El desafío de la medicina rural en Córdoba: aislamiento, largas distancias a recorrer y falta de relevo generacional
Sanidad
La Sociedad Española de Medicina de Familia y Mutual Médica crean un proyecto de mentorización para acompañar a nuevos profesionales
La medicina de la presencia: acompañar cuando ya no hay cura
La medicina rural se enfrenta en Córdoba a diferentes desafíos debido a la falta de relevo generacional, la despoblación del territorio y las largas distancias que estos profesionales tienen que recorrer -en ocasiones- entre diferentes pueblos en los que pasan consulta.
Si la Medicina Familiar y Comunitaria ha dejado de ser atractiva para los jóvenes médicos por las condiciones laborales que soportan, cuando el trabajo es en pequeños núcleos de población el asunto se complica. Resulta difícil encontrar a profesionales que quieran ejercer la medicina en estas zonas de difícil cobertura donde el sistema de trabajo y el perfil de paciente suele ser muy diferente al de la capital y los grandes municipios.
Los facultativos que ejercen en estos entornos se enfrentan a dificultades estructurales: aislamiento profesional, sobrecarga asistencial, desplazamientos constantes y escasez de recursos. A esto se suma la jubilación masiva prevista en los próximos años.
Según datos del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), uno de cada tres médicos rurales de España se jubilará en los próximos cinco años, lo que supone la salida de unos 4.500 especialistas. Ante este escenario, la Fundación Mutual Médica, junto a la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), ha lanzado el Proyecto de Mentorización Rural, una iniciativa que busca acompañar, formar y empoderar a los médicos de familia que ejercen en entornos poco poblados.
Esta iniciativa está basada en la relación entre mentor y mentee. Por un lado, "está dirigida a médicos de familia en activo en zonas rurales (mentees) motivados por su desarrollo profesional, receptivos al acompañamiento y con voluntad de seguir creciendo". Por otro, está formada por "médicos experimentados en entornos rurales (mentores), comprometidos con compartir conocimientos, acompañar a nuevos profesionales y fortalecer la comunidad médica".
Una experiencia en Iznájar
Uno de estos médicos es Valerio Trigos, que ejerce en Iznájar, un lugar muy peculiar por la gran cantidad de población diseminada que hay en el término municipal. Además, cuenta con mucha población extranjera que se ha asentado atraída por el pantano.
A sus 37 años, Trigos forma parte del Proyecto de Mentorización Rural, en el que puede ejercer como mentor debido a su experiencia de diez años en pequeños pueblos. En su caso, el esfuerzo por ejercer la medicina se multiplica, ya que él vive en Herrera, un municipio de Sevilla que linda con Puente Genil. Cada día recorre 160 kilómetros para ir y volver hasta Iznájar.
Ha acabado en la localidad de la Subbética por recomendaciones de conocidos del Área Sanitaria Sur después de probar en muchos sitios. En Iznájar "se trabaja muy bien", pero "el problema es la distancia" a su casa.
Su primer destino fue Rute, después ha pasado por Lucena, Benamejí, Priego de Córdoba y Cabra. También ha trabajado en Herrera y en Linares (Jaén).
Particularidades del entorno rural
El perfil del paciente es el de una persona mayor, pluripatológica que "médicamente suele ser súper compleja". La soledad suele ser un problema que afecta a muchas de estas personas: "A veces son incluso muy mayores para vivir solos, son vulnerables y pocas gozan de tener alguna ayuda de la Ley de Dependencia".
Las "barreras geográficas son considerables" porque no pueden acceder al médico fácilmente, ya que muchos tienen movilidad reducida, siendo en zonas de sierra más complejo aún. Por otra parte, para ellos "un coche es un lujo" porque "cuando les dices que deberían ir al hospital, no tienen a nadie que los lleve". En estos casos, "se le proporciona una ambulancia no medicalizada para ir, según las circunstancias lo permitan".
En Iznájar, en concreto, hay que añadir que aproximadamente un 15% de la población es extranjera, la mayoría ingleses, aunque también hay alemanes y neerlandeses que hablan inglés, pero "nada o muy poquito de español". La particularidad de esa barrera lingüística la tiene solo Iznájar", apunta el doctor.
En su caso, puede tener una conversación circunstancial, pero a la hora de explicar términos médicos como una radiografía empiezan los problemas. En estos casos, un "as bajo la manga" es el uso de la inteligencia artificial, que puede traducir una conversación a tiempo real.
Estos sitios de difícil cobertura tienen como particularidad que suelen estar lejos de su hospital de referencia, lo que "suele asustar mucho a los médicos", que prefieren "trabajar lo más cerca posible del hospital" para trasladar muy rapido a pacientes críticos en caso de que sea necesario. Sin embargo, en el mundo rural "estás solo" porque "sueles ser el único médico en kilómetros a la redonda". "Tienes a tu equipo" formado por enfermera y técnico, y en algunos casos, pueden "llamar al centro coordinador para pedir consejo, hacer algo de telemedicina", puntualiza.
"Pero si un enfermo tiene una hemorragia que no localizas, se hipotensa, no dejas de meterle vasopresores y sigue empeorando... Hay que coger la ambulancia para ir al hospital, a veces pararla si el paciente entra en parada para hacerle una RCP hasta que vuelve a tener ritmo y se estabiliza. Eso te puede pasar", asegura el doctor. En su caso, el Hospital Infanta Margarita de Cabra se encuentra a 45 minutos de camino, que se pueden hacer interminables en un traslado de estas características.
En el centro de salud de Iznájar hay tres médicos, una pediatra y un servicio de urgencias 24 horas. Las urgencias solo están cubiertas por un facultativo.
Una herramienta para geolocalizar pacientes
Valerio Trigos junto a su socio Sami Halawa Ribas tienen un proyecto denominado Umbramed (un repositorio médico) dentro del que tienen la intención de crear una herramienta que geolocalice a las personas que viven en un entorno rural, en mitad del campo o el monte y que no forman parte de diseminados ni de aldeas, sino que están totalmente aisladas y a los médicos les resulta muy complicado localizarlos.
El problema es la ley orgánica de derechos de datos porque se trataría de geolocalizar a ese paciente mandándole un mensaje de texto con un enlace. Al abrirlo, al móvil del médico llegaría la ubicación para rastrearlo.
Están buscando organizaciones que los ayuden y asesoren en este sentido ya que "simplemente es para salvar la vida a una persona, no es espionaje", asevera Trigos.
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