Las miradas de José Bretón

El acusado observa con atención a todos los testigos de la jornada

Gema N. Jiménez

21 de junio 2013 - 06:51

La mirada perdida e impasible de José Bretón se convirtió ayer en observadora y hasta inquisitiva. Desde el comienzo hasta el cierre de la sesión el acusado no perdió detalle de ninguno de los testigos que se sentaron a declarar y que llegaron a describirlo como "controlador", "el padre perfecto" o como un "buen amigo".

Bretón, que de nuevo estuvo sentado al lado de su abogado, llegó incluso a despedirse de una testigo, Leonor G., que fue novia del hermano de Ruth Ortiz. "Hasta luego", le dijo a la mujer que se quedó mirándolo fijamente cuando salía de la sala de vistas.

Muy diferente fue el gesto que adoptó el acusado por el asesinato de sus dos hijos cuando en la silla se sentó un amigo que había compartido con él su etapa en el ejército. Con una mirada que llegó a ser hasta vengativa, observó al hombre mientras éste iba contestando a cada una de las preguntas de las partes. Sus respuestas poco gustaron a José Bretón y a su abogado, que le llegó a decir "¿éste es tu amigo?", a lo que el acusado respondió con una mirada y un leve movimiento de hombros. "Pues vaya amigo", murmuró Sánchez de Puerta. Tras concluir el interrogatorio, Bretón lo despidió con un gesto serio, con el que mostró su descontento ante las dura palabras de una persona con la que había compartido muchos momentos a lo largo de su vida.

Algo que ayer no cambió de Bretón fue su frialdad ante los testimonios de las trabajadoras de la guardería a la que acudía su hijo. Nada hizo que Bretón perdiera un día más la compostura, a pesar de que las mujeres describieran con ternura al pequeño José. "Era un niño muy risueño y tenía una sonrisa muy característica" o "sus piernecitas eran muy cortitas", fueron algunos de los detalles que las testigos dieron de José.

Ellas, sin embargo, no pudieron reprimir sus sentimientos. La voz de la directora de la guardería se rompió en varias ocasiones y los nervios le pudieron cuando, al contestar a las preguntas de la defensa, se cruzó con la mirada de José Bretón. "Señora usted míreme a mi, no tiene porque mirar para ese lado si no quiere. Así, seguro que se sentirá mucho más tranquila", le aconsejó el magistrado de la sala, Pedro Vela, que siempre ha mostrado una sensibilidad especial por todos los testigos. Al concluir su declaración, la mujer se levantó de su asiento y prefirió dar la vuelta a toda la sala antes de pasar por el lado del acusado, con el que antes del 8 de octubre de 2011 mantenía un contacto diario.

En el único receso de la jornada, José Bretón se acercó aún más a su letrado, llegando a colocarse en cuclillas para comentar algunos detalles de cómo estaba transcurriendo la jornada. El acusado hablaba con su letrado gesticulando con las manos, mostrando así su rechazo a muchas de las palabras que ese día se habían escuchado en esa sala.

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