Córdoba CF-granada · la crónica

Con Sandoval, el golpe de gracia (1-2)

  • El Córdoba, con una mala gestión del banquillo del técnico debutante, se autoempuja al precipicio tras perder su ventaja en los diez minutos finales ante un rival liderado por Machís.

  • La permanencia se aleja ya a 13 puntos 

Llegados a este punto, con tres meses y medio aún de campeonato, el Córdoba tiene que elegir entre dos caminos: el del imposible, la apelación al milagro continuo que sólo mira de soslayo la tristísima realidad y tiene como único sostén el corazón; o el de la lógica, que apoyado en la razón, invita a aceptar de la mejor manera posible la lenta agonía que supone dirigirse sin remisión hacia el pozo. Porque ya ha quedado claro que da igual el entrenador, el once y hasta el sistema; da igual que el campo esté lleno o vacío, la afición anime más o menos; da igual que el equipo dé el primer golpe o lo reciba... El final casi siempre es el mismo. El sabor a frustración y dolor ya se ha repetido en 18 de las 27 paradas del campeonato, dos tercios, el mismo porcentaje de victorias que tiene que lograr este CCF en sólo 15 fechas para... ¿para qué? Porque para hacer cuentas, para tirar de calculadora, lo primero que tiene que hacer este equipo es ganar un partido, sólo uno. Y eso no ocurre desde hace un mes. Van cuatro derrotas consecutivas, las dos últimas en casa tras perder la ventaja en los minutos finales, y la permanencia se sitúa ya a 13 puntos tras el último sofocón en el derbi ante el Granada, en el que los blanquiverdes mostraron otra cara muy diferente, quizás más competitiva por momentos, pero tampoco les dio. No tuvieron fuelle suficiente para aguantar en pie las acometidas finales del cuadro de Oltra, ni carácter ni saber estar para parar a Machís cuando era la única vía de ataque clara rojiblanca desde hacía mucho tiempo, ni capacidad desde la banda para echar el freno. Así, los puntos volvieron a salir en el autocar visitante y el estado de pena, rabia, abatimiento se asentó entre un cordobesismo que ya debería empezar a hacerse el cuerpo. Porque no pasa nada por asumir la senda que toca recorrer para aliviar las espinas que lo pueblan.

Sandoval arrancó su etapa como cordobesista manteniendo el dibujo (4-2-3-1), pero introduciendo un matiz importante que explica su estilo: dos pivotes posicionales, de contención pura, porque la prioridad es defender. Para el madrileño se acabó la milonga de la posesión, que se repartió en un 40-60 al final del partido favorable a un Granada que, pese a todo, sólo fue mejor de verdad en los minutos finales aprovechando las debilidades –mentales y físicas, pero también de calidad– de su enemigo. Hasta esos momentos, el Córdoba apenas sufrió, se sintió relativamente cómodo estando más arropado, y creó verdadero peligro a los espacios, a la carrera, con Jovanovic y Guardiola de ejecutores, y Aguza de lanzador. Con un poco de todo eso y la calidad de Alfaro y el pichichi, los locales se adelantaron en la prolongación del primer acto y luego, ya en el segundo, tuvieron un par de llegadas claras para la sentencia. Perdonaron y eso no lo desaprovechó luego un Darwin Machís que a la locura que creó en Fernández y Caro desde el inicio sumó nuevos sujetos antes de empatar y dar paso a un tramo final claramente volcado del lado nazarí. Los cambios no sustentaron lo suficiente al CCF, más bien le hicieron perder fuerza y carácter, y Kunde firmó la sentencia camino del 90 para desesperación del cordobesismo.

Porque hasta ese tramo final, y aunque el equipo jugó feo, su trabajo fue de lo más efectivo. Y eso que ya a las primeras de cambio a Sandoval se le trastocaron los planes con la lesión de Narváez tras un topetazo de Saunier (entró Alfaro). Con el Granada con más balón, pero sin ser realmente amenazante, el Córdoba estaba cómodo, sostenido por la intensidad del técnico desde la banda y la calma tensa de Aythami en el campo. El canario tuvo que poner pie en pared en más de una ocasión para evitar disgustos por despistes de Caro y Fernández, desacertados ante la presión de ver que por su perfil caía Machís. Y en ataque, con poco era peligroso, sobre todo tirando de la velocidad de Jovanovic, al que el de Humanes insistía con las diagonales. En una de ellas, Aguza lo dejó solo ante Varas, pero el serbio ni siquiera tiró a puerta; en otra, su carrera entre Álex Martínez y Saunier la cortó en falta el galo, si bien el colegiado obvió la falta y la correspondiente amarilla. Luego el balcánico tuvo otra tras un mal despeje del portero rojiblanco, pero con Alfaro esperando en el punto de penalti se le jugó para sacar apenas un córner.

Esa triple acción sacó el choque de la monotonía de la propia batalla. El Granada respondió con un centro-chut del excordobesista Pedro que Joselu mandó arriba en el área pequeña, un nuevo disparo del alicantino que atrapó bien Pawel y una internada de Machís tras error de su par que Aythami dejó en nada. No eran buenos minutos para un Córdoba al que de buenas a primeras le apretaron los nervios, si bien antes del descanso y tras un despeje de Edu Ramos, entre Jovanovic, Guardiola y Alfaro fabricaron el 1-0 con una genial maniobra entre los dos últimos en la frontal del área. De ahí al descanso con una ventaja trabajada que tuvo continuidad en el segundo acto, al que el CCF salió sin reservas, dispuesto a mantener el patrón, pero introduciendo poco a poco ese otro fútbol que tantas veces se ha echado en falta: pérdidas de tiempo, presión al colegiado, parones, protestas...

Pero eso no fue suficiente para detener a un buen rival, un Granada con muchos argumentos que Oltra supo exprimir al máximo. Antes tuvo que sufrir, sobre todo con una volea de Fernández llegando al área por sorpresa que el pie derecho de Javi Varas dejó en nada y un disparo seco de Guardiola al que el meta respondió igual tras un jugadón personal del ariete. Con esos sustos, y sabiendo de la dificultad del Córdoba para defender por fuera, el valenciano metió a Agra para apretar más a Javi Galán y acto seguido pasó a jugar con sólo tres atrás porque su rival cada vez salía menos de su medio campo. Esa falta de aire que vio el exblanquiverde tardó en captarla Sandoval, que erró en su primera intentona porque Quim Araujo no puede dar nunca el sostén de Edu Ramos, y por ahí fue creciendo el conjunto visitante.

Un rival que además se encontró con las habituales deferencias defensivas del CCF, esta vez con Caro como actor principal. Un pase de pecho (en términos taurinos) del sevillano al balón dejó a Machís solo ante Pawel en la primera de un carrusel de llegadas rojiblancas. El venezolano, cada más crecido, se topó poco después con el pie de Aythami tras otro error de Caro, luego tiró arriba un balón recogido en el punto de penalti tras la pelea de Adrián Ramos y al final fue objeto de una pena máxima que el árbitro no cobró al no haber caída. Y tanto fue el cántaro a la fuente que al final se rompió, cuando Darwin se coló entre cuatro sin ser tirado, burló la salida blanda de Caro, una vez más, y lanzó un zapatazo imposible para igualar. El Córdoba se levantó del mazazo, pisó área un par de veces, pero tras una pérdida de Reyes en la salida, recibió el segundo ya camino del 90 al recoger Kunde, el más listo de los mediocampistas, un balón suelto. Ahí murió el partido. Quizás haya sido el golpe de gracia, pero no queda otra que seguir el camino, sabiendo lo que puede venir, lo que ya está ahí.

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