Entrevista

Alex O'Dogherty: "Las palabras no tienen poder de nada, lo tenemos nosotros, los que las usamos"

  • El gaditano llega el viernes 14 de octubre al Teatro El Brillante de Córdoba con el monólogo 'Imbécil', un espectáculo con música en directo y donde "el público está activo"

Alex O'Dogherty durante la función de 'Imbécil'.

Alex O'Dogherty durante la función de 'Imbécil'. / El Día

Su primer disco lo grabó en Córdoba, aunque como monologuista es la primera vez que viene a la ciudad. Lo hará el próximo viernes 14 de octubre en el Teatro El Brillante a las 21:30. "Córdoba es un sitio que para mí todavía está sin explorar", indica el actor Alex O'Dogherty a este periódico. Imbécil es el monólogo con el que llenará de humor la noche cordobesa, un espectáculo que versa sobre el poder de las palabras. 

-¿Cómo nace la idea de crear un monólogo sobre palabras?

-Yo escribo este espectáculo en singular, porque a mi las palabras me afectaban. Además, las palabras también me gustan mucho y quería que fuera un homenaje a ellas. Luego me di cuenta que era importante abordar el mal llamado poder de las palabras, porque en realidad las palabras no tienen poder de nada, quien tenemos ese poder somos nosotros, los que las usamos. Según las palabras que elijamos le podemos alegrar el día a alguien o amargarle la vida, y muchas veces elegimos lo segundo.

-¿Le afecta lo que digan sobre usted?

-He sido una persona que lo ha pasado mal con las redes sociales y los comentarios malintencionados de la gente. Hay personas que se esconden en el anonimato para hacer daño y escribe con mucha facilidad sin saber el alcance de sus palabras. He sido, como muchos artistas, objeto de la saña y la crítica de mala intención. Por eso también hice este monólogo. Yo escribo para entender cosas que me preocupan. Mi primer espectáculo habla sobre la risa y lo escribí cuando me empezaba a dedicar a la comedia; en el segundo se habla sobre el amor porque también era un tema que me interesaba, y ahora me tocaba este tema sobre las palabras y los límites del humor, que también es una parte de esta función. 

-¿Tiene límites el humor?

-El humor no tiene límites, los tenemos nosotros. El descubrimiento más grande a la hora de hacer este espectáculo es que todos, en mayor o menor medida, tenemos un tema, aunque sea uno, que no nos hace gracias que se hagan bromas con él. Todos tenemos algo, cada uno tenemos nuestros propios límites del humor y si cada uno pusiera una pequeña barrerita, al final se acabaría el humor. ¿La solución? jodernos. Si algo no te gusta o te molesta, no vayas a ver a ese cómico nunca más en tu vida, pero no pidas su cabeza.

-¿Quizás nos afectan más las palabras que los hechos?

-Sí, le damos más importancia a los hechos y no debería ser así, al fin y al cabo son solo palabras. Es alucinante la importancia que somos capaces de darle, nadie ha muerto por una palabra. Este espectáculo lo he escrito a modo de terapia, para mí mismo, para que yo sea capaz de recordar cada día que no son más que palabras. 

-¿Y ha aprendido de esta "terapia"?

-Algo he aprendido. Ya consigo tomármelo de otra manera, a lo mejor me dura menos, pero el primer golpe cuando lees algo lo sigues teniendo. Igual sí he aprendido a gestionarlo mejor y me dura menos el disgusto, pero me va a seguir afectando, es una cosa natural mía. Y he trabajado para que eso no me influya en mi forma de ser. 

-¿Es de los que dice lo primero que se le pasa por la cabeza o medita sus palabras?

-Sí, he aprendido a controlarme mucho, a no contestar jamás. La gente que me ha insultado no se ha llevado una contestación casi nunca. Esa gente es mejor que tú en el campo de la pelea. Es un ejercicio muy duro no contestar, pero reamente la batalla se gana cuando no contestas. 

-Fuera del contexto de las redes sociales, ¿La situación es la misma?

-La gente que se me acerca en la calle o que viene a saludarme es maravillosa. Tengo una canción con La Bizarrería que precisamente se llama Me quedo con lo bueno que surgió a partir de este tipo de cosas. 

-Imbécil es el título de este espectáculo, ¿Por qué ese nombre?

-Durante muchos años, 15 o 20, yo tenía la ilusión de hacer un espectáculo que se llamase Imbécil, me parecía divertido, y si algo me parece divertido, lo hago. 

-¿Hacerse el imbécil es una buena filosofía de vida?

-Está bien de vez en cuando, pero hay veces que tenemos que tomar conciencia de dónde estamos para tomar determinadas decisiones. Pero en realidad yo voy a a encaminarme en la filosofía imbécil y hacerlo cuanto más mejor, creo que se vive más feliz.

-¿Qué puede encontrar el público en esta obra?

-Es un monólogo diferente al resto. Hay música en directo, el público está activo y hay una participación colectiva, la cuarta pared está rota. 

-Ha pasado por muchos escenarios y ciudades y allá donde va el público le enseña alguna expresión o palabra típica de esa provincia. ¿Recuerda alguna que le llamase especialmente la atención? ¿Cuál es la palabra favorita de su tierra?

-Hemos hecho 170 funciones, y en cada una me dicen una media de cuatro palabras, así que llevo una recopilación de unas 1.000 palabras. Me estoy planteando sacar como un diccionario porque es algo muy interesante. Me acuerdo de palabras como esbarizaculos que se dice por Zaragoza y es un tobogán, o en Cantabria, una cuesta muy empinada se llama pindia. En mi pueblo, San Fernando, se dice mucho masconato, que significa tramposo. 

-¿Sabe alguna de Córdoba?

-Sí, hay dos palabras que me gustan mucho: pizco y felpa. El viernes me dirán más.

-Escribe monólogos, estrena películas, grabas discos, es un artista en el sentido más amplio de la palabra, ¿Cómo se define mejor y qué tiene ahora entre manos?

-Me he definido toda la vida como actor y cosas de esas. Ahora estoy preparando el lanzamiento de una tienda online que se llama precisamente Cosas de esas. También estoy haciendo un libro de recetas de mi madre.

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