Restricciones

Córdoba vuelve a quedarse vacía por la tarde

Un trabajador recoge las sillas de las terrazas en La Corredera.

Un trabajador recoge las sillas de las terrazas en La Corredera. / Miguel Ángel Salas

La imagen de antes de aquellos días de Navidad a las calles de Córdoba ha regresado. El sonido de persianas cerrando y los camareros de los bares apilando sillas y mesas para evitar que la Policía pusiera alguna denuncia han sido esta tarde los protagonistas en todos los barrios.

Una vez más, los bares, restaurantes y comercios no esenciales se ven obligados a cerrar sus puertas a las 18:00 tras un diciembre de cierto respiro pero que también se ha saldado con un aumento de casos de covid-19 tan virulento que la Junta ha tenido que volver a tomar medidas estrictas para frenar los contagios.

Córdoba se encuentra en el nivel 4 de alerta, por lo que el aforo en la hostelería es del 30% en el interior de los locales y del 75% en las terrazas. Según la información de la página web de la Junta, los bares exclusivos de bebidas deben cerrar y queda prohibido el consumo en barra. Las mesas deben estar ocupadas por un máximo de cuatro personas con una distancia de 1,5 metros entre sillas de diferentes mesas. 

Esto es así en la teoría, esa que los cuerpos de seguridad deberán encargarse de cumplir si se quiere dar un alto a esta virulenta tercera ola. De hecho, sobre las 17:30 de este 17 de enero ya los agentes de la Policía Local y de la Nacional patrullaban en calles normalmente muy concurridas como son Cruz Conde, Concepción, el bulevar Gran Capitán o la plaza de Las Tendillas, incluida la calle de la Plata, cuyas terrazas han estado por la tarde a la mitad.

La situación de la hostelería

Los bares llevan ya una semana cerrando a las 18:00 y ahora se unen las cafeterías, una realidad que a quien más golpea es a los trabajadores. José Antonio Molina trabaja en un restaurante del centro de Córdoba y tras las últimas medidas fue puesto, por tercera vez en menos de un año, en ERTE. Molina cuenta que tiene dos hijos en casa y su mujer está desempleada, por lo que la paga del SEPE, que además critica que “suele retrasarse bastante”, no le alcanza para mantener a flote a su familia. 

En noviembre decidió unirse a una aplicación móvil de entregas a domicilio como repartidor, pues considera que “es una salida a mi situación porque los repartidores siguen trabajando”. Y es que los establecimientos de comida pueden recibir pedidos a domicilio hasta las 22:30. Los más beneficiados con esto son las grandes cadenas y no así los pequeños bares, que aún luchan por encontrar la fórmula correcta para entrar en este mercado.

El presidente de Hostecor, Francisco de la Torre, cifra el cierre de los establecimientos en un 20% y alerta que de cara al verano, temporada baja en Córdoba, la cifra podría aumentar. De la Torre ha recordado a sectores mucho más golpeados como son el ocio nocturno, las empresas de catering y los establecimientos del Casco Histórico, que agoniza cerrado al turismo desde hace meses. 

Hostecor achaca al Gobierno de España la decisión de no poner en marcha “ayudas directas y reales” porque considera que las comunidades autónomas “están muy limitadas” al respecto.

Los comercios, cerrados antes en época de rebajas

En el caso de los comercios, que se encuentran en mitad del periodo de rebajas de invierno, la norma dicta que el aforo no debe superar el 50% siempre que sea posible mantener la distancia de seguridad. Se salvan de esas medidas las farmacias, médicos, veterinarios, combustible para automoción y “otros considerados esenciales”.

La noticia, una vez más, no le ha sentado bien al comercio. El presidente de Comercio Córdoba, Rafael Bados, afirma que limitar a las tiendas en un periodo tan importante como es enero puede traer como consecuencia que las rebajas terminen antes. De hecho, para Bados, el último día bueno para las compras de invierno fue el pasado viernes. 

La organización cifra la pérdida en las ventas del comercio local hasta en un 80% en algunas zonas con respecto al año anterior. Los comerciantes que son autónomos además se quejan de que el Gobierno no exonere sus cotizaciones, que siguen pagando al 100% aunque su actividad esté reducida “casi a la mitad” por las limitaciones vigentes.

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