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Turismo en caída libre

  • Economía. El sector sigue a la baja y dando síntomas de agotamiento tras años de subidas sin que nadie haga nada y con el riesgo de acabar con el campo que sustenta la economía

Turistas en San Basilio durante la celebración de los Patios.

Turistas en San Basilio durante la celebración de los Patios. / jordi vidal

El sector ya ha encendido todas las alarmas pero todavía nadie se ha dado por aludido. El turismo va camino de dejar de convertirse en la gallina de los huevos de oro para la economía cordobesa a juzgar por los datos de ocupación hotelera que se han encadenado en los cinco primeros meses del año. Todos se han contado por descensos, incluso este último de mes de mayo, el mes cordobés por excelencia, el de las colas en los Patios y el millón de visitantes a la Feria. 10.000 turistas menos en la provincia en este mes y el balance global se eleva hasta 32.000 viajeros que han dejado de recalar en Córdoba, según los informes del Instituto Nacional de Estadística (INE). Los datos, se miren por donde se miren, son malos y ya no sorprende que desde la Delegación de Turismo no lo comenten a no ser que sea para decir que no son reales. Algo que resulta curioso, puesto que sí se ha sacado pecho de los registros del INE cuando las vacas eran gordas.

El sector, ya lo hemos dicho y hemos dado cuenta de ello en estas páginas, ha dado la voz de alarma y aquí siempre se desvía la atención a los mismos asuntos. En primer lugar, al auge y falta de regulación de las viviendas turísticas, muchas de ellas clandestinas y que suponen una competencia desleal para el sector. Estas visitas, de hecho, no figuran en ningún registro ni estadística. Es cierto que cada vez hay más alojamientos al margen de los hoteles, pero esta problemática no es exclusiva de Córdoba, sino de la mayoría de capitales con cierta actividad turística. Sin embargo, en ninguna de las ciudades que suelen ser competencia directa se está produciendo esta caída tan significativa. De hecho, todas las provincias -salvo Huelva y Córdoba- han experimentado crecimiento de turistas durante el pasado mes de mayo.

Hay otras cuestiones que desde el sector empresarial se han apuntado como inconvenientes. Se trata de la falta de un espacio para congresos que estabilice la presencia de turistas, algo que quizá podía haber amortiguado esta situación porque la escalada de turistas no se podía mantener para siempre. Puede que esto sea decisivo y, de hecho, desde las asociaciones empresariales siempre se ha apuntado que la pérdida de competitividad de Córdoba como marca turística era algo que iba a costar mucho recuperar tras un parón demasiado largo sin actividad congresual.

¿De qué más se habla? Tampoco se ha desarrollado el aeropuerto y la planta hotelera no puede sobrevivir -a no ser que vuelvan los congresos- ante las nuevas formas de viajar, que prefieren los apartamentos a la frialdad de una habitación de hotel. Hay más y puede que sea otra de las claves, la falta de una promoción seria y mantenida en el tiempo que ponga a Córdoba en el mapa de todos los mejores destinos turísticos, porque motivos le sobran. Se ha hablado muchas veces en esta misma sección de la capacidad que tienen las administraciones -en este caso el Ayuntamiento y, más concretamente, la Delegación de Turismo-, de dejar que las cosas funcionen por inercia y no gestionar. De esa inercia y del buen momento del turismo se ha vivido en los últimos años pero, pasado ya el efecto del nombramiento de los Patios y como el turismo, como todo en la vida, es cuestión de modas, ahora sale a relucir la falta de trabajo que se le presupone a un sector tan necesario en la ciudad, tanto de la parte pública como privada.

Tanto que se habla de Málaga como ejemplo, habría que mirar hacía allí, desde luego. Incluso entre los propios dirigentes de IU se reconoce que la labor del Ayuntamiento de la Costa del Sol en materia de promoción turística y en presencia en ferias internacionales es cosa de Champions League. Aquí seguimos con debates sobre si cobrar una tasa turística o no, y mientras tanto la sangría de visitantes no cesa. Y a todo esto se suma la guerra emprendida por los vecinos por la acumulación de eventos en el Casco Histórico, así como las quejas de los empresarios por la proliferación de despedidas de soltero en la ciudad.

El turismo, que durante la crisis salvó los trastos de la economía cordobesa, empieza a dar síntomas de agotamiento y nadie, por el momento, hace nada para cambiarlo.

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