Semana del Donante del Hospital Reina Sofía

“Siento mucha felicidad al poder respirar por mí mismo”

  • Miguel Ángel Aguilera y José Antonio Giráldez llegaron al Reina Sofía desde Melilla y Sevilla, respectivamente, por la necesidad de un trasplante de pulmón

Miguel Ángel Aguilera posa delante de uno de los paneles de la exposición sobre donación de órganos.

Miguel Ángel Aguilera posa delante de uno de los paneles de la exposición sobre donación de órganos. / Juan Ayala

El respirar por sí mismo, el caminar sin necesidad de llevar una bombona de oxígeno o el ducharse y vestirse sin ayuda son actividades que, poco a poco, han recuperado Miguel Ángel Aguilera y José Antonio Giráldez tras recibir un trasplante de pulmón en el Hospital Reina Sofía.

Miguel Ángel Aguilera es de Melilla y ha estado año y medio viviendo en Córdoba, mientras esperaba un pulmón (en su caso fueron dos) que llegó el pasado mes de marzo. En 2015 enfermó a causa de una neumonía que se complicó por una fibrosis pulmonar idiopática que derivó en fibroenfisema agudo, por lo que estuvo hospitalizado en Melilla cuatro meses.

Más tarde, estuvo tratándose con un medicamento experimental que no funcionaba, así que fue empeorando poco a poco hasta el punto de ir siempre con una mochila y la bombona de oxígeno.

"Me dieron a elegir y escogí Córdoba por la fama que tiene y por sus médicos", indica Miguel Ángel

En enero de 2017, lo derivaron al Hospital Reina Sofía y, como tenía obesidad, tuvo que adelgazar para entrar en la lista de espera. Perdió 18 kilos y lo pusieron en lista en noviembre de ese mismo año.

“Me dieron a elegir y escogí Córdoba por la fama que tiene y sus médicos”, señala Miguel Ángel. El 5 de marzo de este año por fin entró en quirófano para someterse a un trasplante bipulmonar.

Antes de esta intervención “mi vida iba mal, no tenía sentido porque era dependiente del oxígeno” desde que ingresó en 2015 en el hospital de Melilla. “El día a día era cada vez peor, era un calvario, no era forma de vivir” y tuvo que dejar el deporte, que antes practicaba de forma habitual.

Este melillense de 49 años explica que su vida cambió “de la noche a la mañana y, quieras o no, te vienes abajo porque es un golpe muy fuerte”. Sin embargo, con el trasplante “te regalan de nuevo la vida”.

Un requisito para entrar en la lista de espera era trasladarse a Córdoba ya que, debido a la distancia, desde Melilla sería imposible llegar en caso de haber un pulmón disponible. Así que se vino con su madre que en este tiempo ha sido el principal pilar para él. “No se si he luchado más yo o ella”, apunta.

Antes de la intervención tuvo otro aviso en julio de 2017, pero el órgano llegó en malas condiciones. Y a la segunda fue la vencida. Era mediodía y Miguel Ángel estaba caminando por la calle cuando lo llamaron desde el Reina Sofía.

Salió del quirófano de madrugada, pero después hubo complicaciones y no despertaba, por lo que estuvo diez días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). La pasada semana terminó con la rehabilitación y este mismo fin de semana tiene previsto volver a Melilla.

Ahora mismo “estoy estupendo y siento mucha felicidad al poder respirar por mí mismo y súper agradecido al donante y a los médicos por su profesionalidad y por su humanidad”.

Por último, indica que “un órgano salva vidas y al que lo recibe le hace mucha falta, así que seguro que estará más que agradecido, por eso animo a que donen no solo órganos sino también médula y sangre”.

Gloria Calzado y José Antonio Giráldez. Gloria Calzado y José Antonio Giráldez.

Gloria Calzado y José Antonio Giráldez. / Juan Ayala

También es reciente la intervención de José Antonio Giráldez. En concreto, este sevillano recibió un pulmón el 12 de febrero de este mismo año.

Todo esto comenzó en 2013. Mientras cortaba leña en su casa notó que se agotaba y después el cansancio fue a más. Fue al médico en la privada y le diagnosticaron fibrosis pulmonar idiopática, pero estaba muy estancada.

Estaba muy controlado y hacía vida normal hasta que, de pronto, en verano de 2017 “no podía ni andar porque me asfixiaba mucho”. Tuvo que hospitalizarse y de la privada lo enviaron a la pública porque la única solución era un trasplante.

Así, de Sevilla lo derivaron en enero al Reina Sofía ya que el hospital cordobés es el único de Andalucía que hace este tipo de trasplantes. Una vez hechas las pruebas, José Antonio, que tiene 62 años, entró en lista de espera en mayo de 2018.

A los ocho meses lo llamaron porque había un pulmón para él, pero finalmente no fue apto; y diez días después hubo otra llamada que sí fue la suya. Era el 12 de febrero y después estuvo una semana con circulación extracorpórea porque en la operación le falló el corazón.

Estuvo 21 días sedado en la UCI y después de todo este proceso ha perdido 13 kilos y mucha masa muscular. A los tres días de estar en planta se le abrió el esternón al estornudar, por lo que volvió a quirófano. Ya tiene el alta, aunque sigue en rehabilitación porque “necesito mucha fuerza en las piernas”.

"El personal del hospital es muy bueno, agradable y comprensivo", dice José Antonio

“El personal es muy bueno, atento, agradable y comprensivo; estamos muy contentos”, señala la mujer de José Antonio, Gloria Calzado.

Este sevillano llevaba oxígeno las 24 horas y “ni siquiera podía hablar porque empezaba a toser”. Tampoco iba al baño solo, no podía vestirse y ni tan siquiera dar dos pasos.

En noviembre del pasado año “empezó a caer en picado”, recuerda Gloria, a la vez que señala que “el Señor o quien sea me ha dado mucha fuerza” porque después del trasplante “él no se movía nada y es cuando te das cuenta de lo que es una persona dependiente de verdad”. “Es duro y tienes momentos en los que estás muy cansada, pero hay que seguir para delante”, añade.

José Antonio apunta que Gloria “lo ha pasado igual que yo” y ha sido su “cuidadora, enfermera y auxiliar”, aunque “siempre hemos tenido mucha ayuda y hemos conocido a muchas personas con las que hemos tenido afinidad, algunas están muy bien y otros desgraciadamente ya no están porque no han tenido la misma suerte que nosotros”, concluye ella.

Por último, dan las gracias a los donantes: “Pienso que parte de la persona que se va, se queda en sus órganos y eso es como volver a nacer”, dice la mujer de José Antonio.

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