Bio-Bac, largo camino hasta el juzgado
Antonio Rafael Chacón, presunto cabecilla de la venta del fármaco, testifica ante el juez 12 años después de que la Guardia Civil descubriera en su vivienda de Madrid un laboratorio ilegal
Todo comienza en Córdoba en la década de los 70. Fernando Chacón Mejías, uno de los farmacéuticos más conocidos de la capital en aquel entonces y antiguo propietario de la farmacia El Globo, comienza a comercializar una fórmula magistral que llega a venderse como un producto eficaz incluso para los enfermos de cáncer. La Autovacuna para la inmunoterapia específica de las enfermedades producidas por enzimas vivientes del doctor Chacón levanta verdadera expectación y son muchas las personas que se guían por esta "magistral sustancia".
Tras numerosas denuncias realizadas por distintos médicos de la ciudad, una resolución judicial obliga a Chacón Mejías a dejar de comercializar en su farmacia, situada en la calle Alfonso XIII, dicha fórmula. Y así lo hace. El problema surge cuando uno de sus hijos, Antonio Rafael Chacón, decide en los años 90 seguir con su herencia. Para ello crea un laboratorio en El Escorial (Madrid), donde monta su negocio sobre el complejo vitamínico patentado por su padre. Desde 1994 trabaja en la elaboración del producto, al que llama Bio-Bac, y a partir de 1997 lo vende al público, incluso a través de internet -www.bio-bac.com-.
Cinco años más tarde la Guardia Civil comienza una investigación centrada en desmantelar la red dedicada a la comercialización y distribución del Bio-Bac, originario de la autovacuna del doctor Chacón. Es en el mes de noviembre de 2002 cuando esta actuación policial culmina con la detención de 23 personas, entre ellas 13 médicos y nueve imputados más en distintos puntos de la geografía española. El cabecilla de la trama, Antonio Rafael Chacón, ingresa en prisión pocas horas después de ser arrestado en Madrid.
La suspensión de la venta por falta de seguridad del producto "milagro" provocó un gran impacto entre la opinión pública. Y es que se calcula que llegó a ser consumido por unas 2.000 personas. Muchos de ellos incluso se revelan y protagonizan diversos encierros ante la decisión de suspender la comercialización del Bio-Bac, puesto que lo consideran beneficioso para la salud. Y a este argumento es al que se agarra el principal imputado, Antonio Rafael Chacón.
El pasado lunes, 12 años después de que fuese detenido y 17 años después de que comenzara a comercializar el Bio-Bac, el cabecilla de la red se sienta en el banquillo de los acusados para testificar ante el juez por los hechos por los que está imputado. El fiscal acusa a Chacón de la presunta comisión de delitos contra la salud pública, por los que solicita una pena de cinco años y medio de prisión y una multa de 40.500 euros. Junto a él también están imputadas en la causa tres personas más, el farmacéutico Miguel Echenique, el biólogo Enrique Martínez y la secretaria Consuelo Serdio.
Durante la primera sesión de la vista oral y ante el titular del Juzgado de lo Penal número 18 de Madrid, Chacón defendió que en ningún momento él comercializó el Bio-Bac, destinado a prevenir y tratar el cáncer o el sida, como un medicamento sino como un "complemento alimenticio", por lo que de ningún modo "tiene elementos que puedan llegar a dañar la salud de las personas". Es más, puntualizó que únicamente distribuyó el producto como un suplemento dietético para la prevención del cáncer, del sida, de la hepatitis y enfermedades degenerativas.
En la composición del Bio-Bac, según su creador, se indicaba que estaba compuesto por vitaminas y que únicamente se distribuyó como solución oral y en ningún momento como inyectable. Pero con el paso de los años se han ido conociendo los testimonio de los afectados o de sus familiares, que se dejaron llevar por un producto que les vendieron como "milagroso". Durante el juicio se escuchan también algunos de estos relatos. Por ejemplo, una testigo manifestó por videoconferencia desde Burgos que su marido padecía un cáncer de pulmón. Dos médicos le aconsejaron que tomase Bio-Bac como la única solución para poder combatir la enfermedad. Desgraciadamente el hombre falleció el 2001 después de llevar un año consumiendo sin efectos la "milagrosa" sustancia.
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