Los jardines de los Patos de Córdoba cuentan desde ahora con una escultura que rinde homenaje a la salud mental. Representantes institucionales, miembros de la Federación Salud Mental Andalucía, de asociaciones de la provincia y profesionales y usuarios de Asaenec han acudido este viernes a la inauguración de la obra Cabezas y vacíos, realizada por José Luis Martín y que simboliza la inclusión social y lucha contra el estigma que padecen las personas que tienen estas patologías.

Durante el acto ha habido mucha emoción y algunas lágrimas, especialmente cuando la delegada de Salud y Consumo, María Jesús Botella, ha intervenido en el acto aseverando que es "absolutamente anacrónico que una persona, por padecer una enfermedad, de alguna manera esté estigmatizada".

En ese sentido, ha destacado que la Consejería tiene el compromiso de "seguir luchando en contra de la estigmatización que todavía sufren estas personas" y, por otro lado, "seguir potenciando" su atención sanitaria. De hecho "tenemos una nueva dirección general de Cuidados Sociosanitarios y Salud Mental", ha incidido.

En esa línea, ha resaltado que "los datos que manejamos son realmente preocupantes" en relación al suicidio "entre niños, adolescentes y jóvenes". "No podemos mirar hacia otro lado ante esa realidad", ha apuntado, por eso la Consejería está trabajando en la formación de los médicos de familia para la detección de "estas tendencias suicidas o posibles problemas incipientes de enfermedad mental" y "que no pase desapercibido".

En esta inauguración, enmarcada dentro del Día de la Salud Mental -que se celebra el 10 de octubre- el presidente de la Federación Salud Mental Andalucía, Manuel Movilla, ha destacado que la intención de esta escultura es sensibilizar a la sociedad para "poder erradicar la discriminación social que sufrimos día a día porque porque nosotros, quienes padecemos un problema de salud mental, no luchamos solamente contra la enfermedad, luchamos, además, contra un monstruo que es el estigma".

Para Movilla, el estigma es "la principal barrera que encontramos para lograr la recuperación y la inclusión social, y esto no está relacionado con la enfermedad que padecemos, sino con la visión negativa que la sociedad en general tiene de nosotros".

Por su parte, el presidente de la Asociación de allegados y personas con enfermedad mental de Córdoba (Asaenec), Juan Guijo, ha agradecido el compromiso y empatía del Ayuntamiento de Córdoba por dar visibilidad al colectivo de personas con enfermedad mental.

Por su parte, el alcalde de Córdoba, José María Bellido, ha manifestado que las ciudades "tienen que crecer, tienen que ofrecer nuevas oportunidades a nuestros ciudadanos, mejores servicios públicos y más calidad de vida, pero tenemos que tener claro que para que crezcamos, tenemos que crecer todos" y "no dejar a gente atrás".

En ese sentido, ha puntualizado que el equipo de gobierno siempre ha tenido "muy claro" su "compromiso con la inclusión abordada desde un punto de vista integral porque son muchos los factores que influyen a la hora de hacer que una ciudad como Córdoba crezca para todos y creo que vamos dando poco a poco pasos y buenos resultados".

Más allá de la accesibilidad, Bellido se ha referido a la necesidad de que haya más posibilidades de empleo e integración de todos los ciudadanos. "Hay un último aspecto del que no nos podemos olvidar, el dar visibilidad, que destaquemos que hay personas que tienen unas características distintas, mayores dificultades para lograr sus objetivos y que tenemos que estar ahí", ha apuntado. Y "esto que estamos haciendo hoy forma parte de esas políticas de inclusión a través de la visibilidad", ha concluido el alcalde.

Una obra contra el estigma

El autor de Cabezas y vacíos, José Luis Martín, fue hace unos ocho años el ganador del concurso Mente abierta, organizado por Feafes Andalucía, que buscaba una obra que representara la inclusión social de las personas con enfermedad mental. Desde entonces, la obra se ha colocado en ocho puntos de Andalucía y se va a instalar próximamente en Granada y Sevilla.

Para hacer esta escultura, Martín quiso representar que los afectados por estas patologías "sean aceptados socialmente". Esto lo ha plasmado en una pieza "con unos vacíos mentales y tres siluetas de una cara, que son las que conforman la cabeza".

Está realizada en fundición de aluminio, con la técnica de poliestireno perdido con molde de tierra, que "como consecuencia da una obra única porque cada pieza está tallada independientemente, moldeada en tierra y fundida". Esto quiere decir que el artista realiza una escultura nueva cada vez que tiene el encargo: "son repeticiones de una misma obra realizadas desde cero".

El escultor malagueño se implicó mucho en este proyecto porque su hijo tiene problemas de salud mental y es un tema que le "tocó la fibra sensible", así que conectó "desde primera hora con este tema".