El despliegue de la Educación Especial
Córdoba dispone este curso escolar de 160 aulas específicas en los que reciben clases más de 10.000 alumnos con necesidades educativas de diferente índole
Algunos necesitan más y otros menos, pero todos necesitan apoyo durante su paso por colegios e institutos. Son los alumnos que tienen necesidades específicas de apoyo educativo. Un cajón de sastre en el que se incluye el alumnado con necesidades educativas especiales derivadas de discapacidad o trastornos graves de conducta; el de altas capacidades intelectuales; el de incorporación tardía en el sistema educativo español; el que tiene dificultades específicas de aprendizaje; el que presenta condiciones personales o de historia escolar compleja; y también el alumnado de compensación de desigualdades sociales. Es decir, una gran variedad para la que se tratan de dar respuestas específicas en el ámbito de la enseñanza y en el que se busca la inclusión. De hecho, según especifica la Consejería de Educación, "los alumnos con necesidades educativas especiales son escolarizados, por lo general, en los centros educativos ordinarios". Es más, según esta misma información -que aparece en la página web del departamento que dirige Sonia Gaya-, "sólo se escolarizan en centros específicos de educación especial aquellos que presentan trastornos graves de desarrollo, retraso mental grave o profundo, o los afectados por plurideficiencias". También aclara que cada uno de ellos requiere distintas formas de atención, por lo que existen tres modalidades de escolarización en los centros ordinarios: en un grupo ordinario; en un grupo ordinario con apoyos especializados durante distintos periodos; y en un aula específica de educación especial.
En Córdoba, según los datos aportados por la Delegación de Educación, este curso ha escolarizados 10.911 alumnos de necesidades educativas especiales; de entre todos ellos, 5.167 "requieren determinados apoyos y atenciones educativas específicas derivadas de discapacidad o trastornos graves de conducta".
En Córdoba hay este curso 163 aulas específicas de Educación Especial, de las que 132 se encuentran ubicadas en colegios de Infantil y Primaria y 31 en institutos de Secundaria. Según los mismos datos, el número de profesores especializados que atiende al alumnado con necesidades educativas especiales es de 195, en el caso de Audición y Lenguaje, mientras que en Pedagogía Terapéutica hay 436 especialistas. A ello hay que sumar la intervención de los maestros especialistas en Audición y Lenguaje de los equipos de orientación educativa. Desde el área que dirige Antonio José López en Córdoba destacan también que estos especialistas, además de su intervención directa con el alumnado, "dan las indicaciones oportunas al profesorado para que el proceso de enseñanza-aprendizaje en modalidad de integración sea el adecuado". Como ejemplo exponen la etapa de Educación Infantil "en la que dentro del aula el alumnado se beneficia de toda la estimulación que necesita por el enriquecimiento de estímulos visuales, comunicativos, socialización, que le aportan tanto la tutora o el tutor como sus propios compañeros". Aseguran también que en esta etapa "se lleva a cabo un programa de estimulación del lenguaje oral coordinado por los especialistas de Audición y Lenguaje de los centros y de los equipos de orientación educativa en el que se implican los tutores y tutoras de Educación Infantil". Otra de las funciones de este profesorado es la elaboración de adaptaciones curriculares significativas con la colaboración del docente que se encargar de impartirla.
Pero aún hay más, porque este profesorado también tiene que elaborar y aplicar los programas específicos -conjunto de actividades que se planifican para favorecer el desarrollo mediante la estimulación de procesos implicados en el aprendizaje como la percepción, atención, memoria que faciliten la adquisición de las competencias clave-, además de diseñar y desarrollar las adaptaciones curriculares individualizadas que se llevan a cabo en las aulas específicas en centros ordinarios.
Lourdes Atenciano es una de estas profesoras y especialista de Pedagogía Terapéutica y trabaja desde hace dos décadas en aulas de apoyo; es decir, que tiene bastante conocimiento de este área educativa, tanto de las necesidades del profesorado, como de los alumnos. Uno de los aspectos que destaca es, sobre todo, la diversidad del alumnado, pero "no sólo por el tipo de necesidades específicas que presenta, sino también por la edad, la afectación por el entorno social y cultural del proceden". Como muestra de esta diversidad, expone su propio ejemplo: "El curso pasado, el grueso de alumnado que requería programas específicos se encontraba en el tercer ciclo de Primaria. Sin embargo, en este curso, se han incorporado seis alumnos de tres años que están recibiendo la atención y que ocupan gran parte del horario del apoyo a la integración". En esta línea, subraya que el objetivo básico que "siempre se persigue es que participen del aprendizaje grupal de la forma más efectiva posible". En ocasiones, detalla, "el apoyo se realiza dentro de sus clases para ayudar a su integración", mientras que en otras se trabaja con ellos de forma individualizada o en parejas.
Este tipo de enseñanza es sustancialmente diferente a otras. Así, en el aula de apoyo "se trabajan contenidos, procedimientos y rutinas que son especialmente diseñadas para cada niño al que se atiende", aclara. Para esta docente, en muchos casos, "cubrir esas necesidades son las que les van a permitir poder acceder a otros aprendizajes posteriores, e incluso a mejorar su capacidad de adquirir el resto de las competencias". Como ejemplo, alude a los casos de alumnos que tienen el síndrome de Asperger: "les va a venir muy bien para su aprendizaje general el hecho de saber organizarse su tiempo con guiones, con horarios, con agenda, usando apoyos visuales.
Uno de los aspectos más positivos de esta labor, según Atenciano, es "ver que el alumnado va adquiriendo las capacidades que se trabajan y cómo van aplicando estos aprendizajes al resto de las materias del currículo y a su desarrollo general en la vida diaria". "Es muy gratificante ver cada pequeño logro, porque lo que en otros niños y niñas se consigue con un pequeño esfuerzo, algunos de mis alumnos requieren un esfuerzo, dedicación y trabajo muy intensos", considera.
Pero como todo en la vida, también hay una parte menos positiva. En el caso de esta docente que trabaja en el colegio Mediterráneo es la falta de tiempo. "Llevo trabajando veinte años en aulas de apoyo y veo que se incrementa curso tras curso el número de alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo", reconoce y añade que "realmente a veces, es muy frustrante el hecho de que no se pueda dedicar más tiempo de apoyo a cada alumno que lo requiere porque son muchos los que debemos atender". Se trata éste de un argumento que expone CSIF, sindicato mayoritario del área de Enseñanza, desde el que sostienen que este área necesitan "más recursos porque los actuales son insuficientes y el personal está desbordado". Esta organización sindical llevó a cabo un estudio a principio del actual curso escolar, que desveló que en Córdoba hacen falta medio centenar de profesores para este tipo de enseñanzas.
Así, Atenciano considera que "lo ideal sería que se pudiesen dedicar más recursos tanto personales como materiales para mejorar la respuesta a este tipo de alumnado".
La respuesta y progresión del alumnado a este tipo de enseñanza depende de múltiples factores: la edad, las motivaciones, el ambiente socio-cultural de la familia de origen y, en este aspecto, la labor de los docentes, además de las familias, es básico. Por ejemplo, según indica esta profesora, "con el alumnado mayor -de sexto de Primaria-, que ya son preadolescentes, hay que ser muy ingenioso para motivarles". Por ello, afirma, siempre hay que buscar el centro de interés y en torno a él (siempre que se pueda) deberían girar los contenidos que permitan alcanzar los objetivos y competencias a desarrollar". Mientras, en el caso del alumnado más pequeño, Atenciano dice que siempre trata de todo aprendizaje sea a través del juego. "El juego es la actividad principal para ellos y a través del juego aprenden todo; es su actividad natural para el aprendizaje, por eso todo gira en torno a él", describe. Sin embargo, reconoce también que "el problema, a veces, es que no hay juegos estándar que se adecuen en todos los casos a estos niños, con lo cual, muchas veces hay que hacerlos a medidas para ellos". Otro problema al que alude es la escasez de material específico en el mercado y además, el que hay, a veces es bastante caro, "lo cual hace que los maestros busquemos continuamente otras fórmulas, como el reciclaje o la creación de juegos propios", afirma.
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