Andalucía

Doñana excava y limpia puntos de agua para que beba la fauna

Estado de la laguna de Santa Olalla en una imagen de la Estación Biológica de Doñana.

Estado de la laguna de Santa Olalla en una imagen de la Estación Biológica de Doñana. / CSIC

La sequía ha provocado que todas las lagunas de Doñana, incluso las permanentes, se hayan secado, y para que los animales que viven o pasan por su superficie puedan beber, la Estación Biológica está excavando y limpiando unos 200 socavones.

La Estación Biológica de Doñana (EBD) "está excavando y limpiando los zacayones -socavones que llegan hasta el acuífero- existentes en la Reserva Biológica como solución de emergencia para que la fauna pueda beber", informa la bióloga e investigadora Carmen Díaz Paniagua.

Las medidas activadas para la supervivencia de la fauna ante el estrés hídrico existente en Doñana incluyen las autorizaciones para los animales domésticos -el ganado autorizado a pastar dentro- que dispone de abrevaderos-, mientras para la silvestre se recurre a los zacayones. Estos son socavones seminaturales que llegan hasta el nivel freático del acuífero de Doñana, ahora más profundo por las extracciones ilegales de la agricultura. Al aflorar este agua se ofrece a la fauna un lugar en el que saciar la sed.

La EBD –entidad dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)- realiza esta tarea sobre la porción de Doñana a su cargo, la Reserva Biológica. "El año pasado se limpiaron unos pocos y hay tres o cuatro disponibles cerca de la laguna de Santa Olalla, y en medio del monte unos diez, con agua que además es bebible, pues la que quedaba en la laguna era muy salada", indica la bióloga. "Es muy bonito el resultado, porque enseguida los animales se acercan, incluso los jabalíes y los zorros hacen un agujero para llegar al agua si no ha aflorado", subraya.

En la zona norte de la Reserva, que no tiene nada de agua, sí se ha llegado al agua subterránea, para que beban grandes mamíferos, "pero lo tremendo es lo profundo que hay que excavar". "Incluso hemos visto alcornoques encima de algún zacayón que se han quedado secos". Se beneficia "todo tipo de fauna, desde alada a anfibios o mamíferos, y también especies de flora". Según Díaz Paniagua, otras administraciones realizan la misma tarea, como el caso del Estado en la finca Marismillas, de su propiedad. Asegura que "tiene constancia" que el año pasado la Junta hizo lo propio en sus fincas al norte de la Reserva. En cualquier caso la Junta, gestora del Espacio Natural de Doñana, debe autorizar la limpieza o profundización.

Sin embargo, en el caso de querer abrirse zacayones nuevos, debería contar con el permiso de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Díaz Paniagua ha verificado in situ la situación de la última laguna que contenía agua hasta hace unos días, la de Santa Olalla, donde "queda un hilillo de agua" que sale del acuífero, pero que no produce una lámina de agua más grande que la palma de su mano, explica, y "existe barro, y hay galápagos dentro de él para aprovechar la humedad".

La situación de Santa Olalla se puede ver en directo gracias a la cámara instalada por la EBD en el enlace http://icts.ebd.csic.es/cameras . A primeros de septiembre de 2022 se constató algo inédito desde 1995: la laguna de Santa Olalla había perdido por completo el agua. Este verano ha ocurrido tres semanas antes, y por primera vez en dos años consecutivos. Doñana acumula un decenio con precipitaciones por debajo de la media.

El resto de humedales de Doñana también se halla seco, como la laguna Dulce, también considerada como permanente. La situación suma la escasez de precipitaciones y la extracción de agua del acuífero subterráneo para abastecer a Matalascañas, el núcleo turístico que en verano alcanza los 160.000 residentes y un consumo en torno a dos hectómetros cúbicos. La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir anunció que eliminará los pozos cercanos a Santa Olalla para reabrir otros más lejos.

Doñana tiene contabilizadas unas 2.000 lagunas temporales al margen de la marisma, pero a día de hoy se dan por desaparecidas, e incluso en algunas el vaso está completamente repleto de vegetación de monte. La situación del parque Patrimonio de la Humanidad está bajo la polémica por la decisión de la Junta de Andalucía de catalogar como regables entre 1.000 y 1.500 hectáreas –según la fuente- de cultivos de fresas.

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