42 Festival de la Guitarra

Ariel Rot y Kiko Veneno conquistan Córdoba con una fusión músical única

Un momento del concierto de Ariel Rot y Kiko Veneno en Córdoba.

Un momento del concierto de Ariel Rot y Kiko Veneno en Córdoba. / Miguel Ángel Salas

"Los puristas del flamenco nunca tragaron a Kiko Veneno", comenta a su acompañante un asistente al concierto que acaban de ofrecer José María López Sanfeliu (Kiko Veneno) y Ariel Rot en el Teatro de la Axerquía, en un español que delata que es británico. "Pero este tío es flamenco como el que más; qué gran concierto de flamenco mezclado con rock y otros estilos hemos vivido", añade John Robertson, que así se llama quien acabó "boquiabierto", según sus propias palabras, tras acompañar a modo de coro, como el resto de público del concierto, la canción Volando voy, la última del recital. "Hemos volado con esta música", concluye.

Y no le falta razón. Pero rebobinemos. "Estamos encantados de estar en Córdoba. Este es el primer concierto de Un país para escucharlo en Andalucía; ya era hora, vamos a contar con algunos amigos talentosos como invitados y con una banda increíble en esta noche que tiene algo especial", comenta Ariel al público después haber ofrecido una magistral interpretación a dos voces de Memphis blues, esa adaptación de un clásico de Bob Dylan que realizó Kiko para su disco Está muy bien eso del cariño, de 1995. Y de resucitar en Córdoba a Los Rodríguez, algo que consiguió desde los primeros acordes de Dulce condena, del álbum de la mítica banda hispano-argentina Sin documentos, editado en 1993, hasta levantar al público de sus asientos para acompañarlo: Cada vez que toco un poco fondo....No importa el problema / No importa la solución / Me quedo con lo poco que queda / Entero en el corazón...

Esa "banda increible" de Un país para escucharlo es, tal y como introdujo quien también fuera guitarrista de los míticos Tequila, la compuesta por Anabel Pérez Reyes (teclados), Diego Pozo Torregrosa (guitarra), José Antonio Jurado Bellido (batería) y Marcelo Fuentes Resco (bajo). El show continúa con Mi abanico de cristal y Mundo de ayer, en las que las guitarras acústicas de Kiko y Diego Pozo y la eléctrica de Ariel Rot parecen mantener una conversación con una mezcla de géneros que hasta divinizan el buen blues. "Bueno, vamos a hacer una rumbita, un poquito funky, un poquito rock, rumba...", le comenta Kiko al público refiriéndose a esa mezcla de géneros, para introducir Lo que me importa eres tú, mezcla de géneros que va a reinar durante todo el recital. 

Ambos siempre han defendido que tras encontrarse en Un país para escucharlo, programa de televisión que conducía Ariel, "dirigido a los amantes de la buena música", se aliaron "en un singular desafío: llevar el espíritu de ese programa a los escenarios, con la misma vocación plural, exploradora, que tiende puentes entre géneros y generaciones para crear sintonías entre los músicos y descubrir nuevos talentos al público. Eso se hace carne en Córdoba con la presentación que Kiko hace al público de "mi sobrino, a quien conozco desde que era un chiquillo y que es uno de los grandes músicos de Andalucía, el gran guitarrista, productor y compositor Raúl Rodríguez Quiñones". Tras saltar al escenario, Raúl, hijo de la cantante Martirio, empieza a mostrar su virtuosismo con la guitarra interpretando Si yo supiera

"Esta noche tenemos ganas de más y nos vamos a desquitar con un show también instrumental y guitarrístico", insiste Ariel para presentar Las confesiones de un comedor de pizza, todo un clásico en el que hace hablar a su guitarra eléctrica y que incluyó en su primer LP tras su época en Los Rodríguez, Hablando solo (1997). Tras ese clásico, Kiko se arranca con Dice la gente antes de que el público se entregue por completo a ese también clasicazo que es Joselito, acompañando a modo de coro en el estribillo a quien fuera uno de los compositores de aquella herejía del príncipe gitano, Camarón de la Isla, todo un hito de la historia de la música, como fue La leyenda del tiempo. Yo soy Joselito / El de la voz de oro / Que de puerto en puerto / Voy dejando mi cuplé / Siete novias tuve / Más novias que un moro / Me salieron malas / Y a las siete abandoné, suena a miles de voces

"Otra vez Los Rodríguez presentes en el Festival de la Guitarra de Córdoba", relata Ariel antes de los primeros acordes de Me estás atrapando otra vez, tras la que se vuelve a dirigir al público para anunciarle que "seguimos con invitados ilustres, ya es de la familia, forma parte de esta banda y de esta troupe, el gran Tomasito, de Jerez", quien aparece en el escenario insistiendo en que "venimos a cantar un poquito por bulerías". No falta su Oh Mare en el repertorio del show, con mini tablao flamenco del tamaño de una baldosa incluido, donde demuestra su destreza al baile.

Ariel Rot y Kiko Veneno en el Festival de la Guitarra de Córdoba. Ariel Rot y Kiko Veneno en el Festival de la Guitarra de Córdoba.

Ariel Rot y Kiko Veneno en el Festival de la Guitarra de Córdoba. / Miguel Ángel Salas

"No hemos tocado rock and roll esta noche todavía", bromea Ariel para presentar Baile de ilusiones, tema al más puro estilo de sus adorados Rolling Stones con el que se abre Hablando solo, disco cuyo 25 aniversario supuso un gira reciente por todo el país. Después, vuelve Raúl Rodríguez para acompañar con su guitarra ese también clasicazo, puro Veneno, que es En un mercedes blanco. Como no menos clasicazo es el que suena a continuación, en este caso puro Rot, puro Rodríguez, Milonga del marinero y el capitán.

"Bueno, muchísimas gracias, ya estamos llegando al final, pero estamos esperando a una amiga", relata Ariel. "Es la gran sorpresa de la noche; es una alegría tener con nosotros a Nita, de Fuel Fandango", añade Kiko. La cordobesa, que salta al escenario "embarazadísima" de su hijo "Tariq", interpreta a dúo con Kiko y la guitarra de Ariel una de las grandes canciones del primero, Echo de menos. Tras esta gran interpretación, toca despedida, lo que provoca el clásico grito en momentos como este por parte del público: "otra, otra, otra...".

La vuelta es antológica. Al más puro estilo Ñu, Anabel Pérez introduce con una flauta travesera el prólogo de una versión muy especial de Salta, mítica canción de Tequila, la banda hispano-argentina de un Ariel Rot adolescente. Apenas concluye Salta, Kiko se arranca: Enamorao de la vida, aunque que a veces duela / Enamorao de la vida, aunque a veces duela / Si tengo frío, busco candela / Si tengo frío, busco candela. Y el público no puede dejar de sumarse acompañándolo en el estribillo: Y vola, volando voy volando vengo, vengo / Vola, volando voy volando vengo, vengo / Por el camino, yo me entretengo / Por el camino, yo me entretengo. Lo hace sin querer que concluya esa fiesta única que están ofreciendo Ariel Rot y Kiko Veneno de felicidad músical pura.

Un Ariel Rot y un Kiko Veneno que han demostrado en Córdoba que en el terreno estilístico, lo que les diferencia es lo mismo que les iguala: la coherencia que han mantenido consigo mismos a lo largo de sus dilatadas trayectorias, así como el interés de relacionarse con otros artistas. Y eso, esa fusión musical única, para escuchar, el público, un público más que entregado, la agradeció en Córdoba con creces, con un aplauso infinito en una noche inolvidable.

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