patrimonio mundial

La Unesco decide hoy la designación de la ciudad califal de Medina Azahara

  • La candidatura será evaluada esta mañana en la cumbre de Manama

  • El conjunto arqueológico implica a la ciudadanía con talleres familiares y visitas teatralizadas

José Escudero, Alberto Montejo, Rafael Cremades, Antonio Vallejo y Marcelino Sánchez, antes e la mesa redonda.

José Escudero, Alberto Montejo, Rafael Cremades, Antonio Vallejo y Marcelino Sánchez, antes e la mesa redonda. / reportaje gráfico: Juan Ayala

Quedan minutos. Medina Azahara espera ya su inminente declaración como Patrimonio Mundial por parte de la Unesco. La ciudad palatina será evaluada a primera hora de esta mañana en la cumbre de Manama (Baréin) por los estados miembro del Comité de Patrimonio Mundial. Un experto del organismo presentará la candidatura, tras la que se abrirá un turno de palabra en el que no podrá intervenir España por ser parte implicada. Antes del conjunto arqueológico cordobés sólo se examinarán Ivrea, ciudad industrial del siglo XX (Italia), cuya exposición quedó a medias en la tarde de ayer; las Colinas del Prosecco de Conegliano y Valdobbiadene (Italia) y el Paisaje minero de Rosia Montana (Rumanía), el único de estos tres que llega con la recomendación de Icomos para su introducción en la Lista Representativa. Seguidamente llegará el turno de Medina Azahara, que también posee ese visto bueno del órgano consultivo de la Unesco.

La jornada de ayer fue de inquietud ante la incertidumbre de si finalmente la candidatura cordobesa entraría en el orden del día de la sesión mientras que en el conjunto arqueológico se desarrollaba un programa de actividades para implicar a toda la población. Así, además de la retransmisión en directo de la reunión del Comité de Patrimonio Mundial, se proyectaron varios vídeos de apoyo a la candidatura y se realizó una conexión con la delegación andaluza en Manama, formada por el consejero de Cultura de la Junta, Miguel Ángel Vázquez; la alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio; el presidente de la Diputación, Antonio Ruiz; y la delegada del Gobierno de la Junta, Esther Ruiz. La delegación mantuvo ayer una reunión con la presidenta del Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco, Hayq al Khalifa, quien les transmitió que Medina Azahara "tiene que estar inscrita en la lista de Patrimonio sí o sí". Al Khalifa dijo que le "encanta Andalucía y se siente como en casa cada vez que la visita".

Antonio Vallejo destaca la importancia de recuperar el topónimo original del yacimiento

Por otra parte, para hacer partícipes a los más pequeños del momento histórico que vive Medina Azahara, se organizó un taller de danza en Al-Ándalus y otro titulado ¿Sabes por qué Medina Azahara es un yacimiento único?, en el que participó Patrimonito, el logo de la Unesco. La jornada culminó con una visita nocturna teatralizada al conjunto arqueológico.

Una de las actividades más interesantes fue la mesa redonda El camino hasta Baréin, en la que intervinieron los tres directores que hasta el momento ha tenido el yacimiento; Antonio Vallejo, José Escudero y Alberto Montejo (el actual), junto al director de Bienes Culturales y Museos de la Junta, Marcelino Sánchez. El debate tocó temas como la denominación de la ciudad califal, cómo se hizo el formulario de la candidatura, lo que supondrá la obtención del título de Patrimonio Mundial y también aspectos como la parte emocional del trabajo realizado por el equipo humano de Medina Azahara.

Vallejo explicó que el conjunto arqueológico es "un sitio joven porque se comenzó a excavar en el siglo XX". Aunque su construcción se realizó en torno al año 936, fue destruida y saqueada tan solo unas décadas después fruto de las guerras que terminaron con la dinastía de los omeyas en Al-Ándalus, entre los años 1010 y 1013. "Junto con las ruinas desaparece la memoria y el nombre, no se sabe que esos restos superficiales que quedaban correspondían a los de la ciudad que había construido Abderramán III", indicó el que durante 28 años estuvo al frente del conjunto arqueológico. Esas ruinas se conocían como Córdoba la Vieja y "su nombre no se recupera hasta el siglo XIX", cuando Simonet castellaniza el topónimo en árabe, Madinat al-Zahra, como Medina Azahara. "Cuando en el año 85 recuperamos el nombre original tratábamos de recuperar la marca de este sitio porque Medina Azahara, tal como suena, es el nombre de un magnífico grupo de música, de una avenida, de tiendas, industrias y comercios", por lo tanto "hacía falta recuperar el topónimo original y resulta importante que ahora Icomos nos diga que haya que hacerlo", aseveró Vallejo, que apuesta por no perder la grafía porque "es la única manera de identificar de manera precisa este sitio tan impresionante".

Por su parte, Escudero recordó que su experiencia fue muy interesante y partió del formulario que realizó el arquitecto José Ramón Menéndez de Luarca, que recoge toda la experiencia acumulada desde las primeras actuaciones: "Esto es fruto de mucha gente, unos más visibles y otros menos" y "es importante resaltarlo porque ese fue el espíritu que se intentó mostrar en el formulario, que era la labor de un equipo que resumía 100 años de tutela sobre un sitio excepcional".

Sobre qué conlleva la designación como Patrimonio Mundial, Sánchez señaló que "cuando se nos conceda el título, asumimos la carga que conlleva ese reconocimiento que es comprometernos con una gestión de solvencia enorme; es decir, mejorar la capacidad de gestión, la comunicación con la sociedad, comprometerse con el desarrollo del entorno y ser capaces de utilizar la diplomacia patrimonial para que Andalucía comparta esta experiencia con otros lugares del mundo".

Desde el público también intervino la arqueóloga Ana Zamorano, que resaltó la importancia del trabajo realizado por todo el equipo de Medina Azahara. También intervino Salvador Escobar, el empleado más antiguo del yacimiento, que comenzó como peón y ahora es una de las personas que mejor conoce la ciudad palatina. Este trabajador contó algunas anécdotas, cómo se hacían las restauraciones en el pasado o incluso la atracción que sentía hacia ciertas piezas: "No podía dejar de pensar en ellas; por la noche me despertaba deseando que llegara el día siguiente para volver a ver esa pieza", aseguró. Al respecto, Vallejo añadió que "hay determinados trabajos que para alcanzar la excelencia necesitan cierta obsesión.

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