
Envío
Rafael Sánchez Saus
Torre Pacheco y otras miserias
La tribuna
LOS abogados utilizamos un lenguaje formal que muchos lectores de este periódico habrán tenido ocasión de comprobar. Ese modo de utilizar la lengua escrita, particularmente en los papeles que se dirigen a las sedes judiciales, están plagados de palabras que no resultan usuales. Las demandas, que presentan los procuradores y redactan los abogados, identifican a los representados y defendidos como "mi mandante". En realidad, el cliente es el mandante del procurador, pero ya necesitamos traducción.
Como una cantinela repetida en casi toda demanda, recurso o alegación, todo lo que decimos lo hacemos "como mejor proceda en Derecho" y dividimos nuestra posición jurídica en "Hechos" y "Fundamentos de Derecho". Algunos, con un cierto toque de originalidad expositiva, comienzan, cuando no "principian", su relato fáctico con un Hecho "Previo", casi nunca "Preliminar", que aunque es -como bien puede suponerse- el primero de los Hechos, precede a este ordinal en el texto del escrito.
La inmensa mayoría ha abandonado, felizmente, el uso abusivo del gerundio, pero siendo esto cierto y abundando en el deseo de su completa ausencia, aunque considerando sus ventajas (en tanto que alargando las frases, pudiera darse el caso, "como el que nos ocupa", de venir complicando la lectura del texto en cuestión) "no es menos cierto" que acontece frecuentemente la utilización, no precisamente aislada, de esta forma verbal tan tradicional y jurisproductiva.
¿Jurisproductiva? Otra dimensión de popularidad reciente. Algunos abogados crean palabras. Al fin y a la postre, ésa es una de las características de los meta-lenguajes. Éste del que escribo es muy particular porque se mueve entre un cierto anacronismo, preñado incluso de brocardos latinos, y una tendencia incipiente instalada en la vanguardia léxica.
Los abogados siempre piden su pretensión, pero hasta la forma de pedir tiene su particularidad. Habitualmente, cuando el conflicto es entre particulares se "requiere"; cuando se trata con la Administración, se "solicita"; y cuando son Juzgados o Tribunales los receptores, ¡ay, cuando lo son!, entonces se "suplica".
Pero sin duda, la parte más fantástica de todas, es que cuando parece que se ha dicho todo y hemos terminado la petición final, el meollo del asunto que medirá el resultado que se obtenga, se "otrosí dice" y, consecuentemente, "en su virtud", se "otrosí suplica".
Después de otro año natural completo, gracias a El Día de Córdoba, los profesionales de nuestro despacho, han reflexionado semanalmente en esta Tribuna. Desde el análisis de productos tóxicos bancarios a las relaciones laborales, pasando por temas de familia, como la custodia compartida, o aspectos constitucionales de nuestros derechos cotidianos. Esos artículos se escriben tras haber reflexionado sobre la elección del tema y sobre la cuestión a tratar. Se someten a estudio, se escriben efectivamente y se revisan para publicar. Es decir, hay un trabajo detrás, además de una voluntad de servicio. Es un modo de implicar al despacho no solo con sus clientes, sino con toda la sociedad de que forma parte.
Ahora, que arrancamos el año, quiero aprovechar la Tribuna de hoy para utilizar un lenguaje muy claro cuando pongo el acento en quienes lo hacen posible. Juan Manuel Carrillo, Manuel Reyes, Manuel Cuadrado, Carlos Vallejo, Mercedes Martínez, Jorge Muñoz, Carmen Molina, Begoña Miranda, Álvaro Cerezo, Antonio Benítez, Estefanía Montero, Ignacio Gallego y Víctor Gómez, han conformado un potente equipo profesional, completado con el dinamismo rotundo desarrollado por Manuel Pons, Óscar Enríquez, Antonio Unquiles, Diego Blanco, Paco Márquez e Isabel Castillo. La eficiencia contundente de Rocio García ha hecho que la maquinaria funcione. Todos, los que las pusieron y los que no, han generado las firmas de estos artículos pero, sobre todo, en conjunto y a solas, tienen las formas de un excelente grupo humano. Son una garantía.
El bagaje profesional de un abogado está compuesto por los asuntos que lleva, por los intereses que haya defendido, pero el personal lo definen sus experiencias vitales. Al profesional, regresaremos pronto. Así que hoy, superado otro año más, les tomo una licencia. Otrosí digo: es un privilegio compartir con vosotros el letrero de nuestra profesión, siempre y en cualquier sitio. Para que conste, a los efectos oportunos.
También te puede interesar
Envío
Rafael Sánchez Saus
Torre Pacheco y otras miserias
Crónica personal
Pilar Cernuda
España importa a la UE
Alto y claro
José Antonio Carrizosa
PSOE andaluz: un desierto sin final
La ciudad y los días
Carlos Colón
Defender con hechos, no con palabras