El acogimiento familiar facilita un hogar a más de 300 menores cordobeses
servicios sociales | protección de la infancia
La Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales tiene la tutela de 492 menores en la provincia De estos, 47 niños y niñas se encuentran en centros de protección esperando beneficiarse de la acogida



No hay nada tan indispensable en la vida de un niño como sus padres. Ellos son el motivo de sus risas y también de sus enfados. Su punto de referencia, el pilar donde se sostiene su felicidad. Pero desafortunadamente existen pequeños que cargan con historias de desamparo y padres con problemas que no han podido cuidar de ellos de la manera adecuada. Estos menores comienzan un largo recorrido entre centros de protección y familias. Pero gracias al acogimiento familiar el desenlace de este camino puede tener un final feliz. En la provincia de Córdoba hay 306 menores que viven en familias de acogida. De ellos, 193 niños están bajo el resguardo de sus familiares biológicos, tíos y abuelos principalmente, conocidos como familia extensa. Sin embargo, otros 113 menores conviven con familias de acogida que se han hecho cargo de su cuidado.
La Delegación de la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales tiene la tutela de 492 menores, 47 de ellos se encuentran en los 13 centros que hay repartidos por la provincia y podrían beneficiarse de un acogimiento familiar. Existen cuatro modalidades de integración: profesionalizado, simple -cuando la estancia máxima es de dos años-, permanente y de urgencia, si bien el profesionalizado siempre puede combinarse con los otros tres. La jefa de Servicio de Protección de Menores de la Delegación Provincial, Soledad Monterde, explica que 11 niños, entre 0 y 7 años, viven actualmente con una familia sin haber tenido que pasar por un centro de menores. "Es lo que se llama acogimiento de urgencia", aclara Monterde.
Desde el Servicio de Protección de Menores impulsan el acogimiento profesionalizado, dirigido a aquellos niños que "debido a su especiales circunstancias y necesidades requieren que su cuidado se realice por personas con formación en el ámbito social, sanitario o educativo que cuenten con experiencia en el área de atención a la infancia". Actualmente en la provincia de Córdoba, hay cinco menores en cinco familias distintas bajo un acogimiento profesionalizado, lo que conlleva una inversión de 12.201 euros por parte de la Junta de Andalucía. "Pretendemos cerrar el año con nueve acogimientos profesionalizados y una inversión de 50.000 euros", informa Monterde. El acogimiento profesionalizado está remunerado en el 100% de los casos para cubrir los gastos de cuidado del menor y reconocer la formación y cualificación de sus cuidadores. La remuneración que reciben estas personas oscila entre los 828 euros al mes para un menor y los 1.465 euros para cuatro menores. "También cabe la posibilidad de ser familia colaboradora, la cual acoge al niños durante los fines de semana, algo que puede servir como una primera toma de contacto de la persona interesada con el programa de acogimiento", comenta Monterde.
Las familias que acogen a menores cuentan en todo momento con la orientación y el asesoramiento de las Instituciones Colaboradoras de Integración Familiar (ICIFS), fundaciones sin ánimo de lucro, legalmente constituidas que tienen como función proteger al menor y mediar durante el proceso de acogimiento. En Córdoba, la Asociación de Voluntarios de Acción Social (AVAS) es la encargada de trabajar con estas familias. María Jesús Haro, trabajadora social de AVAS, explica los requisitos que debe tener una persona que quiera acogerse al programa. "Cualquier persona interesada en participar en el recurso de acogimiento debe gozar de estabilidad en los distintos planos de su vida familiar. Para atender las necesidades del menor y tener sensibilidad hacia la infancia en situación de desprotección", detalla Haro. Las personas interesadas deben de incorporarse a un proceso de estudio y valoración, obtener una resolución de idoneidad de familia acogedora por parte de la Administración de la Junta de Andalucía y disponer de recursos necesarios para asumir los gastos de manutención y educación.
"Entre las actuaciones que comprenden esta relación técnicos-acogedores se encuentran la información-formación sobre la consistencia del recurso, la valoración psicosocial de la familia para la declaración de idoneidad y la preparación del menor para el acogimiento familiar. También se supervisan las visitas del menor a su familia biológica, se realizan los informes de seguimiento y se ofrece apoyo a la familia durante el tiempo que dure el acogimiento". Además, la acogida de menores contempla cualquier modelo familiar. "Lo más importante es tener la capacidad suficiente para cubrir las necesidades del menor, ofrecerle estabilidad, cuidados, afecto y estimulación que le permitan un desarrollo integral, junto con una motivación adecuada y una perspectiva realista de lo que significa ser familia acogedora" destaca la trabajadora social. "En la red de acogedores de Córdoba se respira solidaridad, siendo el comentario más común de las familias que el acogimiento familiar permite recibir mucho más de lo que das, coincidiendo en que el propio acto de generosidad lleva implícito un beneficio personal y familiar cuantioso".
Durante cualquier modalidad de acogimiento familiar, el menor sigue manteniendo contacto con su familia biológica en sesiones periódicas. Según AVAS, "normalmente las familias acogedoras valoran como positivos los contactos entre el menor acogido con sus familiares biológicos, propiciando el que se puedan llevar a cabo las visitas establecidas". "Una vez que se ha creado el vínculo acogido-acogedores, estos suelen percibir favorablemente todo aquello que beneficia al niño o a la niña", argumenta Haro.
El último cometido de las instituciones colaboradoras, y no por ello el menos importante, es la preparación para la despedida. "Durante el curso preparatorio para el acogimiento, la familia acogedora es conocedora de las perspectivas futuras del menor, puesto que es importante trabajar la historia de vida del acogido", apuntan en AVAS. "Cuando se considera que el menor debe cambiar de medida y por lo tanto cesar su acogimiento familiar, tanto los acogedores como el acogido son informados y con apoyo profesional se va preparando la despedida para que sea un proceso natural y valorada como positivo". "Es común que a las familias les surja el pensamiento de este niño ya no nos necesita y debemos mantener las puertas abiertas para aquel que sí nos necesite, valorándose como una opción de apoyo a la infancia", afirma Haro.
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