Pena de 13 años por matar a un hombre al que creía amante de su ex mujer

La Audiencia concluye que el acusado estaba obcecado por la situación

P. T. G., durante el juicio celebrado en la Audiencia.
P. T. G., durante el juicio celebrado en la Audiencia.
Á. R.

08 de febrero 2008 - 01:00

La Audiencia Provincial ha condenado a 13 años de prisión a P. T. G. -un vecino de Nueva Carteya de 57 años- por asesinar a un conocido al que consideraba amante de su ex mujer. La sentencia, tal y como el jurado consideró probado, concluye que el procesado actuó con alevosía, aunque aplica las atenuantes de confesión de los hechos y arrebato. La Fiscalía proponía 16 años de prisión para el procesado, mientras que la acusación particular elevaba la condena hasta los 20 años. La defensa, por su parte, proponía la absolución de P. T. G. al considerar los hechos como un delito de lesiones con resultado de muerte.

La agresión se produjo el 4 de noviembre de 2006, cuatro meses después de que el procesado y su mujer rompieran tras una relación de nueve años y dos hijos en común. Desde el mes de abril, el acusado sospechaba que su esposa le era infiel con un vecino, a quien vigiló en diversas ocasiones desde su coche. En varias ocasiones, le había dicho a ella que se sentía "humillado y avergonzado" y que tenía que matarlo. "Ese no se va a ir de rositas", le comentó a otro conocido. La resolución considera probado que el odio aumentó al conocer que su mujer había acudido al registro de la propiedad para interesarse por sus propiedades en compañía del otro. Así que el 4 de noviembre decidió pasar a la acción.

Sobre las 15.00, el acusado salió de un local de Nueva Carteya donde celebraba un perol y fue a casa de su hermano, de donde se llevó un cuchillo "de grandes dimensiones" que se escondió debajo de la cazadora. Una hora más tarde, al observar que la víctima estaba distraída recogiendo material en una obra, se acercó a él sigilosamente y le propinó una "violenta puñalada" en el pecho que le partió en dos el corazón. La reacción de los compañeros de la víctima evitó otra cuchillada, pero la muerte fue inevitable.

P. T. G. se marchó del lugar mientras repetía una frase por la calle: "He sido yo". A los pocos minutos, se entregó ante el jefe de la Policía Local. La sentencia tiene en cuenta que el acusado "estaba obsesionado con la situación familiar y personal en que se encontraba desde su separación", pues tuvo que dejar a sus hijos y su vivienda y marcharse a una casa de alquiler. Tampoco ayudó la actitud de la víctima, argumenta la sentencia: "No solo continuó los encuentros con su esposa, sino que incluso la acompañó al registro de la propiedad para interesarse por la situación de sus bienes inmuebles". El procesado, por tanto, tenía su situación anímica "muy afectada".

La sentencia también subraya el hecho de que el acusado atacó a su víctima "de forma traicionera y sorpresiva, actuando de manera que aseguró un resultado mortal sin darle a la víctima posibilidad alguna de defensa y sin riesgo para su persona". En otras palabras, actuó con alevosía. Sin embargo, durante su declaración, el procesado sostuvo que acuchilló a la víctima por miedo a que éste le atacara, pues intentó ponerle las manos sobre los hombros. Además de los 13 años de prisión, la Audiencia Provincial condena a P. T. C. a indemnizar a la esposa del fallecido con 120.000 euros y a los dos hijos del matrimonio con otros 120.000 euros.

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