Loco por la música

¿Y las enseñanzas artísticas de la música?

  • Para las pruebas de acceso se crean grandes aglomeraciones en los conservatorios y eso puede hacer creer que hay una demanda inmensa, pero lamentablemente no es así

Alumnas en una clase en el Conservatorio

Alumnas en una clase en el Conservatorio

Las enseñanzas oficiales artísticas en España han tenido desde 1992 un auge social significativo. La creación de orquestas, la programación de eventos y actuaciones en lugares donde casi nunca se había visto de cerca una agrupación de este tipo, la ampliación de la oferta de muchos teatros que en sus programaciones han insertado otros géneros menos clásicos de música, entre otras cuestiones, han generado un aumento del interés social y del público.

Lamentablemente, ese furor musical no ha conseguido que socialmente se reconozca a estas enseñanzas como una carrera prestigiosa que tiene una dificultad significativa, tanto o más que unos estudios universitarios. De todos es conocido que las enseñanzas artísticas existen, son una de las más apreciadas, pero también de las mas desconocidas para la sociedad. Estas enseñanzas engloban las artes más comunes: Música, Danza, Teatro, pero también las Artes Plásticas, el Diseño y las Artes Visuales, entre otras. La pregunta que da inicio a esta columna viene dada por los derroteros que está tomando la enseñanza de la música específicamente “en los últimos tiempos” y entrecomillo la expresión porque abarcan los últimos 20 años aproximadamente.

Pero hagamos un pequeño bosquejo de la situación. El sistema de enseñanza de la Música está dividido actualmente en tres etapas: Básicas (cuatro años), Profesionales (seis años) y Superiores (cuatro años). Es un sistema que se encuentra acorde con los estándares de las sociedades culturales que nos rodean en el espacio europeo y en algunos países de otras latitudes, pero he ahí la cuestión y la diferencia entre nuestro sistema y los de países de nuestro entorno, como es el interés y el reconocimiento social tanto del alumno como del profesor de estas enseñanzas y, por supuesto, del intérprete.

Para realizar las pruebas de acceso se crean verdaderas aglomeraciones en los conservatorios y, eso puede hacer creer que hay una demanda inmensa porque los aspirantes y sus familias conocen y aprecian estas enseñanza, pero lamentablemente no es así. La norma que exige que los alumnos empiecen los estudios con ocho años no es muy correcta, pues usando términos más comunes, no se tienen las capacidades físicas e intelectuales para comenzar a tan temprana edad en algunos instrumentos.

Todo esto sin obviar que deberíamos entender que el Conservatorio no es una actividad extraescolar. Son unos estudios tan serios como los generales, pues te proveen de una profesión que más de un alumno agradece y le son útiles y enriquecedoras. Es una demanda bastante afianzada entre los docentes que se pueda ser flexible con el acceso a estas enseñanzas por las cuestiones antes expuestas y porque hay alumnos que abandonan los estudios por diversos motivos y la demanda excesiva no está complementada con una oferta acorde. Esto deja a muchos aspirantes fuera que tal vez con más edad y conocimiento de sus intereses podrían aprovechar estas enseñanzas mucho mejor.

Los que consiguen con no poco esfuerzo terminar las enseñanzas básicas y llegan a sobrepasar las pruebas de acceso a profesionales se encuentran con el mismo panorama de ser privilegiados, ya que las ofertas son pírricas con respecto a la cantidad de aspirantes que se presentan y, eso deja un mal sabor de boca tanto en los docentes como en las familias, que a veces han apostado con seriedad y tesón por estos estudios para su hijo o hija y, sin embargo, no lo consiguen.

Son seis años de estudios intensos, que marcan al alumno definitivamente o lo encandilan irremediablemente con la música y le hacen ver su futuro como un intérprete del mejor nivel posible o terminan esta etapa con una futura titulación que les aporte méritos en otra profesión como complemento. Al ser enseñanzas profesionalizadoras, dan una titulación válida para los intereses mencionados.

Las enseñanzas Superiores son otra cosa. Durante cuatro años se pretende que los alumnos adquieran lo que llamaríamos perfeccionamiento artístico, que los eleve a un nivel interpretativo de alto reconocimiento, aunque existen algunos que las utilizan como complemento profesional. La inmensa mayoría de los alumnos aspiran a tener una carrera como músicos y al ser una titulación similar a los estudios de grado en la Universidad, permiten el acceso a estudios de perfeccionamiento y superación, más conocidos como los máster y los doctorados.

Estos últimos estudios mencionados tienen en este país una particularidad muy curiosa y es que no existen en los centros públicos como los conservatorios, que es donde se deberían estar, pues son impartidos por las universidades, tanto publicas como privadas, al sí tener ellas la capacidad de ponerlos en funcionamiento por su categoría docente y reconocimiento institucional.

Hacer una reseña del estado en el que se encuentran las enseñanzas superiores de música da para otra columna por todo lo acontecido recientemente en casi toda la geografía española, pero sería bueno tener en cuenta que, con no poco esfuerzo por parte de los docentes interesados, los conservatorios se están nutriendo de profesores con la especialización requerida para impartir los conocidos como "Estudios de Tercer Ciclo".

Existe una dicotomía curiosa con estos estudios de máster y doctorado, pues en realidad a la hora de tocar y/o acceder a una carrera como interprete o solista no siempre son muy útiles, ya que existen muy pocos aquí en España enfocados a la interpretación en comparación con la inmensa mayoría que están pensados para la investigación; y esto es mas teórico que práctico.

Termino haciendo un llamamiento a los lectores a que tomen conciencia de la importancia social y cultural que tienen estos estudios, que muchos empiezan a edades tempranas de forma extraoficial y que son muy largos y muy sacrificados, tanto para el alumnado como para su entorno.

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