Así se mide el temporal

Dos pluviógrafos a los que hay que dar cuerda todos los lunes y un pluviómetro ubicados en el Aeropuerto son todo el material utilizado para registrar las tormentas

La jefa del observatorio de Córdoba, Paloma Requena, muestra el pluviómetro que marca la lluvia oficial de Córdoba.
La jefa del observatorio de Córdoba, Paloma Requena, muestra el pluviómetro que marca la lluvia oficial de Córdoba.

En el observatorio de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ubicado en el Aeropuerto, todo está por duplicado: para medir la lluvia se utilizan dos pluviógrafos, varios termómetros para comprobar cómo cambian las temperaturas, dos torres informáticas para que ningún dato se pierda en el caso de que se produzca un error de conexión… Parece como si para registrar la fuerza de una tormenta no bastara con la precisión de un solo tubo de mercurio o de un solo recipiente para acumular el agua de lluvia. Haga sol, haya niebla, truene, nieve o llueva, el centro funciona las 24 horas y los aparatos registran cada minuto, cada segundo de lo que acontece en la atmósfera.

Y en las últimas semanas las estadísticas certifican que los pluviómetros y los pluviógrafos no han dejado de trabajar. Pero, ¿tanto como se percibe en la calle? "Es indudable que ha llovido muchísimo, aunque tampoco nos encontramos con un fenómeno tan excepcional. Aquí estamos acostumbrados", confiesa sin asombro la responsable de la oficina de la Aemet en Córdoba, Paloma Requena. En sus más de 20 años de experiencia con los barómetros y los termómetros cordobeses, ha registrado meses de diciembre de todos los tipos: tormentosos, secos, templados, fríos y lluviosos. Aunque nunca tanto como este último diciembre, que ha roto las estadísticas medias sobre precipitaciones en este mes con sus 343,9 litros registrados.

"Es mucho, sí, pero al hablar sobre el tiempo se suele olvidar los inviernos pasados y los calores del verano, y parece que cada agosto es peor que el anterior y que cada enero es más frío", dice. A la experta no le sorprendió, por ejemplo, que el pasado día 21 cayeran 84,8 litros: "Llamó una señora para preguntar si era el récord absoluto de lluvias. Pero no lo es", dice. La máxima registrada en un día fue el 2 de noviembre de 1997, cuando hubo 154 litros. Y peor fue también el 11 de octubre de 2005, cuando la ciudad soportó 91,2 litros en sólo tres horas, entre las 13:00 y las 16:00.

Requena conserva el gráfico de precipitaciones de aquella jornada por su carácter "extraordinario": "Nunca había visto unas curvas iguales", observa, mientras señala las caídas y las bajadas de la tinta sobre el papel. En la oficina provincial de la Aemet se conservan diez años de gráficas, pero ninguna como la de aquel día, cuando el aguacero arrasó la ciudad. Cuando se consultan las hemerotecas, uno se topa con un nombre propio: el Vince, un ciclón de origen tropical que inundó el Pocito y dejó cientas de incidencias en todo el término municipal aquella sobremesa.

En el observatorio meteorológico, aquel temporal y todos los que han llegado después caben en unos cuantos frascos de cristal guardados en chapas. Y es que para medir la lluvia se utilizan aparatos similares a los de hace décadas: dos pluviógrafos -aparatos que anotan mecánicamente sobre el papel las precipitaciones e informan de su intensidad- y un pluviómetro, utilizado para contabilizar el total de agua de lluvia. Los cachivaches se ubican junto a la pista del aeródromo y se visitan una vez al día: puntualmente, a las 08:00, cada mañana se cambia la banda de papel del pluviógrafo y se contabiliza el agua del pluviómetro. Todos los lunes, además, los técnicos del observatorio dan cuerda al primer aparato para que coja fuerzas para toda la semana.

La temperatura también se mide de forma artesanal con la ayuda de cuatro aparatos: un termómetro seco, otro húmedo -que certifica el punto de rocío-, un termómetro de máximas y otro de mínimas. En este último, la medición se hace con ayuda de alcohol en lugar de con mercurio. La garita donde se conservan los aparatos se visita cuatro veces al día y responde a unos estándares universales: de listones de madera pintados en color blanco, a un metro del suelo y orientada al norte. Los termómetros, que se sustituyen periódicamente, proceden de Alemania.

El pasado mes fue el tercer diciembre más lluvioso desde que la Aemet realiza estadísticas. Así lo certifica el responsable de la Agencia Estatal en Andalucía, Luis López Cotín: "Hemos tenido un otoño cálido y seco, así que la sorpresa ha sido mayor". ¿Y están estas precipitaciones relacionadas con el cambio climático? "No tiene nada que ver. Las consecuencias de la contaminación se verán con el paso de decenas de años", explica con contundencia. Todo ha sido consecuencia del "carácter caótico" de la atmósfera, ataja. "Se han encadenado varias borrascas del oeste muy lluviosas y otras del norte, frías y secas", explica. Así es el último frente que ha helado media península y que ha traído las primeras nieves del año meteorológico a la provincia. El viento del oeste arrastrará más nubarrones esta semana, y con ellas llegará otra vez la lluvia.

Contenido ofrecido por Hospes Palacio del Bailío

Vive otro verano en Córdoba

Hospes Palacio del Bailío ofrece durante estos meses varias propuestas que suponen una brisa de aire fresco y que están destinadas tanto al público cordobés como a sus huéspedes

stats