El Sindicato de Enfermería (Satse) en Córdoba ha alertado del incremento en casi un centenar de profesionales de la sanidad cordobesa contagiados por covid-19 durante el último mes, alcanzando ya una cifra acumulada de 1.393 profesionales que han sufrido la enfermedad desde el inicio de la pandemia, en marzo de 2020. Ante esta situación, Satse ha insistido a la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía en la necesidad de realizar un estudio de seroprevalencia masivo entre estos trabajadores, al igual que se va a comenzar a realizar en los centros sociosanitarios.

En concreto, según los datos recopilados por la organización sindical, entre el 30 de julio y el 27 de agosto de 2021 se han incrementado en un total de 95 los profesionales de la sanidad cordobesa contagiados por el virus SARS-CoV-2, lo que deja la cifra total en casi 1.400 positivos (si solo se atienden las pruebas PCR y los test de antígenos de última generación serían 1.272) que han desencadenado tres fallecimientos, en claro contraste con los 1.356 curados. En los últimos 14 días solo se han registrado nueve casos, tres en los siete días más recientes.

De esta manera, Córdoba es la cuarta provincia de Andalucía que ha tenido una mayor incidencia del covid entre sus sanitarios en el último mes. Porque de los 1.023 profesionales contagiados, que dejan la cifra global en 14.869, 262 se han registrado en Sevilla, seguida de Málaga (253), Cádiz (145), y ya por debajo del centenar también Granada (90), Huelva (79), Jaén (74) y Almería (57).

Por categorías son los enfermeros y fisioterapeutas los principales afectados por los contagios covid tal y como reflejan los sucesivos informes que publica la Administración sanitaria, recopilados por el Sindicato de Enfermería, circunstancia que el sindicato achaca a que son los profesionales que atienden más directamente, de forma presencial y en primera línea a los usuarios de la sanidad pública.

A juicio de Satse, son ya varios meses consecutivos los que se está registrando un incremento de contagios entre el personal sanitario, hecho que, a su juicio, deja en evidencia que se sigue requiriendo un alto nivel de protección así como la realización de un estudio sobre durabilidad de los efectos de las vacunas y el grado de permanencia de la inmunidad, sobre todo teniendo en cuenta que los profesionales sanitarios fueron junto a los mayores los primeros colectivos en inocularse las vacunas.