ENTREVISTA · BERNARDO RUIZ, PREGONERO JOVEN

"A los jóvenes cofrades les sobra esa excesiva adoración a Sevilla"

Bernardo Ruiz será el primer pregonero Joven de la Semana Santa que no haya vestido el hábito nazareno en la capital. Tan sólo se enfundó una vez la túnica de penitente en la procesión de la Virgen de la Soledad de Nueva Carteya cuando contaba con apenas ocho años de edad. El exaltador, ahora con 22, sin embargo, subirá hoy (21.00) al escenario de la antigua iglesia de la Magdalena para narrar una experiencia cofrade que ha vivido de una forma peculiar, yendo de templo en templo horas antes de la procesión y disfrutando después con los cortejos de las cofradías locales. Su profesión -periodista de El Correo de Andalucía, en Sevilla- le imprimirá con seguridad un carácter crítica al pregón.

-¿Cómo afronta el reto?

-Supone una ilusión enorme, pero también me causa un gran respeto por la importancia que tiene. Haré una profunda reflexión sobre la Semana Santa.

-¿Qué mensaje quiere hacer llegar a los jóvenes cofrades?

-Quiero hacerle ver a los cordobeses que tenemos que encontrar nuestras raíces. Hemos de recuperar la memoria cofrade que nos robaron en el siglo XIX cuando el obispo Pedro Antonio de Trevilla estaba al frente de la Diócesis, un robo que todavía estamos pagando. Ahora bebemos de Sevilla y eso es un error.

-¿Ve realmente un error basarse en el modelo sevillano?

-Se puede beber de Sevilla y de cualquier otro sitio, pero el problema es cuando se cree que en Sevilla todo es exquisito.

-¿Queda algo cordobés en la Semana Santa?

-Lo cordobés es levantase un Domingo de Ramos, desayunar torrijas sentado en una silla de enea y después visitar las iglesias de las que horas después saldrán las procesiones. Es una tradición puramente cordobesa que nace en el siglo XVIII.

-¿Usted sigue esta tradición?

-Lo hago. Soy un observador directo. Pienso que no se es más cofrade por el hecho de vestir la túnica, porque yo no la he vestido y me considero cofrade, devoto y creyente.

-¿Pero qué queda de esa estética perdida en el siglo XIX?

-Nos queda las Angustias y la forma del Santo Sepulcro en la organización del cortejo. También habría que mencionar al Cristo de la Misericordia y al Rescatado justo antes de perder su esencia.

-¿Y Ánimas?

-Ánimas no es cordobés. Ánimas es Ánimas. Al igual que el Vía Crucis, que es el Vía Crucis. Son totalmente distintas al resto pero no por ello más cordobesas.

-¿Es usted contrario a los pasos de grandes dimensiones que lucen muchas de las hermandades cordobesas?

-Hay que mirarlo todo con prisma objetivo, pero lo más importante de todo es que una cofradía tenga su sello de identidad. Me llaman la atención los casos de la Merced y la Estrella. Podrán gustar más o menos, pero la forma de procesionar la han mantenido. Han sabido adaptar el modelo sevillano.

-¿Cómo ve el futuro de la Semana Santa en Córdoba?

-Depende mucho de que las hermandades dejen de ser círculos cerrados. Quizás fuera esto lo que hizo que no llegara a una cofradía hasta el año pasado. No puede ser que a los jóvenes se les quiera sólo para limpiar enseres y luego no se les deje participar en la toma de decisiones.

-¿Cree que cada vez hay menos jóvenes cofrades?

-Sí, pero con más calidad.

-¿Qué le sobra y le falta a los jóvenes cofrades?

-Les falta saber qué fue Córdoba, que fue la primera de la Semana Santa y que aquí nació la saeta y el rezo de las estaciones. Y les sobra esa excesiva adoración a Sevilla.

-¿Ve positivo el acercamiento al costal y la música?

-El problema es entender la Semana Santa como una moda. Muchos costaleros convierten las calles en pasarelas. Buscan diseños a veces irrespetuosos con las imágenes. En cuanto a los músicos, son el fruto del boom de los 90.

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