Provincia

El paisaje infinito

  • El cultivo de olivar aspira a ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco por sus singularidades

Allá donde llega la vista, se extienden los olivares. Los cultivos rectilíneos dibujan figuras geométricas en los cerros y abrazan pueblos de casas bajas. A veces una construcción blanca motea el horizonte; hay caminos que zigzaguean entre lomas pintadas a pinceladas de verde oscuro y se pierden en la lejanía; las parcelas irregulares se suceden, una veces un rectángulo perfecto, otras trapecios que encajan como un puzzle gigante, siempre líneas paralelas de árboles que parecen no querer tocarse. "Igual que se dice que una ardilla podía cruzar la Península hace siglos saltando de árbol en árbol sin tocar el suelo, ahora puede cruzar casi toda Andalucía saltando de olivo en olivo", compara a El Día el presidente de la Diputación de Jaén, Francisco Reyes, uno de los artífices de que el paisaje de olivar aspire a convertirse en Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco. La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, reivindicaba el miércoles durante la inauguración de la Feria del Olivo de Montoro este reconocimiento y animaba a exprimir todos los recursos asociados al cultivo, ahora también a través del turismo.

El expediente que ultima la Diputación jiennense intenta definir los límites de la zona patrimonial, ya que "olivares hay muchos en Andalucía, pero no todos son iguales ni tienen el mismo valor", dice Reyes. Así que los expertos se decantan por proteger la "mancha de olivar con continuidad física". Jaén, Córdoba, Granada, Málaga, Sevilla y parte de Cádiz formarían parte, a priori, de la superficie protegida; Huelva y Almería serían las dos únicas provincias andaluzas que quedarían fuera, explica el también vicepresidente de la Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO), ya que aunque cuentan con parcelas dedicadas a este cultivo romperían la continuidad que "hace único este paisaje". De conseguirse este objetivo, se trataría de uno de los mayores bienes del Patrimonio Mundial por extensión, asegura Reyes.

El olivar -explica- es en primer lugar un bosque de 150 millones de árboles, un "bosque singular" porque está "humanizado" y porque "es fundamental para el desarrollo económico" de numerosos municipios andaluces. Desde el punto de vista del medio ambiente, es un "gran sumidero" para el dióxido de carbono. Y luego, claro está, está su importancia etnológica y cultural, pues tal vez no exista ningún otro árbol en el mundo con tanta riqueza histórica, tantas leyendas, tanto pasado; el devenir del Mediterráneo, desde luego, no se entendería sin este cultivo, dice Reyes. La "singularidad" de esta postal también la aportan los pueblos blancos totalmente rodeados de árboles y las casas de labor que hacen posible su cultivo. "Es un tapiz verde que cubre la tierra desde que cruzamos Despeñaperros", un mar de olivos que en algunos puntos, literalmente, se funde con la costa.

Para la Unesco, el término "paisaje cultural" abarca una diversidad de manifestaciones de la interacción entre el hombre y su medio ambiente natural. Los paisajes culturales reflejan con frecuencia técnicas específicas de uso sostenible de la tierra, y toman en consideración las características y límites del entorno natural en el que están establecidas, y una relación espiritual específica con la naturaleza. De este modo, la protección de los paisajes culturales puede contribuir a las técnicas modernas de uso sostenible de la tierra y a mantener o incrementar los valores naturales del paisaje. Bajo estos argumentos, la Unesco considera que la protección de los paisajes culturales tradicionales es, por lo tanto, útil para el mantenimiento de la diversidad biológica. En la actualidad, España cuenta con distintos paisajes declarados Patrimonio de la Humanidad, como el es el caso del Paisaje Cultural de Aranjuez, el Paisaje Cultural de la Sierra de Tramontana (Mallorca), Las Médulas (León), el Monte Perdido (Pirineos) o el Palmeral de Elche. El olivar superaría en extensión a todos estos, dice el presidente jiennense.

La iniciativa de que el paisaje del olivar sea Patrimonio Mundial tuvo un primer intento en 2008, cuando el pleno de la Diputación de Jaén aprobó iniciar las gestiones para alcanzar esa declaración. "Por entonces, por unas u otras razones, no se vio adecuada su tramitación, a pesar de que existían reiteradas sugerencias desde la propia Icomos -órgano asesor de la Unesco- para la tramitación del expediente", recuerda el presidente de la institución provincial jiennense, que se refiere también a la iniciativa emprendida por La Rioja y el País Vasco para que el paisaje cultural del vino y el viñedo de La Rioja y Rioja Alavesa obtenga este reconocimiento.

El olivar es parte indisociable del día a día en la provincia de Córdoba, sólo superada por Jaén en hectáreas de este cultivo. En concreto, son 343.640, el equivalente al 22,47% de la extensión de olivar en Andalucía -Jaén representa el 37,37%-, según los datos del Plan Director del Olivar Andaluz. El censo agrario, por su parte, señala que en Andalucía se contabilizan 169.459 explotaciones cuya orientación técnico económica es el olivar. Jaén es, de nuevo, la provincia andaluza que cuenta con mayor número de fincas de este tipo, con un total de 63.772, que representan aproximadamente el 38% del total de explotaciones olivareras andaluzas. Le sigue sigue Córdoba, con el 17,6% de las explotaciones. Respecto a las dimensiones, predominan las de un tamaño comprendido entre 1 y 5 hectáreas (58,5% del número total de explotaciones y el 15,8% de la superficie total), seguidas por las que se encuentran entre 5 y 10 hectáreas (17,7% del total de explotaciones y el 12,6% de la superficie total). Esto implica que son miles las familias cordobesas que tienen una pequeña parcela destinada a este cultivo como complemento a la economía doméstica. Así ocurre en municipios eminentemente olivareros como Baena, Priego, Nueva Carteya o Castro del Río.

Todos estos datos se materializan en una producción que equivale a más del 60% del agro provincial. En términos monetarios, esto supuso más de 700 millones de euros en el año 2013, considerado récord en la provincia con 362.000 toneladas de aceite, de las que 238.000 se dedicaron a exportaciones. Y en Córdoba, además, la cantidad no está reñida con la calidad, como lo demuestran las cuatro denominaciones de origen del aceite en la provincia: Baena, Priego, Lucena y Montoro-Adamuz.

La alcaldesa de Montoro, Ana María Romero (PSOE), ocupa precisamente la presidencia de la Asociación Española de Municipios del Olivo. "La declaración del paisaje de olivar como Patrimonio de la Humanidad supondría un avance más en la economía de muchísimas localidades como Montoro", reflexiona. Su Ayuntamiento, de hecho, inició hace años el trabajo para convertir el oleoturismo en una actividad económica de futuro; prueba de ello es que algunos de los muchos molinos del siglo XVII que hay diseminados por el término municipal han sido rehabilitados por sus propietarios y funcionan ahora como alojamientos rurales con encanto. "Igual que hay rutas del vino, debemos poner en marcha rutas del aceite", propone. "Todavía queda mucho trabajo por hacer para potenciar el oleoturismo, pero hemos empezado a andar un camino y no hay marcha atrás", dice. Los municipios olivareros de Jaén, donde la apuesta por unir turismo y agricultura empezó mucho antes, recibieron el año pasado a 3.000 americanos, recuerda el vicepresidente de AEMO: "Van a los campos y les enseñamos a varear y todo el proceso de obtención del aceite, es una experiencia completa", dice Francisco Reyes. Y es que ahora, más que nunca, no se le pueden poner puertas al campo.

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