8M: "Me gusta que un día se realce la figura de la mujer, ya que ha estado muy apartada durante toda la historia". "Hay que ser constante y luchar por lo que queremos", destaca.

La joven vendedora también alude a la comunidad gitana a la que pertenece y no tiene reparos en reconocer que a pesar de los grandes avances de los últimos años, "a veces sí se siente un poco de discriminación". Así, denuncia que la mujer gitana "sufre una doble discriminación: por ser mujer y por ser gitana".

En esta línea, insiste en que "se nos tiene muy estigmatizadas cuando dicen que solo nos dedicamos a criar hijos, a estar en casa y a no hacer nada". Sin embargo, esta no es la realidad y "poco a poco, con la ayuda de Dios, estamos consiguiendo que eso cambie".

"Las mujeres somos más que eso, somos personas; podemos llegar donde nos propongamos y podemos hacer mucho más", insiste.

También ella hace hincapié en la necesidad de formarse. En su caso, concluyó sus estudios de Secundaria Obligatoria y se puso a trabajar. Es por eso, que ahora quiere que sus hijos se formen más: "Me estoy esforzando para que tengan una educación". En su caso, además, está implementando medidas para la incorporación de las nuevas tecnologías en las ventas del mercadillo: "Queremos avanzar en nuestro sector", concluye.

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