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La libertad que nace en la calle

  • La Fundación Prolibertas abre un centro de día justo al lado del comedor trinitario para ofrecer varios servicios, entre ellos formación para que los usuarios puedan integrarse

Sala de estar de la Casa Libertad.

Sala de estar de la Casa Libertad. / jordi vidal

Según los últimos datos ofrecidos por la Red Co-Habita, hace apenas dos meses en Córdoba capital había alrededor de 260 personas que vivían en la calle. Aunque el perfil mayoritario era el de un hombre adulto, también hay mujeres que no tienen un techo propio bajo el que resguardarse. El Ayuntamiento aborda en estos momentos un plan con horizonte en 2020 que busca que en ese año no haya ninguna persona sin hogar en la ciudad.

Esas casi 260 personas, cada una con su historia, pasan a la intemperie las peores horas del día. Las más frías cuando es invierno, las más calurosas cuando es verano o las más lluviosas, con el claro ejemplo de estos días atrás. Sin embargo, la ciudad cuenta con varios servicios que tienen como fin que nadie tenga que pasar por esto. El objetivo de estos lugares es variado, desde ofrecer una cama en la que pasar la noche hasta formar en habilidades sociales para que esas personas puedan seguir participando en la sociedad a pesar de su posición.

El centro cuenta con varios trabajadores que gestionan los recursos disponibles

Esta misma semana, la Fundación Prolibertas, de los Trinitarios, inauguraba un centro de día bajo el nombre Casa Libertad. Este espacio, situado muy cerca del comedor de los Trinitarios -con horarios que permiten ir de uno a otro-, cuenta con varios servicios, como pueden ser lavandería, televisión o sala de lectura. Pero también tiene algo clave: formación. El coordinador de la Fundación Prolibertas en Córdoba, Eduardo García, explicaba muy bien el objetivo que tienen espacios como la Casa Libertad: "Es un espacio para que estas personas puedan trabajar en la participación y conseguir la autonomía personal que les dará la libertad". Formarles en habilidades sociales, educación para la salud, participación social... Todo ello para que continúen siendo parte del todo.

Los usuarios del comedor de los Trinitarios son los primeros en probar las comodidades de esta Casa Libertad. Es el caso de Carmen -nombre ficticio-, una mujer que ronda los 60 años y que lleva uno viviendo en Córdoba. Esta mujer, que ha sido reclusa en la prisión de Alcolea, cuenta: "Yo en la calle no voy a vivir, eso lo tengo claro". Por eso usa los servicios que tiene a su disposición. Con la apertura de este centro de día, cuenta, "no tenemos que estar pasando frío hasta que abren el comedor". La palabra "gracias" aparece más de una vez en sus declaraciones y explica que la atención a las personas sin hogar en Córdoba "es mejor que en otros sitios".

Pablo Arenas es técnico del centro y también del comedor. Junto a dos compañeros más, Arenas gestiona los recursos con los que cuentan el centro y el comedor para que, como él mismo cuenta, "las personas estén atendidas y los servicios que prestamos salgan bien". A pesar de que el centro de día tiene una capacidad para 50 personas, desde que abrió hace poco más de una semana acoge de media a 60 diarias. Lo mismo ocurre con el comedor, que a pesar de ser reducido, eleva su número de usuarios y no deja a nadie en la calle.

Francisco también es usuario de estos servicios, aunque en este caso sí tiene un hogar, el cual, según explica, "me permite ir duchado y arreglado y en perfecto estado de revista". Tiene 64 años y hace tres se jubiló, quedándole una pensión muy pequeña. "Recurrí al comedor hace un par de año, cuando la crisis empezó a apretarme y ya no me podía mantener", comenta Francisco, que a día de hoy continúa haciendo algún "trabajito" y que ha entablado amistad con otros usuarios. "Alguno cuando me vea, dirá que cómo es que viene este hombre al comedor", apunta este hombre mientras saluda a un compañero.

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