Córdoba

La esencia de la donación

  • La sangre es la base del sistema de trasplantes de médula ya que los pacientes con leucemia u otras enfermedades hematológicas requieren transfusiones para salir adelante

Las donaciones de sangre y de médula son un pilar esencial del mundo de los trasplantes. Una intervención de este tipo puede requerir una transfusión, y una persona con leucemia u otra enfermedad hematológica no podrá recuperarse -salvo en excepciones- sin la médula de otra compatible con ella. Por eso, desde el Centro Regional de Transfusión Sanguínea (CRTS) y desde la Hermandad de Donantes de Sangre de Córdoba insisten en la necesidad de que la ciudadanía sea solidaria.

Un gran veterano en la donación de sangre es José Luis González, que a sus 66 años sigue participando y promocionando las campañas de la Hermandad. Comenzó a los 18 años y hasta el momento tiene registradas 120 donaciones, una cifra muy alta, aunque en realidad asegura que ha hecho más. Así, explica que entre 1969 y 1975 (cuando la Hermandad empezó a funcionar en Córdoba) no se apuntaban.

Nunca esperas que te pase a ti pero yo siempre he sido una persona muy fuerte"

José Luis recuerda que "cuando hacía falta sangre, a los jóvenes que trabajábamos en Cenemesa -la actual ABB- nos llamaban desde la residencia de Noreña para que donáramos". Luego siguió con este acto solidario "porque hacía falta". Tanto es así que en los años 60 incluso "había gente que vendía su sangre". Con la creación de las hermandades, a principios de los 70, esto cambió y las donaciones sólo se hacían de forma altruísta. Los miembros de la Hermandad se encargaban del proceso de extracción y las bolsas se entregaban directamente al hospital.

José Luis, que es presidente de la Federación Andaluza de Donantes de Sangre, echa en falta "que la juventud se incorpore a la donación" ya que la franja de edad más extensa se sitúa entre los 45 y los 55 años, según indica. Sus hijos sí han seguido su ejemplo, y también muchos de sus amigos. Para conseguir más adhesiones, la Hermandad apoya al CRTS y realiza actividades de forma conjunta, algunas en centros escolares "para estimular a la juventud".

También destaca que, motivados por la campaña del joven malagueño Pablo Ráez, había mucha gente que quería hacerse donante de médula. "Eso es importante, pero también lo es donar sangre porque un enfermo de leucemia necesita muchas bolsas de sangre", señala. De hecho, "el 34% de la donación de sangre va a personas con leucemia u otro tipo de enfermedades hematológicas".

Da testimonio de ello Juan Criado, un joven al que en 2010, con tan sólo 26 años, diagnosticaron leucemia. Llevaba una vida normal, estaba trabajando de técnico de telecomunicaciones, y en octubre de ese año comenzó a sentirse mal y estuvo una semana con 39 grados de fiebre. Fue a Urgencias del Reina Sofía, donde le hicieron una analítica que no salió normal y para concretar el diagnóstico una punción esternal. Así supieron que era leucemia y necesitaba un trasplante de médula. En el momento "no reaccionas porque nunca esperas que te pase a ti, pero yo siempre he sido una persona muy fuerte". De hecho, "dentro de lo mal que estaba no me notaba nada, sólo tenía fiebre".

Quedó ingresado en el hospital y le dieron el primer ciclo de quimioterapia nada más ingresar y otro en diciembre. En ese tiempo a sus familiares les hicieron las pruebas de compatibilidad y su hermano dio un 100%. En febrero de 2011 le hicieron el trasplante, que "en principio iba bien, pero a los cinco meses comenzó a dar problemas" por un principio de rechazo. Lo superó, pero en 2014 comenzó a dolerle un brazo, algo que en un principio el hematólogo achacó a estar mucho tiempo en cama. Sin embargo, el dolor fue a más y en septiembre de 2016, en una revisión, la doctora le encargó varias pruebas en las que vio una masa en la espalda. Una biopsia determinó que era un tumor maligno como consecuencia de la enfermedad.

Tuvo que volver a ingresar y le dieron 20 sesiones de radioterapia. El pasado 1 de marzo le hicieron el segundo trasplante de médula, esta vez de su madre.

Desde 2010 su vida "ha cambiado de forma radical porque pasé de estar trabajando y todo el día activo a estar en casa", con una vida tranquila que le permite cuidar de su hijo de nueve años.

Tras su historia, Juan anima a la donación porque "salva vidas y no te da cuenta de la importancia que tiene hasta que no te pasa a ti o a alguien de tu entorno".

También ha pasado por el proceso que implica un trasplante de médula Antonio Rusillo, al que hace un año diagnosticaron leucemia, con 57 años. Se notaba flojo y había perdido el apetito, "algo extraño porque yo era muy comilón", y también le había salido un flemón al que no le prestó mucha atención.

Pero tenía tan poca energía que su mujer insistió en acudir a Urgencias. Una vez allí, una analítica y una punción determinaron que padecía leucemia. Su estado era tal que incluso los médicos se preguntaban cómo podía mantenerse en pie. Entonces pesaba más de 80 kilos y "bajé hasta cincuenta y pocos".

Como no había cama en Hematología, estuvo en una sala de Urgencias y luego pasó a la tercera planta a la espera de que quedara un sitio libre para él. Una vez en la cámara de aislamiento, le pusieron un ciclo de quimioterapia que no le hizo mucho efecto. Pero la buena noticia fue que una de sus hermanas era compatible.

El trasplante se realizó durante el 27 y 28 de julio y "fue muy bien todo". Ahora tiene un rechazo crónico leve que le permite alimentarse bien (ha recuperado diez kilos) aunque tiene llagas en la boca y prácticamente no le ha afectado a ningún órgano. "En ese sentido parece que soy bastante afortunado", manifiesta optimista, "porque hay otras personas que tienen un rechazo mucho más grave".

El proceso es lento y requiere mucha medicación para que las células del paciente no se impongan a las nuevas. De hecho, "en la última punción que me hicieron salió la médula totalmente limpia, aunque eso no es algo definitivo", puntualiza. Por ahora "parece que vamos por buen camino y esperemos seguir así".

Con este proceso Antonio ha cambiado la forma de ver la vida: "antes pensaba que hay que vivir el carpe diem y ahora he tenido que cambiar el chip". Y también ha sentido en primera persona la importancia que tiene la donación, por ello manifiesta que "es un acto de generosidad que debemos tener todos porque no sabemos en qué lado vamos a caer". Desde su punto de vista, "hay que dar lo que pedimos de los demás, corresponderles, porque cuando se vive en sociedad hay que aportar algo para que te aporten, como el contrato social de Rousseau".

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