El fiscal sostiene que el crimen de Nueva Carteya fue "por venganza"

El Ministerio Público mantiene una solicitud de 16 años de cárcel para un hombre que acuchilló al supuesto amante de su ex mujer en "un ataque de cuernos"

P. T. G., escoltado por un agente del Cuerpo Nacional de Policía durante el juicio.
P. T. G., escoltado por un agente del Cuerpo Nacional de Policía durante el juicio.

Un "ataque de cuernos", celos, un sentimiento irreprimible de "venganza" y la propia "satisfacción personal" fueron los motivos que impulsaron a un vecino de Nueva Carteya -P. T. G.- a acabar con la vida de un hombre al que consideraba amante de su ex mujer y a quien culpaba de alejarlo de sus hijos e, incluso, de quitarle su vivienda. La Fiscalía mantuvo ayer, al término de la vista oral, una petición de 16 años de prisión para el procesado por un presunto delito de asesinato con alevosía, aunque será hoy un tribunal popular el que concrete cómo se desarrollaron los hechos.

El crimen se produjo en la tarde del 4 de noviembre de 2006 en una obra en la que trabajaba la víctima. El procesado, al parecer, participaba aquel día en un perol que se celebraba en un local situado a 50 metros del lugar del crimen. En un momento determinado, fue a la casa de su hermano con la excusa de coger unos pañuelos de papel para el resfriado y aprovechó la ocasión para llevarse un cuchillo de cocina de grandes dimensiones. Volvió al perol y, sobre las 16.00, se dirigió a la obra, se acercó a su víctima y le asestó una puñalada que le partió en dos el corazón. "No oí ninguna discusión previa. Cuando me di la vuelta vi a la víctima en el suelo y a P. encima de él", relató un testigo. Otros dos trabajadores de la obra coincidieron en que la cuchillada fue de improviso, sin mediar palabras: "Cuando me acerqué, le vi el cuchillo en la mano y le pegué una patada", relató otro testigo. Aunque la hoja cortante se partió, P. T. G. continuó con el mango apretado en la mano.

Tras cometer el crimen, el procesado volvió al perol ensangrentado. Varios testigos lo vieron por la calle: "Me dijo que lo había matado. No lo encontré afectado, ni arrebatado ni fuera de sí", relató un vecino de Nueva Carteya que describió al presunto asesino como "una persona normal". Cuando el sospechoso llegó al perol, se dirigió al jefe de la Policía Local: "Lo he matado, me dijo. Él estaba normal, tranquilo. Lo retuve en una habitación mientras comprobaba que era verdad lo que estaba contando", relató el agente.

El fiscal intentó convencer ayer al jurado de que el procesado actuó "de manera alevosa" arrastrado por "un ataque de cuernos" y tras amenazar de manera "clara y evidente" a la víctima en varias ocasiones. El fiscal concluyó que P. T. G. actuó sin que a la víctima le diera tiempo a reaccionar y tachó de "inverosímiles" la versión de que quería el cuchillo para cortar queso. El apuñalamiento se produjo, por tanto, "a traición y de manera sorpresiva". En cuanto a la posibilidad de aplicar una atenuante de arrebato, recordó que los testigos mantuvieron que el presunto criminal se encontraba "normal". El fiscal dijo que el crimen es una modalidad más de la "violencia machista".

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