Sanidad

Día Mundial de la Diabetes: "Claro que se puede tener una vida normal"

María José Rosal, con Valle García y María Ángeles Gálvez en la entrada a consultas externas del Reina Sofía.

María José Rosal, con Valle García y María Ángeles Gálvez en la entrada a consultas externas del Reina Sofía. / Juan Ayala

La primera vez que María José Rosal escuchó que había debutado con la diabetes se le vino "el mundo abajo". Fue en febrero de 2015. Tenía 39 años, se encontraba muy cansada, había perdido mucho peso y tenía mucha sed. 

Su hermana le hizo la prueba y los niveles eran muy altos, "casi 500 de azúcar". A pesar de ello, no quería ir al hospital por miedo a que la ingresaran. De hecho, pensaba esperar al siguiente día a ver si se le bajaban los niveles. Finalmente, acudió al Reina Sofía, donde estuvo en Observación y la estabilizaron. 

María José comenzó a ir al Hospital de Día de Diabetes todos los días, "pero no nos quedábamos ingresados", aclara. Allí, los profesionales le miraban los niveles de glucosa y la educaban sobre cómo llevar la enfermedad y qué tipo de alimentación seguir.

"A mí se me caían las lágrimas solas cuando me dijeron que había debutado con la diabetes", pero tuvo el apoyo de la doctora Paloma Moreno, endocrina del Reina Sofía, que la animó y le dijo que "yo podía con la enfermedad, pero la enfermedad conmigo no". 

Hoy en día, lleva una vida normal siguiendo los consejos que recibió en el Hospital de Día. Además de tener especial cuidado con la alimentación, hace mucho deporte. "Claro que se puede", asevera. 

El caso de María José es extraño ya que debutó con diabetes tipo 1 con 39 años, aunque este tipo suele aparecer en niños. De hecho, le hicieron varias pruebas porque son síntomas se correspondían con el tipo 1, pero "la edad chocaba".

No tiene antecedentes familiares y la doctora Moreno le explicó que quizás la diabetes pudo aparecer por un cuadro de estrés causado por la muerte de su padre, que había fallecido el año de antes de ser diagnosticada.

Por último, ha alabado la amabilidad y el trabajo que realiza el equipo de Endocrinología del Reina Sofía, que para ella son "eminencias, dioses, porque sin ellos no podríamos seguir adelante".

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