El día de San Juan de Ávila reúne a 200 sacerdotes en la basílica

El obispo preside una eucaristía en la que anima a aprender de los textos del Doctor de la Iglesia

Clérigos asistentes a la liturgia.
Clérigos asistentes a la liturgia.

Alrededor de 200 sacerdotes de toda la Diócesis acudieron ayer a Montilla para celebrar el día de San Juan de Ávila de Montilla, patrón del clero secular español, una fecha que en esta ocasión se ha vivido de manera especial por coincidir con el Año Jubilar dedicado al Doctor de la Iglesia. La Diócesis destacó que la fiesta litúrgica de ayer, que estuvo presidida por el obispo, Demetrio Fernández, adquirió por tanto un "significado especial".

Las puertas de la basílica pontificia, que contiene el sepulcro del santo, se abrieron a primera hora para iniciar una jornada cargada de actos: rezo del oficio divino, oración con textos del doctor de la Iglesia y, ya a mediodía, una eucaristía presidida por el prelado cordobés. Durante su homilía, Fernández hizo un recorrido por la vida del santo y recordó el "deber como Diócesis de difundir su mensaje y su figura, especialmente en este Año Jubilar". Aludiendo al carácter sacerdotal de este santo, que vivió más de dos décadas en Montilla, el obispo instó a los casi dos centenares de sacerdotes presentes -el 90% del clero de la provincia- a "aprender de él y a imitarlo en su santidad".

Por primera vez, el 10 de mayo se ha celebrado con rango "de solemnidad" en la Diócesis. Fue el 10 de mayo de 1569, al comenzar el día, cuando el alma del santo maestro "voló al cielo, dejando en la tierra sus despojos mortales hasta el día de la resurrección final", recuerda el obispo en su carta semanal, dedicada a esta festividad. En Montilla se guardan estos restos "con veneración como preciosas reliquias en el sepulcro de la basílica, donde celebramos especialmente su fiesta, el día en que nació para el cielo". "Todavía conservamos su casa, su habitación, su lecho de muerte", recordó además el obispo. La casa donde vivió el patrón del clero español, de hecho, se mantuvo abierta desde las 09:00 hasta las 12:00.

Su cuerpo y sus reliquias "nos ponen en contacto con su persona, que no está muerta, sino que sobrevive en su alma con Dios gozosamente en el cielo", reflexiona el prelado en su escrito. El trato con su persona se siente "especialmente intenso junto a su sepulcro", junto a los lugares en los que vivió y "especialmente en Montilla, desde donde partió para estar definitivamente con Dios en el cielo". Por eso, animó a peregrinar hasta su sepulcro. De hecho, las visitas a la basílica, situada en la calle Corredera, en pleno centro de la localidad, han aumentado exponencialmente durante el Año Jubilar.

Fernández dijo que la figura de San Juan de Ávila se agranda "cuanto más le tratamos". "Un hombre polifacético, que ha vivido centrado en Dios y haciendo el bien a los demás, sobre todo por medio de su ministerio pastoral de predicar, aconsejar, dirigir a las almas por el camino de la perfección cristiana", lo describe. Un santo con una personalidad "muy atractiva, en su juventud inquieta, en su radicalidad para seguir a Jesucristo perdiéndolo todo por él". En sus pruebas, sufriendo cárcel por las "envidias y las intrigas humanas, y aprovechando esas pruebas para identificarse con Cristo crucificado".

La fiesta de San Juan de Ávila es una "ocasión para renovar nuestra vocación a la santidad, para renovar nuestro ardor misionero y para volver a descubrir cuánto bien hace un sacerdote santo a la Iglesia y a la sociedad, dejando una estela de bien para las generaciones venideras", dijo el obispo.

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