El absentismo escolar constituye uno de los mayores quebraderos de cabeza para la Policía Autonómica, que posee competencias en la salvaguarda de la infancia. Fuentes de esta unidad adscrita a la Junta de Andalucía destacaron que, en 2007, las investigaciones iniciadas por la falta reincidente de menores a clase se triplicó respeto a 2006, al pasar de 54 a 123 intervenciones. Esto no significa, según las mismas fuentes, que los casos de absentismo hayan aumentado de manera exponencial en los últimos meses, sino que la lucha por la erradicación del analfabetismo ha aumentado.

El absentismo escolar es perseguible como delito de abandono de familia a instancia de parte y suele ser la Fiscalía la que presenta la denuncia tras constatar que los medios de la comisión provincial no son suficientes para enmendar la situación. En los últimos meses del año pasado, el Ministerio Público sentó en el banquillo de los acusados a tres matrimonios por la constante pérdida de lecciones escolares de sus hijos, pero sólo una pareja resultó condenada con una multa. En los otros dos casos, los jueces argumentaron que los padres hicieron lo posible para que los menores se sentaran en el pupitre, pero no pudieron vencer la férrea oposición de sus hijos.

El papel de la Policía Autonómica en estos casos es visitar a la familia y realizar un informe para recopilar toda la trayectoria del problema, con datos sobre la unidad familiar. En el caso de que los padres acepten, se toma una declaración voluntaria para comprobar por qué los niños no asisten a clase. Los problemas asociados a la adolescencia suelen ser lo más habitual.