Puerto del Calatraveño

Una torre de Babel que desalinea

  • Otro capítulo más...y los que les quedan. Los ediles socialistas ven frustrada su intención de quitarle el sueldo al alcalde, también del PSOE, después de que el secretario municipal cuestione que sea legal

Según se narra en el capítulo 11 del libro bíblico del Génesis, hubo un tiempo en el que los hombres pretendían alcanzar el Cielo, para lo que construyeron la Torre de Babel. Sólo que no contaban con que Yahveh, para evitar el éxito de la empresa -que se oponía a su propósito de que la humanidad se extendiera por toda la superficie de la Tierra, se multiplicara en ella y la sojuzgara, según reza el versículo del Antiguo Testamento-, hizo que los constructores comenzasen a hablar diferentes lenguas, tras lo que cual reinó la confusión y se dispersaron.

A modo de sabia profecía, que bien podría haber salido de los labios de Isaías, Jeremías o Elías -porque se veía venir-, ese capítulo bíblico se ha hecho carne en Pozoblanco, donde la Alcaldía se está convirtiendo en algo así como el Cielo, para algunos, o el Infierno para otros, según se mire. Como en Babel, en la ciudad de Los Pedroches, la Corporación municipal se ha empeñado en entenderse, a pesar de hablar muy distintos idiomas, para quitarle el sueldo al alcalde, Benito García de Torres -al que el partido tiene en trámites borrarle el tatuaje del PSOE por negarse a dimitir-. Para ello, han construido, ladrillo de tinta tras ladrillo de tinta y de manos de los arquitectos ediles socialistas, una moción que ha acabado sembrando confusión y dialectos en lenguas inentendibles. Esa moción era algo así como el contraataque perfecto con el que contestar a la retirada de nóminas con la que García de Torres le ha amargado la vida política a tres de sus concejales tal y como una mujer despechada le haría a la economía de su marido en unas negociaciones del divorcio. Pero, los ediles constructores no contaban con que el Sumo Sacerdote que todo ayuntamiento tiene en lo que a la aplicación de normativa se refiere, el secretario municipal, tendría que decir la última palabra. Raudo, paró esa obra babeliana, para él, a la Corporación dudando de su legalidad.

Normal, los concejales intentaban asemejarse al ahora todopoderoso alcalde, quien posee todas las delegaciones municipales después de quitárselas a dos de sus concejales y de que los otros cuatros se las dieran como respuesta a esa retirada. Cuando algo así ocurre, el ambiente suele comenzar a teñirse de tintes confusos.

Tras ese episodio, ahora ese ambiente está más enrarecido aún y preparado para servir de inspiración a nuevos desentendimientos dialécticos en el senado pozoalbense. No hace falta que lo profeticen Isaías, Jeremías o Elías. Es el nuevo testamento que dibuja una situación kafkiana que camina hacia Pablo Iglesias sabe dónde. El penúltimo capítulo -habrá más, no se ha acabado la temporada de este culebrón- tuvo lugar apenas dos días más tarde del capítulo anterior. Cuentan las sagradas actas donde se plasma lo que ocurre en los plenos municipales que cuando se trató la urgencia de debatir una propuesta popular para parar la obra que impide la alineación del paseo Marcos Redondo -el gran caballo de batalla de la oposición- saltó la confusión. Ya le tenían cogida la matricula al secretario después de que no prosperara la urgencia para quitarle el sueldo al alcalde. ¿Por qué ahora sí procede y antes no?, se decían. Todos comenzaron a hablar lenguas totalmente distintas y a discutir en un volumen no apto para quién no es sordo. Y es que la verdadera Torre de Babel es esa obra.

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