antonio serrano. intendente mayor jefe de la policía local

"Hay que estar muy alerta en el terrorismo, pero lo más importante es la prevención"

  • Asegura que sin la labor vigilante de los agentes las ciudades "serían un caos"

  • Insiste en la necesidad de incrementar la plantilla puesto que se han perdido 130 puestos en diez años

Antonio Serrano, en la Jefatura de la Policía Local.

Antonio Serrano, en la Jefatura de la Policía Local. / reportaje gráfico: jordi vidal

Llegó a la Policía Local de Córdoba hace 25 años, en 1992, tras estudiar la carrera de Derecho mientras estaba en el Ejército. Desde entonces, salvo cuando se destapó el caso Torreblanca -las supuestas irregularidades cometidas por varios agentes de la Policía Local encargados del control urbanístico de la parcelación Torreblanca, donde algunos de los implicados habrían construido edificaciones sin licencia, aunque después resultaron absueltos-, ha estado al frente del cuerpo. Asegura que es de los que les da vueltas a los problemas, que el terrorismo es el gran reto en materia de seguridad y muestra su orgullo por haber sido pioneros en la puesta en marcha de una unidad específica de lucha contra la violencia de género.

-¿Cómo he evolucionado el papel de la Policía Local?

Creo que la Policía Local no estamos menos valorados que el resto, salvo algunas actitudes individuales"

-Ha evolucionado mucho, aunque nuestras funciones están claras según la normativa. Hay quien quiere ver el papel de la policía como el de ponemultas, pero eso no es así. Tenemos una labor de vigilancia y protección a la ciudadanía que cada vez es más apreciada. Parece que hay más conciencia en las carreteras para cumplir la circulación y no se ve tan mal, por ejemplo, que la Guardia Civil o la Policía Nacional sancione. En los casos urbanos se tiende a relajarse más en el cumplimiento de estas normas, pero yo le digo que si no existiera una ley de seguridad vial en la que se establecen las conductas que son objeto de infracciones y no hubiera policías para vigilarlo, las ciudades serían un caos. El otro día me preguntaron si íbamos a poner la campaña de alcoholemia antes de la Navidad y yo le dije que sí. Y ella me dijo que tenía un amigo que se ha quedado tetrapléjico porque le embistió un coche con un conductor que dio positivo en alcohol. Este tipo de controles son fundamentales en las ciudades. Nosotros el año pasado aumentamos un 70% los controles y hemos denunciado como presunto delito a cerca de 300 personas, que se dice pronto. Esa es una de las funciones fundamentales de la policía, porque parece que en los cascos urbanos se relajan más los conductores.

-¿Está la Policía Local menos valorada que el resto de cuerpos de seguridad?

-No. Creo que la Policía Local no estamos menos valorados, excepto actitudes individuales de algunas personas. Somos los agentes proximidad en las ciudades, los más cercanos a los ciudadanos. En la ciudad no hay ningún evento en el que no quieran contar con Policía Local. Desde un Rosario de la Aurora -nos llaman las propias cofradías- hasta la verbena de un barrio, una carrera o cualquier actividad. Estamos en todos los eventos que se producen en la ciudad.

-¿Es Córdoba una ciudad segura?

-Sí. Y además así lo dicen los datos, no sólo de criminalidad, sino la percepción que tienen ciudadanos y turistas. De hecho los últimos datos del observatorio sobre el turismo apuntaban que los visitantes dan un 8,9 de nota a la seguridad. Está claro que aquí también intervienen la presencia de Policía Nacional o la Guardia Civil, pero es algo que supone mucho. Nosotros siempre tenemos patrullas en los entornos de las zonas más turísticas, durante los 365 días del año. Eso es importante también, que los ciudadanos vean que hay policía para evitar actos delictivos. Además tenemos una colaboración plena con los Cuerpos de Seguridad del Estado, hacemos controles conjuntos y muchas actuaciones en coordinación. Tenemos una magnífica relación.

-Dentro de las competencias de la Policía Local, ¿cuáles son los delitos más habituales en Córdoba?

-Donde más detenciones realizamos es en cuestiones de violencia de género. Tenemos una unidad de violencia de género en la Policía Local que es pionera en España al desarrollar un sistema de valoración de riesgo, llamado Viogen. Y tenemos desde el año 1996 un personal muy cualificado y especializado en este tipo de delitos. Evidentemente ahí es donde se producen las máximas detenciones. Pero también intervenimos en hurtos, robo o situaciones en la vía pública en las que se aprecia un delito flagrante, donde además lo comunicamos a la Policía Nacional.

-¿Qué papel tiene la colaboración ciudadana?

-Es básica. Los ciudadanos evidentemente tienen que colaborar con su Policía. No hay libertad si no hay seguridad, pero es que a la inversa pasa igual: no hay seguridad si no hay libertad. La normativa específica dice que los ciudadanos se pueden convertir en colaboradores de las fuerzas y cuerpos de seguridad, porque está claro que los agentes no pueden estar en todos sitios. Nosotros hemos observado además que la mentalidad está cambiando. Un ciudadano que está en su casa y escucha que un señor le está pegando a su pareja antes no decía para porque eran cuestiones familiares, pero hoy en día hay muchas más personas que nos llaman y nos dicen que se están produciendo malos tratos y nos avisan. Eso es algo muy importante porque evidencia que cada vez hay más personas concienciadas.

-¿Cómo funciona la Unidad de violencia de género de la Policía Local?

-Cuando la víctima llega a la Policía -después de haber recibido una llamada o haber detectado algún caso en la vía pública-, lo primero que hacemos es proporcionarle un abogado y un psicólogo, gracias a los convenios que tenemos con los dos colegios profesionales. Después se hace el atestado y se valora a la víctima según el riesgo que tiene de sufrir una agresión por parte del supuesto maltratador. Si el instructor entiende que ha habido un delito, si tiene lesiones o daños, se produce la detención, sino se inicia el procedimiento para abrir juicio oral. Después ya pasamos al otro sistema específico de la unidad, donde tenemos a seis personas que se dedican en exclusiva a la vigilancia de las mujeres en riesgo medio y bajo. Hay cuatro niveles de riesgo, nosotros nos encargamos de las víctimas de menor nivel, mientras que la Policía Nacional se ocupa del riesgo alto y extremo. Estos compañeros se dedican a facilitarle la vigilancia y protección. Evidentemente no pueden ser 24 horas, pero las llaman y están pendientes de cuando salen del trabajo, si van a al colegio, la acompañan al Juzgado a la Casa de Acogida... Sólo se dedican a eso.

-La Policía Local también fue pionera en la incorporación de la mujer al cuerpo. Imagino que hoy en día está totalmente normalizado...

-Efectivamente. En el año 1970, en la época todavía de la dictadura franquista, el alcalde Alarcón tuvo una visión de futuro y convocó una promoción sólo de mujeres, algo que hoy es impensable. Se incorporaron más de 20 mujeres policías. Hoy ya en día la presencia de la mujer está absolutamente normalizada y la plantilla cuenta con 30 compañeras.

-¿Es la lucha contra el terrorismo el gran reto de los cuerpos de seguridad?

-Todos sabemos que, por desgracia, el terrorismo yihadista ha venido para quedarse. El problema es que es un terrorismo tan ilógico que no sabemos cómo va a golpear. Estamos en el nivel 4 de alerta terrorista y, a raíz de los atentados de Cataluña de este verano, se han reforzado todas las medidas de seguridad. Precisamente hemos tenido varias reuniones en las que se ha puesto de manifiesto que la Policía Local debe tener un papel más protagonista en el desarrollo de estrategias, en coordinación con el resto de cuerpos y fuerzas de seguridad. El año pasado en Navidad ya tuvimos reuniones, al igual que en Semana Santa, y seguimos muy vigilantes.

-¿Hay que estar siempre alerta?

-Hay que estar alerta siempre en dos aspectos. Por un lado, en la autoprotección de los policías y, por eso, tenemos ya todos los agentes chalecos antibala. Somos de las pocas policías locales que los tenemos y eso da más seguridad a los agentes a la hora de enfrentarse a un episodio complicado. Y, por otro -evidentemente-, la protección a los ciudadanos, que es nuestra principal función. Tenemos que ir viendo a ver por dónde pueden ir los terroristas, pero lo fundamental es la prevención. Dentro del plan estratégico contra la radicalización violenta se ha previsto la formación de los grupos locales d prevención, formados por trabajadores sociales, psicólogos y policías, dentro del ámbito municipal, que detectan cualquier síntoma de radicalización e intervienen para evitar que se desarrolle. Si se actúa en prevención es un gran trabajo. Los atentados pueden ser de múltiples maneras. Cogen un camión, una furgoneta, cuchillos o hachas. Tenemos que estar alerta a todo, pero no sabes cómo van a reaccionar. Por eso lo importante es la prevención.

-¿Hay en Córdoba algún grupo de prevención?

-Aquí todavía no está formado. Hay algunas ciudades que lo están poniendo en marcha de manera experimental, por ejemplo en Málaga. La idea es exportarlo, pero eso es algo que decide el Ministerio del Interior.

-¿Se van a ampliar las medidas pasivas más allá de la Judería?

-Ahora tenemos maceteros en el Puente Romano y hemos vuelto a instalar la pilona en Amador de los Ríos. La idea es ir ampliando a otras zonas de afluencia o peatonales, como Cruz Conde.

-Un problema muy característico de Córdoba es la mendicidad infantil. Aunque ya no se habla tanto, ¿cómo se está actuando?

-Es un problema complejo porque hay muchas sentencias del Tribunal Supremo que afirman que una persona con un niño de pecho está ejerciendo la mendicidad infantil. El Supremo entiende que esos niños no son usados para mendigar, sino que las madres no tienen donde dejarlos. El Ayuntamiento puso en marcha una unidad de calle con un traductor, un trabajador social y un agente para, al detectar algún caso, intentar convencer a la madre de que de al niño en el centro de atención del Ayuntamiento. En algunos casos lo consiguen, en otros no. Estamos trabajando coordinados también con la Unidad Adscrita a la Policía Autonómica, que son los que tienen las competencias en ese tema. Lo importante es tener una prevención social, porque esto es un problema social.

-El teniente de alcalde de Seguridad, Emilio Aumente, ha denunciado en varias ocasiones la necesidad de personal en la plantilla de la Policía Local, ¿tan grave es la situación?

-Sí. Él no es alarmista, es la realidad. Nosotros ahora mismo tenemos más de 130 vacantes de policía en plantilla. Desde el año 2008, que fue la última convocatoria de empleo, no ha entrado nadie. Va para casi una década que no entra ninguna policía y, en ese tiempo, se han jubilado 50 y la media de edad se ha incrementado en diez años, de 36 a 46. En una ciudad con 330.000 habitantes, la situación es que hemos perdido un montón de policías y estamos todos muy mayores ya. Ahora hay una convocatoria de 14 que no sirve para nada. Deberíamos tender a cubrir las 130 vacantes, aunque es complicado.

-Ha tenido muchos 'jefes', de distinto signo político, ¿cómo han sido esas relaciones?

-Muy cordiales. No tengo queja de ninguno. La Policía Local tiene su legislación muy tasada y no nos podemos salir del marco legal. He podido estar más o menos de acuerdo con unos y otros. Hay que tener un poquito de generosidad, de empatía, de intentar ponerme en el lugar del político y viceversa. Yo soy de los que piensa que por suerte tenemos una democracia y mandan los ciudadanos, ellos son los que ponen a los políticos y a mí eso me da igual, no debe influirme en el trabajo porque todos compartidos el mismo objetivo de cumplir las leyes. Siempre me he limitado a ejercer mi jefatura de la manera más profesional posible.

-Dejó el cargo durante algunos años por la polémica del caso Torreblanca [las supuestas irregularidades cometidas por varios agentes de la Policía Local encargados del control urbanístico de la parcelación Torreblanca, donde algunos de los implicados habrían construido edificaciones sin licencia]. ¿Cómo vivió esa época?

-Yo lo tengo olvidado porque es mejor no remover determinadas cuestiones que afectaron al cuerpo, no a mí. Al final salió todo el mundo absuelto. Creo que son cuestiones de las que hay que pasar página y yo he pasado página.

-¿Recuerda algún operativo de manera especial?

-A mí lo que más me marcó fue la muerte de las dos compañeras [María de los Ángeles García García, de 40 años, y María Soledad Muñoz Navarro, de 36, que fueron asesinadas por unos atracadores]. Eso fue un antes y un después en la Policía Local. A partir de ahí, todo lo demás tiene menos importancia. Hemos tenido dispositivos como la Semana Santa del año pasado, que son especiales porque son un reto que salen bien. Cuando se organiza con éxito dispositivos especiales uno se siente orgullos.

-Es también el presidente de la Asociación de jefes y directivos de la Policía Local de Andalucía (Ajdepla).

-La creamos en el año 1994 y surgió por una realidad que teníamos en Andalucía, ya que no teníamos criterios de unificación entre nosotros. Y no es lo mismo Sevilla que un pueblo del norte de Córdoba o Jaén. Fue un revulsivo y ahora estamos 300 personas. Es muy útil para establecer mecanismos de actuación como por ejemplo en la Cabalgata después del triste suceso de Málaga en 2013.

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