Córdoba

El 25% de las jóvenes acudiría a la cirugía para mejorar su aspecto

  • Una investigación de la UCO muestra la influencia de las redes sociales en la configuración de la autoestima juvenil

María del Pilar Martínez, Pilar Aparicio y Alberto Perea, autores del estudio, en el Rectorado de la UCO.

María del Pilar Martínez, Pilar Aparicio y Alberto Perea, autores del estudio, en el Rectorado de la UCO. / el día

Su edad media es de apenas 18 años y un 24,8% de las alumnas de la Universidad de Córdoba (UCO) reconoce que no descartaría someterse a un tratamiento quirúrgico, sobre todo en los senos y en los muslos, para mejorar su figura. Éste es uno de los resultados del estudio elaborado por el equipo de investigación de la UCO formado por los investigadores Pilar Aparicio, María del Pilar Martínez, Alberto Perea y Manuel Vaquero, sobre la influencia de las redes sociales en la imagen corporal de los universitarios.

El estudio, al que ha tenido acceso este periódico, se dividió en tres fases y la primera de ellas -de manera cronológica- comenzó por una contextualización de la relevancia de los vídeos e imágenes publicitarias de diferentes marcas de ropa en las redes sociales de En este caso, la investigación se centra en las redes sociales de Twitter, Instagran y Facebook, incluido el portal Youtube, para visibilizar la repercusión de estos productos audiovisuales en la vida diaria de los usuarios. En concreto, los vídeos se publicaron entre el 1 el 15 de septiembre de 2016 y, sólo en Facebook tuvieron más 54.000 de visitas, 304.058 en Youtube y 244.321 en Instagram, mientras que el número de seguidores en Twitter se elevó hasta los 5.569. La intención, según explicó Pilar Aparicio -que es alumna del máster de Biomedicina que imparte la UCO-, fue la de comprobar "la rapidez de la visualización de la publicidad".

Los hombres pasan 10,47 horas de media en las redes sociales y las alumnas 9,93

La segunda fase, por su parte, incluyó el diseño y la distribución de unas encuestas sobre autopercepción de la imagen corporal dirigida a una muestra del alumnado de la UCO. En este caso, participaron 328 alumnos de las titulaciones de Enfermería e Ingeniería y aunque la muestra estaba abierta para estudiantes de entre 18 y 25 años, finalmente la edad media de los participantes fue de 18,5 años. Según el estudio, a pesar de que las mujeres encuestadas consideraban que la imagen femenina de los vídeos e imágenes publicitarias es extremadamente estereotipada e inclinada hacia una delgadez extrema, a la hora de señalar cuál era su imagen deseada su respuesta se acercaba bastante a esa imagen prototípica. Aunque se observó que los hombres también buscaban asemejarse más al cuerpo musculoso que se visualiza en la publicidad, su preocupación por llegar a ese "ideal" no era tan significativa. La diferencia parece residir en que, en el caso de la mujer, se partía con una menor autoestima y la constante exposición a esas imágenes de las redes implica un deterioro mayor en la autoestima y una necesidad de modificar su imagen. En datos, la mujer se autoconcede a su imagen personal un 3,34 sobre un máximo de siete.

En la citada encuesta se incluyeron preguntas acerca del grado de satisfacción de la imagen corporal y los métodos que utilizaban para mantenerse en forma. En este caso, un 82% de las mujeres reconocía que hacía ejercicio físico, mientras que un 24,8% no descarta en recurrir a la cirugía, sobre todo en el pecho y los muslos. Otra de las variables que se incluyó en esta encuesta se centró en la frecuencia en la que los jóvenes se conectaban a las redes sociales durante una semana. En este caso, los resultados arrojaron 9,93 horas a la semana en el caso de las mujeres, mientras que los hombres pasan 10,47 horas cada semana.

Siguiendo el orden cronológico en el que trabajaron los investigadores, para la tercera fase recurrieron a profesionales de Salud Mental de un hospital de Madrid a los que propusieron otra encuesta, en este caso, acerca del efecto de la publicidad en los trastornos alimentarios. En este caso, los encuestados -cuya media de edad fue de 38 años y un 99,5% fueron mujeres- concedieron un 4,6 -sobre una puntuación máxima de cinco- al hecho de que la publicidad sí que es un factor de riesgo en las conductas alimentarias, mientras que a las redes sociales les concedieron un 4,2. Otra de las preguntas que añadieron a esta encuesta se centró en que si el tiempo de conexión a las redes sociales influye o no en los trastornos de conductas alimenticias. La respuesta por parte de los profesionales de Salud Mental también es significativa, puesto que conceden un 4,10. Las mimas, según apuntó una de las autoras del estudio, reconocieron que estos problemas iban a seguir aumentando debido a la publicidad.

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