"Nuestra lucha ha sido por la igualdad, pero no se ha conseguido"
María del Carmen de Austria. Fundadora de la Asociación de Mujeres Al Alba
Forma parte del grupo originario que fundó la que, a día de hoy, es la asociación de mujeres más antigua de Córdoba y aún sigue en la junta directiva para conseguir las mismas oportunidades.
ES jueves y en el centro cívico de La Fuensanta se reúnen las socias de Al Alba, la asociación de mujeres más antigua de Córdoba. La sala está a rebosar y es que ya preparan el viaje que harán este año, a Osuna (Sevilla), aunque también pararán en Écija (Sevilla) para visitar a otro colectivo femenino. La entrevistada tarda algo en llegar, pero se le perdona, acaba de salir de trabajar del colegio en el que es cocinera. Forma parte del grupo de mujeres que fundó Al Alba allá por el año 88 y tiene claro que se han hecho muchas cosas por la ansiada igualdad entre hombres y mujeres, igual de claro que tiene que el objetivo final no se ha conseguido. Ahora pide a las jóvenes que tomen conciencia de que ellas son las que tienen que recoger el relevo de la lucha, aunque desde la asociación siguen organizando numerosos actos donde reúnen a cientos de personas para luchar por esa justicia.
-¿En qué momento se decide a fundar la asociación?
-Como asociación nacimos en el 88, pero antes ya llevábamos dos años andando. Empezamos con un grupo de gimnasia en el Fernán Pérez porque unas chicas de Servicios Sociales del Ayuntamiento querían hacer un trabajo con mujeres. Vinieron a la asociación de padres y madres de un colegio que eran todas mujeres, menos el presidente que era hombre, como es natural. Quiso dinamizar ese grupo y pensaron en hacer algo que llamara a las vecinas del barrio y se creó el grupo de gimnasia. Yo me incorporé porque no estaba en la asociación; me hice cargo y empezamos las reuniones porque aquello fue subiendo, había mucha demanda, teníamos que solicitar espacios de colegios públicos, de los institutos... y si no éramos una asociación legal no teníamos nada qué hacer.
-Entonces, ¿desde un primer momento ya comenzó la demanda de servicios?
-Sí, hubo movida, además hicimos un llamamiento, fuimos repartiendo propaganda por los buzones del barrio para ver si la gente quería unirse y la demanda fue estupenda.
-Pero aún no disponíais con el centro cívico.
-Qué va, empezamos a reunirnos en un espacio que los Servicios Sociales tenían en San José Obrero. Y ya empezamos el trabajo. Se hizo un trabajo de salud a través de encuestas a mujeres para ver qué querían, qué demandaban, cómo se sentían...
-¿Y con qué tipo de actividades comenzasteis?
-Han ido cambiando. Cuando nos constituimos como asociación tuvimos intervención en otros eventos a nivel municipal y, por esas fechas se creó el Instituto Andaluz de la Mujer; nos llamaron, incluso, para ponerlo en marcha. A nosotras y a otras dos asociaciones más, una que era Las Jaras y otra de Alcolea. Después, nuestro programa ha ido cambiando, nos centramos mucho en la salud de la mujer, el deporte... así empezamos y nos mantenemos. Con taichí, pilates o expresión corporal.
-Durante el Día de la Mujer, que se celebró el pasado martes, contabais cómo han cambiado las cosas en los últimos años, como que ni siquiera estaba bien visto que una mujer saliera a la calle en chandal.
-Al principio nos cambiábamos en los gimnasios, yo la primera. Salías vestida de casa normal y con tu bolsita venías al gimnasio y te cambiabas aquí. Eso ha avanzado muchísimo, ahora vienen en chandal y zapatillas y cómo quieran. Nuestra lucha ha sido por la igualdad, que la mujer interviniera un poco en la vida de la ciudad, de los barrios, de las asociaciones, que saliera de su casa y que se luchara por la igualdad entre hombres y mujeres, algo que no hemos conseguido por muchos años que llevemos.
-¿Cree que se ha avanzado, al menos, un poco?
-Se ha avanzado muchísimo, las mujeres mira cómo vienen... el centro cívico está a tope de actividades y la mayoría son de mujeres. Pero en lo esencial y lo primordial todavía queda mucho por hacer.
-¿Qué le dijo su familia cuando le comentó lo de la asociación?
-Tengo la suerte de tener un marido muy actual y no tuve ningún problema. Pero sí venía gente con problemas con el marido y venían a escondidas. Al principio nos encontramos con mujeres que venían con problemas de pareja y entonces lo hacían asustadas. En eso sí que se ha cambiado, aunque el camino ha sido largo. Buscaban ayuda más psicológica que otra cosa. Por eso buscamos una asesora jurídica que solicitamos al Ayuntamiento y estuvo seis meses aquí en el centro cívico para atender esos problemas. Luego como se creó el Instituto de la Mujer había que derivarlas allí.
-¿Entonces tratasteis directamente con violencia machista?
-Al principio venían bastantes, muchas, pero al crearse el Instituto de la Mujer, teníamos que enviarlas allí. Además, después compusimos también la plataforma contra la violencia de género.
-Da la sensación de que la política ha trabajado por erradicar esa lacra, pero parece que queda mucho por hacer.
-A la vista está con las muertes que llevamos este año, 12 o 13 mujeres muertas. No hay manera. Cada año menos de 60 mujeres asesinadas no hay. Si eso fuera de hombres muertos, el Gobierno ya habría puesto pie en pared de alguna manera. Con el terrorismo de ETA mira si hemos estado machacando todo el mundo, pero las mujeres...
-¿Por qué cree que las acciones de las administraciones no arreglan el problema?
-Porque los hombres siguen mandando y machacando por encima de todo, no todos obviamente. Pero sigue habiendo problemas en muchas mujeres y lo peor son las jóvenes.
-¿Qué más habría que hacer?
-El Gobierno creó la Ley de Igualdad, pero luego quitaron la mayoría del presupuesto porque en el momento en el que falla el dinero y llega la crisis, lo pagamos nosotras. Si están trabajando un hombre y una mujer y llega la crisis a una empresa te echan a ti, al hombre no. Yo he ido a varias entrevistas de trabajo y te hacen unas preguntas... si yo desarrollo mi trabajo como cualquier persona, ¿por qué pasa esto?
-¿Qué frena la igualdad real?
-Yo tenía esperanza en la gente joven porque tiene otro tipo de educación. Mi padre me sacó del colegio cuando mi madre murió cuando tenía 12 años porque yo ya había aprendido todo y mis hermanos sí siguieron. Partes de esa base que es tu educación y cuesta romper un poco.
-¿No le da la sensación de que a veces vamos hacia atrás en lugar de hacia delante?
-Avanzamos un poco y hemos llegado a un punto que vamos para atrás. Y eso le toca ya las jóvenes, porque nosotras bastante hemos hecho y estamos haciendo, ellas son las que tienen que tomar el relevo.
-¿Y con el Ayuntamiento qué tal la relación?
-Muy buena. Los grupos de mujeres pedimos que se creara la Concejalía de Mujer y fue María José Moruno la primera que la dirigió. Además la pusimos nosotras porque queríamos que estuviera, era una mujer comprometida con el tema, había sido maestra del colegio, la conocíamos todas. Luego ya se creó el consejo.
-¿Y el tejido asociativo de mujeres en Córdoba?
-Nosotras siempre que hacemos algún evento invitamos a las asociaciones de Córdoba que hay, pero han desaparecido muchas. Cuando se creó el Consejo de la Mujer, sobre 2005, salieron asociaciones de la nada. Luego con el paso del tiempo, no sé qué ha pasado, se han ido acabando. En las últimas reuniones había montones de carpetas sin entregar porque no se presentaban.
-¿Entonces cuál sería la receta del éxito en este caso?
-Nosotras damos a las mujeres lo que piden. Lo de la gimnasia y todo eso, una coral que creamos en el 2005... lo que les gusta a ellas.
-La marcha que convocan por el Día de la Mujer es una actividad ya marcada en el calendario.
-No hemos parado ni un año. Antes de que se hiciera legal la asociación, el primer año nos montamos en un coche de una compañera y con un megáfono que nos prestó Comisiones Obreras nos dimos una vuelta por todo el barrio diciendo que era el Día Internacional de la Mujer. Al segundo, ya intentamos hacer una chocolatada y reunir a la gente y estuvimos en el Pocito. A partir de ahí se formalizó y todos los años lo hacemos. Este año han venido más de 400 personas, a la hora de andar a lo mejor un poquito menos, pero a los churros con el chocolate no he visto más gente que acude porque además es gratuito.
-¿Qué representa Al Alba en la vida de sus socias?
-Muchas nos hemos incorporado al trabajo, yo no tenía empleo. A partir del 88 que organizamos lo de la asociación, me apunté al INEM; si no hubiera estado en la asociación, no hubiera hecho nada. Con llevar a mis niños al colegio y recogerlos ya tenía bastante. Fuimos creándonos conciencia de que había que cambiar de alguna manera. Y me apunté y ahora soy cocinera en el colegio Virgen de la Esperanza, he trabajo en la residencia municipal, en el SAS... no ha sido continuado, pero sí con muchos contratos. Ni se me hubiera ocurrido antes del 88 apuntarme. Me acuerdo también que creamos un grupo para solicitar al Ayuntamiento un taller de cerámica y lo queríamos hacer por el INEM que nos costó Dios y ayuda porque las mujeres que iban eran mandadas por nosotras; eso ya no se ha vuelto a hacer más. Y a partir de ahí empezamos en el taller, recuerdo que duró nueve meses.
-¿Y por qué Al Alba?
-Pensamos nombres bonitos y como era una cosa que empezaba nueva, que amanecía, pues Al Alba.
-¿Que mensaje lanzaría a todas esas mujeres que aún no dan el paso de apuntarse a asociaciones como la suya o reivindicar el 8 de marzo?
-Lo más importante es que tomemos conciencia de que somos iguales hombres y mujeres. Y si ves que no es lo mismo porque hay diferencias, porque te están tratando de otra manera, no te calles, no te quedes en tu casa, reivindica donde sea. Y sí, hay asociaciones de mujeres donde te puedan escuchar y puedas decirlo de viva voz, hazlo. Lo que queremos, sobre todo, es que el mensaje le llegue a la gente joven y nos releve ya del cargo.
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