Tintorería Solymar: desde los 70 cuidando del textil de las familias de Córdoba

Córdoba/José Luis Berdejo es la tercera generación de la Tintorería Solymar, un comercio que actualmente está presente en dos barrios de Córdoba. Nació en 1969 por los padres y el abuelo del actual gerente. Berdejo narra que el primer negocio que abrió sus puertas fue el ubicado en Ciudad Jardín, que en la actualidad sigue atendiendo a sus clientes del barrio. Más tarde, en 1974 llegó el de la avenida de Barcelona, que se formalizó en plena expansión de esas ubicaciones; a diferencia del primero, este establecimiento era solo de sus padres.

"Empezaron como una lavandería de autoservicio, igual que las muchas que ahora se están poniendo por todas partes. Por aquella época hubo un boom de este negocio. Los usuarios no tenían lavadoras autómaticas, incluso los estudiantes de Ciudad Jardín no tenían". A partir de ahí, fueron entrando en el terreno de la tintorería y planchado hasta llegar a completar los servicios que ofrece actualmente el negocio. La empresa siempre se ha denominado de la misma forma: "Al empezar por autoservico, por lavado y secado de ropa, Solymar".

José Luis entró en el negocio a los 20 años, y hoy en pleno 2025 lo regenta junto a su mujer, que atiende a los usuarios en la sede de la avenida de Barcelona. No hay duda que el empresario ha tenido la oportunidad de ver la transformación de los barrios donde sus tintorerías se ubicaban: "Todavía había huertos entre la avenida de Barcelona y en el colegio Salesianos; me acuerdo de haber ido por esa zona para ir al colegio", recuerda.

Respecto a los servicios y al tipo de cliente al que se dirige, Berdejo argumenta detalla que es muy demandada la limpieza en seco, pues muchísmos tejidos no admiten el lavado en agua, como la lana y la seda. En la actualidad, por la tintorería pasan muchos tipos de prenda, tanto de vestir como para el hogar. Y en Solymar también cuidan las sábanas de diferentes apartamentos turísticos y se atienden las necesidades de los trajes de flamenca que llegan in extremis antes del gran día.

Al igual que las prendas cambian con la estación, la estacionalidad también es un elemento importante en este negocio, es decir, no todos los meses son iguales. "Cuando nos acercamos a la Semana Santa empieza a aumentar las necesidades de la clientela con la ropa para vestir bien, y luego llegan las comuniones y la Feria. Y con los cambios de armario lavamos mantas y edrones. En verano, la gente se va de vacaciones y cuando regresan tiene lugar el cambio de temporada a otoño, en la que hay que limpiar los chaquetones". "Es difícil mantener un negocio con estacionalidad, pero yo solo he conocido este sistema. Hay que organizarse y aceptarlo", asume.

Sobre el futuro de este tipo de establecimientos, el gerente de Solymar explica que "el relevo generacional puede estar complicado, ya los hijos de los tintoreros de mi edad han estudiado y se han ido fuera". "Yo siempre pienso que siempre tendrá futuro porque le da al cliente tiempo libre, higiene y confort, no veo nada negativo". Aunque piensa que el comercio local sí está más complicado, es cierto que su gremio es una profesión muy específica, pero para el tema de la competencia, a diferencia de otros negocios, no tiene que hacer frente a gigantes online.

En Solymar hay un total de cinco personas trabajando y, aunque no son de la misma familia, la que menos tiempo lleva en el negocio supera la década. Con respecto a la salida laboral de esta profesión, desde el negocio la defienden: "Es una profesión donde no hay una formación y eso es lo que se pretende con la Asociación de Tintorerías Andaluza, buscar una formación profesional", aventura.