Empeñado en ni siquiera pelear por salvarse, el Córdoba acumula ridículo tras ridículo y en Huesca demostró que cada semana es una nueva ocasión para tocar un fondo aún más bajo. Con un planteamiento cobarde, una actitud lamentable y una capacidad de reacción inexistente, los blanquiverdes salieron vencidos al campo del líder y recibieron un soberano repaso del conjunto oscense.

A pesar de que la situación es dramática, Juan Merino sigue demostrando una cobardía en los planteamientos que ya es desesperante. Atrincherar a tu equipo y fiar tus posibilidades a la velocidad de Jovanovic es una propuesta demasiado pobre para intentar pescar algo en el fútbol profesional. Y más si tenemos en cuenta que la defensa blanquiverde es la peor del campeonato.

Poco tardó el Huesca en romper el partido, aunque lo hizo en fuera de juego. El conjunto blanquiverde demostró entonces su apatía y que sus errores defensivos no son corregibles, simplemente se producen por incapacidad. Dos hombres entraron al remate solos en el segundo tanto oscense.

Para colmo, la salida en la segunda parte fue patética. A los 30 segundos llegó el tercer gol local y ya ni siquiera los cambios de Merino sirvieron para algo. Ni el gaditano es la solución ni los jugadores están por la labor.