Julián Blanco | Observador meteorológico aeronáutico

“Filomena ha sido una borrasca que no suele pasar, una cosa extraordinaria”

  • Asegura que Córdoba podría sufrir una borrasca como la que se registró la semana pasada, aunque con nevadas menos fuertes y subraya que “cada vez hay fenómenos más extremos”

Julián Blanco, en la estación meteorológica del Aeropuerto de Córdoba.

Julián Blanco, en la estación meteorológica del Aeropuerto de Córdoba. / Miguel Ángel Salas

Vive rodeado de datos desde hace más de dos décadas en la estación meteorológica del Aeropuerto de Córdoba. Julián Blanco (Madrid, 1964) es observador meteorológico aeronáutico y explica que la meteorología se basa en la captura de datos y no tiene reparos en señalar que Filomena, que ha dejado a buena parte de España congelada, “ha sido una borrasca curiosa”.

–¿Cuál es su función en la estación meteorológica del Aeropuerto de Córdoba?

–Esta es una Emae, una oficina meteorológica aeronáutica. Lo que hacemos es prestar apoyo meteorológico a la aviación, por supuesto, y luego sirve de oficina meteorológica de la provincia de Córdoba. Aquí se aprovecha que está el aeropuerto para hacer las dos funciones.

–En la provincia de Córdoba hay más de una decena de estaciones de la Agencia Estatal de Meteorología, ¿qué diferencias hay con esta?

–La meteorología se basa en coger datos para luego trabajar con ellos estadísticamente y poder hacer previsiones. En muchos sitios hay oficinas de recogida de datos y esta es la estación principal y es la única en la que hay gente. En la provincia hay estaciones automáticas y, luego hay colaboradores en los pueblos que se encargan de coger las temperaturas máximas y mínimas y la precipitación.

–La borrasca Filomena ha dejado una nevada histórica en el país, ¿cómo ha sido su paso por Córdoba?

–Aquí en Córdoba no ha nevado porque estamos a 92 metros de altitud. Filomena ha pasado de refilón por Córdoba con un par de días de lluvia constante y ha pasado por la derecha. Llegó por Málaga y tiró por una dirección noreste. Ha ido hacia la zona de Jaén y Granada y se ha ido por Alicante. Nos ha afectado relativamente poco comparado con otros sitios.

–Pero, ¿qué ha sido Filomena?

–Ha sido una borrasca que venía del sur bastante cargada de agua. Normalmente, las borrascas entran siempre por el este o por el noreste o, incluso por el sureste, pero esta ha venido del sur. Ha entrado por Málaga y Granada con una dirección noreste que es rara. La borrasca es un sistema circulatorio del aire que, en este caso, en contra de las agujas del reloj ha ido cogiendo aire y, al acercarse a la costa ha cogido más. Además, ya venía cargada de humedad caliente relativa y ha cogido aire con mucha humedad del Mediterráneo y, eso lo ha metido hacia dentro. ¿Y qué ha pasado? Pues que había también una capa de aire frío en altura y han coincidido las dos cosas. Cuando la borrasca se ha movido, en altura ha cogido agua, ha chocado con el aire frío y ha precipitado todo en forma de nieve, sobre todo, por el aire frío que había en altura. Es un poco parecido a una Dana, pero en este caso es una borrasca cálida con el aire frío en altura.

–¿Podría sufrir Córdoba una borrasca de estas características?

–Sí, podría darse el caso, pero no con nevadas tan fuertes por la altitud, que es un factor importante. La precipitación cuando sale es en nieve y llega como agua a la Tierra.

–¿Cuáles son los datos que se utilizan para hacer una predicción meteorológica?

–La presión sobre todo porque es la que determina el resto, pero también viene determinada por muchos factores. La configuración general de la temperatura es complicada, pero es algo que se repite y la Tierra está distribuida en varias capas. Entonces, hay una cosa normal, pero todas las cosas que varían respecto a esa normalidad influyen. La presión es la que determina los vientos, las temperaturas, las borrascas... Son interacciones entre una zona de la Tierra y de la otra.

"En Córdoba podría darse el caso de una borrasca como Filomena, pero no con nevadas tan fuertes por la altitud"

–En el caso de Filomena los meteorólogos acertaron, ¿qué pasa cuando ocurre lo contrario o la predicción no es tan ajustada?

–Cada vez lo hacemos mejor. A lo mejor no se esperaban tanta nieve porque es muy difícil cuantificarlo y, a veces nos exigen datos muy concretos y me parece bien e iremos mejorando. Venían avisando y yo, en concreto, no pensé que iba a caer tanto. Muchas veces estas borrascas difieren en que vayan un poco más a la derecha o más a la izquierda. La meteorología es muy complicada porque son muchos datos.

Julián Blanco en su despacho. Julián Blanco en su despacho.

Julián Blanco en su despacho. / Miguel Ángel Salas

–¿Cómo es el día a día en su trabajo?

–Aquí hacemos un apoyo meteorológico a la aviación. Realizamos unos partes meta, que es una traducción del tiempo a cifras y letras para que los pilotos sepan el tiempo que hace en cada sitio. Les das la temperatura, la presión para calibrar sus altímetros, y el viento, que es lo que más influye a los aviones y para saber por dónde tienen que aterrizar y si está lloviendo. Es una clave mundial y funciona muy bien. Aquí en Córdoba es para los vuelos de las escuelas, particulares, de trasplantes y helicópteros. En el Aeropuerto de Córdoba no hay una actividad como la de un aeropuerto al uso, pero hay bastantes vuelos. Por ejemplo, el día que hace malo y no hay visibilidad menor de cinco kilómetros o una capa de nubes muy extensa que no esté a 1.500 pies, por debajo de ese umbral no pueden volar ciertos aviones. Yo no cierro el aeropuerto, pero si digo que hay eso te lo cierra el que está en frente.

–Lleva más dos décadas trabajando en Córdoba, ¿cómo ha evolucionado su labor en todos estos años?

–No ha cambiado tanto, pero antes los métodos técnicos que había no eran tan buenos. Ahora, se tienen mejores computadoras y se hacen modelos más completos. Un modelo meteorológico es un programa, un algoritmo que con todos los datos que metes te hace una predicción de lo que va a ser. Luego, el meteorólogo en base a la predicción, te hace el modelo, lo completa porque cada sitio tiene sus características. Las previsiones se hacen en base a eso, además de los satélites, los radares... Yo empecé transmitiendo con teletipo y recibiendo mapas, que casi los tenías que dibujar. Lo que ha cambiado ha sido la tecnología. Antes se hacía observación meteorológica y tenías que hacerlo tu manualmente y, ahora es todo automático. Antes se usaba un reloj y un tambor dando vueltas y, ahora es todo electrónico.

–¿Qué opina obre los sistemas tradicionales de predicción meteorológica como las Cabañuelas o el calendario Zaragozano?

–Si acertaran siempre, los utilizaríamos nosotros mismos. No creo que te tengas que basar ciertamente en eso, pero tampoco voy a decir que estoy en contra. Si acertaran, los ficharíamos y tienen su base. La meteorología se basa todo en la observación. Pero, por ejemplo, el calendario Zaragozano, se compraba para las mareas. No tienen ninguna base científica y no es fiable, pero ambos tienen el hecho de que observan y, bueno en cuatro días puedes saber lo que va a seguir en cuatro meses; pueden tener cierta coincidencia.

–¿Cómo condiciona la geografía a las predicciones del tiempo?

–Mucho. En el caso de Córdoba, la Sierra sí que condiciona y depende de si un temporal viene por el norte o por el sur. En un frente que venga del noroeste, por ejemplo, la Sierra, aunque no es muy alta, tiene su incidencia. A un lado retiene bastante humedad porque se queda en el otro lado y, el aire que viene aquí es más húmedo. En Córdoba hay una característica que vengo observando. Cuando llegan las tormentas gordas por la zona de Sevilla y los ves en el radar y piensas lo que viene... pero, de repente, no sé qué pasa. Es como si adivinase que hubiera una línea que pasa pegada a la Sierra y otra que se bifurca y la tormenta viene por aquí abajo –por el aeropuerto– y Córdoba se queda como un corredor. No pasa siempre, pero muy a menudo; es como un pasillo. Es mi teoría. Otra cosa es en la zona de Iznájar, donde se crea una especie de microclima. Cuando vienen las tormentas, hay zonas que se quedan más secas de lo que tendría que ser porque están muy resguardadas por las montañas. La orografía tiene muchos efectos e, incluso, crea microclimas. Por ejemplo, el Sistema Central o Los Pirineos, donde el aire viene del norte, protege la vertiente sur.

"Si las Cabañuelas acertaran siempre, las utilizaríamos nosotros mismos"

–Frío en invierno e intenso calor en verano, ¿puede definir el clima de Córdoba?

–Tiene un clima continental de interior.

–¿Cómo está afectando el cambio climático a la meteorología?

–Está pasando. Una cosa es el cambio climático y otra lo que está pasando. Por ejemplo, los casos extraordinarios siempre han pasado. El tiempo es una cosa y la climatología es otra. Lo que cambia el cambio climático es el clima. El cambio climático es verdad, no es que haya nevado así. Filomena ha sido una borrasca que no suele pasar, es una cosa extraordinaria, pero puede ser causa del cambio climático. Si estás pronosticando un modelo matemático y te dice que lo normal es que pase esto, pero si ves que eso ya no empieza a ser normal y ves que cada vez hay más, entonces es que está cambiando algo y hay que afinar el modelo. ¿Qué pasa? Que cada vez hay más fenómenos extremos: las temperaturas más altas o más bajas y con más asiduidad. Entonces ves que está cambiando algo pero puede formar parte de esos datos que te están avisando. Por ejemplo, este año ha habido muchas Danas que nos vuelven locos.

El observador meteorológico aeronáutico durante la entrevista concedida a 'el Día'. El observador meteorológico aeronáutico durante la entrevista concedida a 'el Día'.

El observador meteorológico aeronáutico durante la entrevista concedida a 'el Día'. / Miguel Ángel Salas

–Trabajar como observador meteorológico provocará que todo el mundo le pregunte sobre qué tiempo va a hacer, ¿está cansado?

–Lo llevas con ello ya (ríe). Pero se lleva bien. Cuando la gente te pregunta se lo dices. No estoy cansando; todo el cansancio depende de quien, cómo y dónde de qué manera. Pero no me suelo molestar, tengo un carácter afable.

–¿Hasta qué extremo le han solicitado datos del tiempo durante su trayectoria profesional?

–Recuerdo que estaba trabajando en Sevilla y se suspendió un concierto en el circuito de Jerez de la Frontera. Llovió muchísimo y para un tema de seguros pidieron muchísimos datos y un informe de la lluvia que había caído minuto a minuto. La Semana Santa en Córdoba es la estrella, aunque ahora menos porque han hecho un servicio desde Sevilla. No puedo decir que no salgan las procesiones, aunque te preguntan; solo doy los datos. Es una responsabilidad que yo no tengo que tomar e intento hacerlo lo mejor posible.

–La información meteorológica cada vez dura más tiempo en los informativos, ¿a qué cree que se debe?

–Es para poder planificar y también por curiosidad. Hay que tener en cuenta el tiempo si tienes una previsión o, por ejemplo, si vas a salir de viaje. Lo bueno de la meteorología es que afecta, sin quererlo, a todo en la vida en cierta manera.

–Páginas web, aplicaciones... No hay quien no lleve en su móvil información sobre el tiempo a cada instante, ¿hay alguna más fiable que otra?

–Hay buenas aplicaciones. Más o menos, todas cogen los datos de los mismos sitios, pero luego hay que hacer la interpretación.

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