La inquietante imagen de una cabra montesa sobre un tejado en Montilla: "Nos hemos quedado sin antena"

Campiña Sur

El 112 recibe varios avisos por la presencia de 'Capra pyrenaica' en el municipio de la campiña cordobesa, donde podría estar expandiéndose

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Graban a una cabra montesa subida al tejado de una casa en Montilla
Graban a una cabra montesa subida al tejado de una casa en Montilla

Montilla/¿Una imagen fake? ¿Un video manipulado con ayuda de una Inteligencia Artificial? No. El Centro de Coordinación de Emergencias 112 recibió en la tarde del miércoles varias llamadas desde la localidad cordobesa de Montilla, en plena campiña, por la presencia de cabras montesas en el casco urbano y las inmediaciones del municipio, un aviso que llevó a intervenir a la Policía Local para intentar capturarlas o, al menos, sacarlas de la zona de viviendas.

La primera llamada tuvo lugar a las 16:20 por la presencia de un animal en las proximidades del centro de salud, aunque la imagen más inquietante, y que se está viralizando, muestra a un macho adulto sobre el tejado de una vivienda en la calle Pepe Cobos. Varios animales jóvenes fueron grabados correteando en los montones de tierra de un almacén de materiales.

"La cabra llevaba cuatro o cinco días rondándonos, y por las noches se escuchaban pasos por encima del tejado", relata Paco López, el dueño de la casa en cuestión, contrariado después de que un vecino le preguntara "si teníamos un venado". Hasta que el miércoles por la tarde, al fin, se captó al inquilino: un macho adulto de cabra montesa observando desde el tejado. "Nos hemos quedado sin antena", bromea disculpando al animal, que al ver el revuelo que se formaba se bajó a la calle, subió la cuesta en dirección al ambulatorio, deambuló unos segundos por la zona y al ver que allí no había nada de interés saltó un muro y desapareció campo a través.

La presencia de Capra pyrenaica en un territorio como el de Montilla, absolutamente antropizado, resulta extraordinario, aunque puede que a partir de ahora deje de serlo. "Es lo mismo que está pasando con el ciervo, el corzo o el jabalí. No tiene depredadores naturales y puede expandirse de manera rápida, casi sin barreras", explica a El Día de Córdoba José Guerrero, profesor del departamento de Zoología de la Universidad de Córdoba. Los ejemplares captados en Montilla habrían llegado, teóricamente, desde la Subbética, pues hay poblaciones bien desarrolladas en Cabra, Zuheros, Luque, Carcabuey o Priego de Córdoba. Aunque tampoco es descartable, teoriza, que se hayan desplazado desde los Montes de Málaga, pues existen registros en Puente Genil que así lo atestiguan.

Sin depredadores naturales

En todo caso, apunta a un segundo motivo más allá de la ausencia de depredadores naturales: el aumento en las últimas décadas de la masa forestal y de matorral. "Es consecuencia de un proceso muy prolongado de éxodo rural y de abandono de algunas prácticas agrícolas, lo que ha hecho que este animal tenga más hábitat y más comida a su disposición". Las vistas en Montilla, explica, podrían estar alimentándose de matorral y de olivos.

Y una tercera causa: "Se trata de una especie cinegética, por lo que su abundancia se está favoreciendo en algunos puntos. Hay una explosión demográfica en las zonas de montaña, que son su hábitat óptimo. Ante esta saturación, y cuando no caben más individuos, algunos grupos empiezan a colonizar hábitat subóptimos, que es lo que podría estar pasando en la campiña cordobesa, donde cada vez hay más registros de la presencia de este animal", explica el zoólogo, integrante de la Sociedad Cordobesa de Historia Natural.

"Habrá que comprobar su capacidad para vivir en zonas de cultivo, aunque se trata de una especie que, más que alimentarse de pasto, ramonea, y es probable que en la zona de campiña esté alimentándose de olivo", explica. La Capra pyrenaica es una especie social, gregaria, que forma rebaños, por lo que es común verla en grupo. En estas fechas del año, fuera de la época reproductora, se puede observar a las hembras con los ejemplares más jóvenes y a machos juntos. Como al del tejado, se les identifica por su gran cornamenta: "Son de crecimiento continuo, por lo que a mayor tamaño, más edad", explica Guerrero, quien asegura que no son animales peligrosos. "Su primera reacción será huir, y solo si se ve acorralado podría embestir, aunque es muy improbable", explica.

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